Los que crecimos viendo cómo los coches del Grupo B recortaban cunetas de careteras indómitas como nunca después se ha vuelto a hacer recordamos a aquellos coches como auténticos mitos del mundo del motor. La introducción del Grupo B en el Campeonato del Mundo de Rallyes en 1982 fue resultado de una evolución dictada por la industria. Pasar de la tracción trasera a coches con tracción total. A partir de entonces los fabricantes tendrían tres clases entre las que elegir: Grupo N (coches de producción estándar), Grupo A (coches de producción modificado), y la mas desenfrenada Grupo B (coches deportivos modificado).
El Grupo B permitió que Audi compitiese con su todavía nuevo sistema Quattro de tracción total, toda una garantía a la hora de afrontar variadas superficies etapa rally. El sistema de tracción total permantente debutó en 1980 el Quattro Coupe (un coche basado en el Audi 80) y pronto se convirtió en uno de los rasgos definitorios de la marca.
Las normas de homologación FIA Grupo B exigían que debían fabricarse al menos 200 unidades de cada vehículo que saliesen a la venta, lo que logró que auténticas bestias del asfalto estuviesen disponibles para la venta al público. No eran los fabricantes los que diseñaban un coche y luego un equipo de preparadores deportivos lo modificaba. Nacía directamente pensando en la competición y luego los fabricantes eran quienes debían vender esas unidades tan especiales. ¿El mundo al revés? Puede, pero nos regaló algunos de los mejores coches deportivos de la historia.
Los ingenieros en Ingostadt propusieron un modelo bautizado Audi Sport Quattro. Aunque el Ur-Quattro (los «Quattro originales» para los entusiastas alemanes) ya había empezado a dominar con sus cuatro ruedas motrices, su pesado chasis monocasco, larga distancia entre ejes y problemas de equilibrio causados por su motor montado longitudinalmente (se basaba en el modelo de producción), fueron obstáculos insalvable contra coches construidos ex professo, como el Lancia 037.
Por eso los Quatto A1 y Quatto A2 fueron jubilados para dar paso al Audi Sport Quattro, un modelo que solventase todos esos problemas. Fue desarrollado totalmente aparte de las operaciones de automóviles de serie. Empezaron por recortar mucho su distancia entre ejes y su chasis monocasco de acero, que fue construido por Baur, también contaba con paneles de carbono y Kevlar para mantener a raya su peso.
Bajo el capó se montó un motor de cinco cilindros de 2.133 cc. de aluminio, con cuatro válculas por cilindros y turboalinentado… que rendía más de 450 CV de potencia y aceleraba de 0 a 100 km/h en en solo 4,8 segundos, por lo que fue uno de los coches más rápidos jamás construidos para uso en carretera cuando debutó. Su sistema de frenado de competición calcaba al desarrollado para el Porsche 917, con pinzas de cuatro pistones y discos perforados y ventilados que le daban una potencia de frenado espectacular.
A esta máquina se subieron los mejores pilotos del mundo en su época, como Stig Blomqvist, Hannu Mikkola, Michèle Mouton o Walter Röhrl. Así, Audi Sport dominó el WRC durante toda la temporada 1984. La última victoria del Sport Quattro llegó a manos de Stig Blomqvist y Björn Cederberg, quien corrió uno a principios de noviembre de 1984, en el Rallye Costa de Marfil en África, donde el equipo se llevó el título de constructores.
Por supuesto, Audi construyo sus unidades de calle basadas en el prototipo de competición. Exactamente, 214 unidades, que se vendieron a clientes selectos a través de distribuidores especializados, por cifras bastante considerables. No tenían tanta potencia como el de carreras, pero era más que suficiente. El motor con turbocompresor de cinco cilindros y 2133 cc rendía 302 CV (225 kW) de potencia y 350 Nm de par, enviados a su sistema quattro de tracción total a través de una caja de cambios manual de cinco velocidades.
No faltaba la suspensión independiente con muelles helicoidales y barras estabilizadoras delantera y trasera, discos de freno ventilados y perforados con pinzas de cuatro pistones y un sistema ABS selectivo para adaptarse a las condiciones de la carretera. Una auténtica máquina de carreras.
Si nos hemos acordado ahora de este mítico modelo es debido a que una unidad de estas de calle, posiblemente la mejor conservada, sale a subasta mañana. Todo es original registra, apenas 8.300 km en su odómetro y solamente ha tenido dos propietarios. Fue adquirido por su actual dueño (americano), que lo compró a su primer propietario, el coleccionista japonés Yoshikuni Okamoto.
Puntado en blanco, este coche con número de chassis WAUZZZ85ZEA905147 tiene el interior de cuero gris y asientos deportivos Recaro forrados de tela, y cuenta con las llantas de aleación blancas originales de fábrica. Se entrega recién revisado por Audi, con el kit de herramientas originales, el manual del propietario, la radio instalada con manual y un juego extra de cinturones de seguridad de carreras.
La subasta se celebrará mañana 16 de enero de 2015 en Arizona y su precio de partida oscila entre 285.000-387.000 euros. Se trata de un precio ato, desde luego, pero muchos expertos ya apuntan que, en el futuro, los mitos del Grupo B serán como los Bugatti de competición de inicios del siglo XX, así que podría ser una inversión más que interesante. Y es que cualquier coche que haya pasado por el Grupo B se ha convertido en icono. Entre ellos el Sport Quattro, al que Audi rindió homenaje con el Sport Quattro Concept en el Salón de Frankfurt de 2013. Ojalá algún día llegue a producción…
[ACTUALIZACIÓN 19/1/2015: el coche fue vendido por 401.500 dólares]
Fuente: RM Auctions
Galería de fotos (de Erik Fuller, cortesía de RM Auctions(: