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Bugatti Coleccion Schlumpf (1)
Luis Blázquez

La colección de Bugatti de los hermanos Schlumpf: tenerlos y no disfrutarlos

Bugatti no es una marca que necesite de demasiada descripción; tal vez si la forma de su parrilla delantera. Durante la década de los 20 y 30, sus coches dominaban el mundo de las carreras, y también ha creado algunos de los coches deportivos más lujosos del mundo, y también de los más rápidos gracias al Veyron y el Chiron, y sus múltiples ediciones especiales. Y si algo no ha cambiado, es que solo unos pocos pueden hacerse con uno. Aunque Federico “Fritz” Schlumpf compró 30.

Bugatti y Schlumpf son dos nombres que han estado interrelacionados durante mucho tiempo. Compró su primer coche con la insignia de Ettore a la edad de 22 años, en 1928, y lo conducía los fines de semana y en algunas competiciones.

El entusiasta suizo se mantuvo en contacto con la empresa, con sede en Alsacia, en los años venideros, aunque su pasión por el coleccionismo no se desarrolló realmente hasta 1961. En 1935 fundaron la Société Anonyme pour l’Industrie Lainière(SAIL), una sociedad limitada que comercializaba lana.

Después de la Segunda Guerra Mundial, compraron varias fábricas en Alsacia hasta dominar casi por completo la industria textil en el este de Francia. En 1957, adquirieron una planta en desuso en la localidad de Mulhouse para construir su propio museo del automóvil en honor a su amada madre y Ettore Bugatti, pero principalmente para el propio Fritz Schlumpf. Después de todo, coleccionar los modelos de Bugatti se había convertido en su obsesión. A partir de 1961, compró y compró hasta ser en el principal coleccionista de la marca.

De hecho, Schlumpf consiguió crear la exposición de coches más grande del mundo, ahora visible en un área de más de 25.000 metros cuadrados, donde hay 400 de los automóviles más raros, magníficos y valiosos del mundo.

Eso también incluye el conjunto más grande y completo de vehículos Bugatti que existe. Pero ello no fue tarea fácil. Comenzó contactando a algunos propietarios a lo largo del globo gracias a un antiguo conocido cuyo contacto aún mantenía en la agenda, Hugh Conway, del British Bugatti Owners Club.

Conway puso a Schlumpf en contacto con John W. Shakespeare, que tenía una colección de 30 ejemplares escondidos cerca de su casa en Hoffman, Illinois (EE. UU.). Schlumpf le hizo una oferta de 70.000 dólares de 1963, unos 540.000 euros actuales.

Shakespeare respondió con una contraoferta: 105.000 dólares (810.000 euros). La colección fue evaluada por el experto, Bob Shaw, quien descubrió que la mayoría de ellos estaban en malas condiciones, pero Schlump volvió con una última oferta: 80.000 dólares (615.000 euros).

Después de duras negociaciones, amenazas mutuas y chantaje, Schlumpf y Shakespeare por fin acordaron un precio de compra de 85.000 dólares (655.000 euros) al año siguiente, incluido el transporte a Francia

En 1962, Shakespeare se había dedicado a recolectar vehículos Bugatti desde la década de los 50. El primero fue un Bugatti Type 55 de 1932, seguido por un Type 41 Royale Park Ward de 1933, una docena de Type 57 (1934-1939), tres Type 55 (1931-1935) y el eléctrico personal Type 56 de Ettore Bugatti de 1931.

La treintena fue enviada por ferrocarril a Nueva Orleans, donde fueron cargados en un barco y transportados a Le Havre, en tierras europeas. Schlumpf y su hermano emitieron un comunicado de prensa anunciando planes para construir un museo en 1965, pero nunca se abrió al público.

La industria textil francesa cayó, y las huelgas laborales por sombrías prácticas comerciales, por lo que los hermanos Schlumpf huyeron a Suiza en la década de los 70. Sin embargo, en 1977, los empleados descubrieron el escondite de los coches.

Desafortunadamente, ninguno de los suizos pudo disfrutar demasiado de lo que lograron reunir. Lo que dejaron atrás es una de las colecciones más extraordinarias de vehículos antiguos, que incluye alrededor de un centenar de los clásicos más raros de Bugatti.

Parte del conjunto formó la base del Cité de l’Automobile, un museo que comenzó con el respaldo del gobierno francés en Mulhouse, Alsacia, cumpliendo el sueño de Schlumpf de un museo centrado en exclusiva en los modelos del prestigioso fabricante. Por otro lado, algunos de ellos forman parte de la colección Mullin Automotive en Oxnard, California.

Fuente: Bugatti
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