Cuando hicimos un repaso a los tipos de motores según la distribución de sus cilindros, había algunos que nos sorprendían por su exclusividad. Mencionamos mecánicas que habían sido utilizadas en el pasado y que ahora sería imposible por las emisiones. Probablemente uno de los más recordados con añoranza sea el motor rotativo Wankel, aunque hoy vamos a hablar de otro. El motor V4, ya prácticamente extinto en vehículos de cuatro ruedas, todavía mantiene ese aura de fascinación a su alrededor.
En primer lugar vamos a hablar del formato, bastante simple a priori. Se trata de un cuatro cilindros con dos bloques de dos cilindros enfrentados formando la V. Las ventajas principales eran sus dimensiones compactas y el poder compartir una misma culata para los dos bancos de cilindros si se colocaban en un ángulo bastante cerrado (veremos ejemplos a continuación). Su primera aplicación data del siglo XIX, con un V4 a 90º creado por Émile Mors en París.
A pesar de su refinamiento, la idea no consiguió cuajar y lo montaron pocos automóviles. La primera vez que un gran fabricante apostó por este tipo de mecánica fue Lancia en la década de 1920. Comenzó con un bloque de aluminio que montó en primer lugar en el Lambda y posteriormente fue aprovechado por otros modelos como los Augusta, Artena, Aprilia o Appia. Cambiaban su tamaño y su potencia, pero la filosofía era la misma, con un ángulo estrecho de 20º.
El máximo esplendor del motor V4 llegó con el Lancia Fulvia, un vehículo que cautivó a muchos durante la década de 1960. En este caso se desarrolló una V más estrecha aún (unos 12,5 º) para que los bancos de cilindros compartieran la misma culata. También hubo varias versiones, pero la más destacada era el HF Serie II con sus 1.6 litros y 132 CV, que tenía un ángulo de 11,2 º. Lamentablemente esta mecánica desaparecía con el modelo en 1976, siendo sustituida por el cuatro cilindros en línea, más convencional y barato de producir.
Sin embargo, la marca italiana no fue la única en montar el motor V4 en serie. Ford también experimentó con dos versiones distintas en Europa. Por un lado tenían el V4 alemán, que era montado en el Ford Taunus, y por el otro un V4 británico, montado en el Ford Essex. En ambos bloques había un ángulo de 60 º, aunque las versiones alemanas eran más compactas (entre 1.2 y 1.7 litros) frente a las inglesas (de 1.7 y 2.0 litros). Posteriormente la primera generación del Ford Capri también llegaría a montar el bloque V4, además de otros modelos como el Granada o el Cónsul.
Y a finales de los 60 había una marca en búsqueda de una mecánica para reemplazar a su pequeño tres cilindros y dos tiempos. Saab eligió el V4 de Ford (el alemán) para este propósito por su sencillez y fiabilidad. Lo comenzaron a equipar en sus modelos 95, 96 y Sonett. También lo terminaron dejando de lado cuando llegó el Saab 900, que ya montaba un cuatro cilindros en línea. Este V4 de Ford también fue utilizado por el Matra 530.
Otro apéndice en la historia del motor V4 le corresponde a ZAZ Zaporozhets. Fue la encargada de hacer los coches más populares en la Unión Soviética, teniendo su sede en Ucrania hasta su desaparición en 1994. En este caso, los motores eran diseñados por MeMZ, tenían un tamaño muy reducido (hasta 1.2 litros) y un ángulo de 90 º. Como anécdota, Vladimir Putin todavía conserva un ZAZ-968 de 1972.
A partir de la década de los 70, el motor V4 fue desfalleciendo mientras que el cuatro cilindros en línea iba ocupando su lugar. En motocicletas se han seguido utilizando regularmente por sus formas, que encajan a la perfección en sus chasis. En modelos de cuatro ruedas los motores en V se han quedado, pero siempre con más cilindros (son habituales los V6, V8 y quedan V10 y V12). La última aplicación conocida de nuestro querido motor V4 fue en competición. El Porsche 919 Hybrid que compitió en Le Mans y que ahora bate todo tipo de récords lleva una evolución muy particular e hibridada.
Fuente: CarThrottle