Cada vez se ven menos, pero todavía algunos se distinguen por las carreteras hoy en día. Algunos modelos se hacen inconcebibles sin ellos. ¿Qué tienen en común los clásicos como el R25, el Peugeot 505 o Citroën CX? Todos estos coches contaban con unos inconfundibles faros amarillos.
Pero estas luces no eran solo habituales en las marcas francesas, otros modelos como el Ford Sierra, Golf MK2, Mercedes 300 también nos vienen a la memoria con el amarillo característico en su parte delantera. Estos faros eran muy habituales durante el siglo pasado por una razón de seguridad o estética, pero hoy en día están prácticamente desaparecidos.
Francia, la cuna de los faros amarillos
Que la mayoría de coches con faros amarillos sean franceses no es una casualidad. En reglamento del país galo establecía la obligatoriedad de montar luces antiniebla delanteras de este color. Siguiendo el ejemplo francés, otras marcas o propietarios particulares decidieron imitarles, ya fuera por motivos estéticos o por seguridad.
Y es que la seguridad es el origen de estos faros amarillos. La normativa que obligaba a los coches a llevar luces amarillas se remonta en Francia hasta 1936. En ese año se estableció que todos los automóviles que se produjeran a partir del 37 deberían llevarlas, y los antiguos tenían hasta 1939 para pasarse al nuevo estándar de iluminación. Los vehículos que no llevaran estas luces serían multados.
Esta decisión venía motivada por los informes de la Academia de Ciencias Francesa, que había señalado que las luces amarillas provocaban menos deslumbramientos y, además, dotaban de una mejor iluminación durante los días de niebla. Siguiendo estas recomendaciones, todos los coches franceses pasaron a adoptar los faros amarillos durante muchos años.
Pero hay otra motivación que se suele comentar, aunque parece no ser más que una leyenda urbana. Esta tiene que ver con el momento histórico en el que se realizó este cambio de normativa. El Gobierno francés, según esta teoría, buscaba poder identificar por la noche los coches de su propio país. Esto, sobre todo llegada la Segunda Guerra Mundial, podía ser una importante ayuda.
¿Son realmente más seguros?
Esta es la pregunta del millón, y una respuesta rápida sería sí, aunque dependiendo de las condiciones. El ‘amarillo selectivo’ es el color exacto que llevaban los coches, un tono más apagado, menos brillante, que el amarillo común o los colores ámbar. Como es sabido, el blanco se consigue con la suma de todos los colores del espectro. Si a esa unión total se le quita el azul y los violetas, sale este ‘amarillo selectivo’.
Explicado por sencillez, el color es una cuestión de ondas. Las hay más cortas y más largas. Las más cortas son las moradas, y van ampliando su tamaño pasando por las azules, verdes, amarillas, naranjas y finalizando en las rojas. Las de menor tamaño son más complicadas para apreciar y distinguir por el ojo humano, y lo contrario ocurre con las más largas. Por lo tanto, el ojo humano ve mejor las luces amarillas y ámbar, por lo que una luz en estos tonos será más visible, sobre todo en la oscuridad o en la niebla.
Además, al eliminar los azules y violetas para llegar a estos colores, se reducen los reflejos que se puedan producir en el agua o la nieve.
Los faros amarillos en la actualidad
Si la luz amarilla es más segura, ¿por qué los coches de hoy en día no la llevan? La razón hay que buscarla en otro cambio de normativa, esta vez realizado a finales del siglo XX.
La década de los ochenta posiblemente fue la época dorada de los faros amarillos. Muchos usuarios decidieron montar estas características luces en sus coches, sin importar que fueran franceses o no. Pero, a partir de los noventa, la cosa cambió. En 1993 Francia daba un giro completo y revocaba su histórica normativa que obligaba a llevarlas.
El motivo se encuentra en las nuevas normativas comunitarias de la Unión Europea, que buscaban la homogeneidad. En toda la Unión está prohibido circular con estos faros, aunque se pueden encontrar algunas excepciones.
En el caso de España, todavía es posible ver vehículos que lleven las luces antiniebla amarillas de una forma totalmente legal. La normativa española indica que está prohibida la circulación con estas luces salvo en el caso de que el vehículo esté matriculado por primera vez antes del 27 de julio de 1999. Los automóviles anteriores a esa época que ya equipasen estas bombillas pueden seguir utilizándolas con total normalidad.
El resto, los vehículos matriculados con posterioridad, lo tienen prohibido, aunque todavía hay algunos propietarios que siguen modificando sus coches para ponerles luces amarillas. Un coche de este tipo no podrá pasar la ITV, y si son parados circulando con estos faros se enfrentan a una multa.
La pregunta del millón es: Si las luces amarillas son más seguras, ¿por qué están prohibidas? El motivo es el mal uso que se puede hacer de ellas. Aunque en condiciones de lluvia, niebla o nieve permiten una mayor visibilidad, si son usadas en otras circunstancias pueden provocar deslumbramientos.
Además, los nuevos sistemas de iluminación de LED o Xenón son tan eficaces que muchas marcas han dejado de incorporar luces antiniebla.