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concesionario china
Luis Ramos Penabad

Esta ley de emisiones china trae de cabeza a los fabricantes de coches europeos

China es el país que más está dando que hablar en la automoción. Normal. Desde hace una década es el primer mercado mundial y para atenderlo las fábricas europeas han trasladado ahí buena parte de su producción. Con destino al mercado interno chino y, en el caso de algunos modelos, con la fabricación mundial en exclusiva.

Junto a Tesla, hoy China domina la fabricación de coches eléctricos y también el desarrollo de sus tecnologías. Las marcas europeas no consiguen, por ahora, productos similares a precios competitivos y se nota en el mercado. La estrategia de muchas de ellas es la de estirar la producción de coches con motor de combustión, que dejan beneficios para luego reinvertirlos en productos electrificados. Pero parece que eso, al menos en China, va a ser un problema.

El país asiático está a punto de entrar en vigor la normativa de emisiones 6b. En concreto, el 1 de julio. Se trata de una evolución de la actual 6a, que comenzó a aplicarse en 2020 con el objetivo de que los coches nuevos vendidos fuesen más limpios. Algo similar a las leyes con las que cuenta Estados Unidos o Europa (aquí ahora contamos con la euro 6d-Temp y en septiembre llega la euro 6e).

La norma china endurece mucho la actual, con unos límites máximos de NOx que bajan a la mitad respecto de los actuales. Vender coches de combustión se va a poner más complicado en China, al menos baratos, sin los sistemas de control de emisiones adecuados (que encarecen los vehículos).

El problema es que los fabricantes (sobre todo europeos) tienen una cantidad de coches fabricados que no cumplen esa futura norma. Y en apenas un mes, no podrán venderlos. Eso, a pesar de que la CADA (Asociación de Distribuidores de Vehículos de China), busca una moratoria de seis meses, para retrasar más allá del 1 de julio la entrada en vigor del mes. En los últimos meses las rebajas de coches fueron enormes, algo similar a lo que ocurrió en España con coches que iban a subir de precio hace unos años, obligando a retrasar la normativa WLTP (pasaban a un nuevo tramo del impuesto de matriculación, al medirse más fidedignamente las emisiones).

China, lanzada a por los eléctricos

Las ventas de coches eléctricos en China ya suponen un 25 % del total. Han duplicado la cuota de mercado en apenas dos años, ya que en 2021 eran el 13%. La mayoría de marcas locales han apostado decididamente por una esta nueva tecnología y han conseguido que marcas como Tesla hayan tenido que bajar precios para que sus coches siguiesen siendo competitivos.

Ojo, también marcas chinas se han visto empujadas a bajar precios de sus vehículos para darles salida, pero son las europeas, sobre todo, las que más afectadas se han visto. Lo que en su día era un floreciente mercado para vender coches con tecnologías de propulsión amortizadas (las leyes anticontaminación eran más laxas que en Europa) está ahora castigando a los fabricantes.

Las marcas francesas que operan en China registran caídas de ventas superiores al 40 %, las alemanas del 21 % y las coreanas el 22%… Cierto es que estaban avisadas de la llegada de esta norma desde hace mucho tiempo, pero el giro al coche eléctrico, con crecimientos anuales de casi el 90% les ha pillado de imprevisto y sin vehículos de ese tipo a buen precio.

Europa… ¿hacia el mismo punto con la Euro 7?

En estos momentos Europa espera la que se concrete en cifras la norma Euro 7, que debe entrar en vigor el 1 de julio de 2025 para turismos y furgonetas (1 de julio de 2027 para camiones y autobuses). Y hay lío. Porque buena parte de la industria y de la sociedad cree que no tiene sentido este paso intermedio antes de 2035, año en que solamente se podrán vender coches sin emisiones locales (o con combustibles sintéticos, tras la petición alemana).

Aplicar una norma anticontaminación más estricta tendría dos problemas:

  • Los coches con motor de combustión serían más caros y modelos de acceso tendrían que dejar de venderse.
  • La industria no podría centrar sus inversiones en el coche eléctrico.

Son ya ocho los países europeos que se han unido contra la Euro 7 con estos argumentos. Sería brindar el mercado a fabricantes que hoy en día tienen –es justo reconocerlo– más avanzada la tecnología de propulsión eléctrica, de baterías y toda la industrialización adyacente… sin dar tiempo a que la reconversión de la industria del automóvil europea.

Vía: NBD

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