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Renault Tarjeta Coche (1)
Luis Blázquez

Se cumplen 20 años del sistema de acceso y arranque sin llave

En la actualidad, el acceso y arranque sin llave ha convertido en un equipamiento de serie muy común, al igual que el cierre centralizado en los primeros compases del siglo XXI. Este pequeño detalle, hoy habitual, no existía hace un par de décadas. De hecho, fue exactamente hace dos décadas cuando Renault propuso a sus clientes esta alternativa mediante la tarjeta de manos libres.

Todo comienza en 2001. Ese año Renault puso a la venta el Laguna (II), la berlina que prometía encarnar el coche moderno del siglo XXI. Para sus diseñadores, el proyecto aún necesitaba un par de toques innovadores, más allá del diseño o las cinco estrellas EuroNCAP. Poco antes de su lanzamiento, Bernard Dumondel, jefe de producto al cargo, estaba alojado en un hotel de Luxemburgo. Al utilizar la llave de su habitación (una tarjeta magnética), se le ocurrió una idea: ¿Por qué no sustituir la llave del coche por una tarjeta sin contacto?

El concepto de la tarjeta manos libres acababa de nacer. Presentó su concepto como prototipo al director del programa e, inmediatamente, la dirección general del Grupo se entusiasmó con la idea, incluido Louis Schweitzer, el entonces presidente y director general del Grupo Renault.

Se adoptó el proyecto y se patentó. Después del R16 TX, el primer coche francés en equipar el cierre centralizado (1973), y el Fuego, pionero (1982) del mando a distancia para cerrar y abrir las puertas, el Laguna (II) fue el primer coche equipado con una tarjeta.

En los años siguientes, Renault amplió su uso en otros modelos como el Espace y VelSatis para, posteriormente, democratizarlo extendiéndolo al resto de su gama (Clio, Mégane y Scénic, por entonces). Muchos nos quejamos del tamaño en su día –y en la actualidad– por su tamaño y su poca practicidad frente a una pequeña llave a la hora de guardarla. Pero detrás de la tarjeta se escondía un corazón electrónico muy sofisticado que se había programado para “dialogar” de una forma constante con el coche al que estaba asociado.

Al acercarse al vehículo, los receptores y emisores que se encuentran repartidos por todo el coche detectan la tarjeta, que emite entonces una señal de radio con un código de acceso. Si el coche reconoce el código, se desbloquean las cerraduras.

Toda esta operación no dura más de 80 milisegundos, un abrir y cerrar de ojos. Cuando el que lleva la tarjeta sale del vehículo, un calculador se comunica con la misma a intervalos regulares para saber si sigue cerca. Cuando la tarjeta deja de responder, el calculador ordena el bloqueo de las puertas.

Inventar la tarjeta manos libres, “era un reto tremendo y suponía asumir un riesgo”, confiesa Pascaline, jefa de producto transversal en la dirección de la compañía. A pesar de un pliego de condiciones completo, basado en más de 6.000 consultas a clientes sobre sus expectativas y hábitos, la primera versión del sistema presentaba algunos problemillas. Por ejemplo, la señal podía verse alterada por el entorno, como las luces de un aparcamiento. Cabe recordar que la tecnología apenas acababa de nacer y había que ponerse las pilas.

Algunos ejemplos de mejoras que se incorporaron al pliego de condiciones de la tarjeta manos libres supieron responder de manera eficaz a la estanqueidad, reforzar la solidez de la carcasa, desactivar el bloqueo automático al acercarse desde el ordenador de a bordo, esconder una llave física dentro de ella, poder configurar hasta cuatro tarjetas por vehículo que memorizase los parámetros personalizados de cada conductor (los ajustes de la radio, posición del asiento o climatización), y que actuase como un pasaporte al tener toda la información del vehículo.

¿Y cómo ha evolucionado la tarjeta manos libres de Renault? En estos 20 años de existencia, la tarjeta se ha mejorado tanto desde un punto de vista estético como tecnológico. En 2001, la primera versión se encargó al fabricante de equipos Valeo, y se conocía como “práctica”. La susodicha permitía a su portador cerrar y abrir el coche pulsando un botón en la superficie de la tarjeta o en el tirador de la puerta. En las versiones básicas se utilizaban como un mando a distancia, mientras que otras versiones proponían la función manos libres.

A bordo, la consola central incorporaba una ranura donde alojar la tarjeta y un botón “Start” para arrancar el motor. En 2007, Renault pasó a la tarjeta “mágica”. Provisto de ella, el dueño del coche solo tenía que coger el tirador de la puerta para desbloquear el coche. Desaparece la ranura a bordo. En 2015, Renault lanzó la quinta generación de la Espace (V). El monovolumen estaba equipado con una versión renovada y más eficaz de la tarjeta manos libres, asociada a una nueva secuencia de bienvenida luminosa y sonora.

En 2019, la expresión “manos libres” cobra todo su sentido: el bloqueo y desbloqueo se hacen de forma automática al acercar y alejar la tarjeta, como ya hacen la mayoría de fabricantes. En 2022, el Megane E-Tech 100 % eléctrico va más lejos en la experiencia manos libres. Gracias a unas antenas más eficaces, se detecta al portador de la tarjeta esté donde esté, y la secuencia de bienvenida acompaña a medida que uno se acerca a la par que se despliegan los tiradores enrasados de las puertas (ocultos en la carrocería) y demás funciones automáticas.

Fuente: Renault

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