Hay segmentos en el mundo del motor en los que no existe la crisis. Suele pasar con las esferas más altas, las más relacionadas al lujo y al alto poder adquisitivo. Hablamos de vehículos como los superdeportivos o las berlinas de representación, ejemplares que suponen un porcentaje pequeño del total del mercado pero que tienen mucha importancia a nivel de imagen de marca y posicionamiento. Es algo que nos queda mucho más claro después de haber probado el Audi A8 50 TDI 286 CV quattro tiptronic.
Aunque el A8 fue presentado en 2017 y lleva en el mercado ya un par de años, lo cierto es que es precisamente ahora cuando sorprende más. El motivo es que casi todos los modelos de la marca de los cuatro aros han ido adoptando algunas claves de su diseño y alguna de sus novedosas tecnologías. Eso solo puede significar que toda esa innovación que lanzaron en este modelo ha sido un éxito y por eso es tratado como un modelo a seguir.
En el caso del Audi A8, eso se viene haciendo desde los inicios. Su primera generación, que llegó en 1994, contaba con una carrocería hecha de aluminio que ya fue todo un adelanto para la época. Fue avanzando con el paso del tiempo y las generaciones hasta llegar a su cuarta entrega. Es la que hoy tenemos entre manos, un auténtico escaparate tecnológico tanto para disfrutar al volante como para viajar en sus plazas traseras.
Exterior
Cuando empezamos a admirar el exterior del Audi A8 las ideas principales que vienen a la cabeza son la elegancia y la sobriedad. Sin duda, no llamará tanto la atención como un BMW Serie 7 y su enorme parrilla. Introducía un lenguaje de diseño novedoso que fue adelantado por el prototipo Audi Prologue Concept y que al mismo tiempo mantiene la filosofía de la marca. Eso sí, ahora prima la horizontalidad y las líneas rectas por encima de las curvas.
Prueba de ello es la nueva parrilla Singleframe, que mantiene esa forma hexagonal pero es más ancha y va colocada en una posición más baja. También va acentuada por ese marco y listones cromados. A ambos lados hay unas ópticas estrechas y una firma lumínica bien reconocible gracias a la tecnología láser opcional que llevaba nuestra unidad. En la parte inferior del paragolpes también aparecen unas molduras cromadas para
Desde el lateral ya se puede apreciar su envergadura. Estamos ante un coche que tiene una longitud de 5.172 mm, una anchura de 1.945 mm, una altura de 1.473 mm y una distancia entre ejes de 2.998 mm. Y eso que estamos con la versión «normal», si optásemos por el Audi A8 L veríamos como la longitud crece hasta los 5.302 mm y la batalla se extiende hasta los 3.128 mm. Del perfil destacar los detalles cromados en los marcos de las ventanillas y en la parte baja de las puertas, además de las enormes llantas de 20 pulgadas que montaba nuestra unidad y que son opcionales.
Llegamos al tercer volumen de esta berlina de representación. La zaga no se quería quedar atrás y lo que más llama la atención son esos pilotos traseros OLED unidos por el centro y surcados por un listón cromado. Al abrir y cerrar el vehículo llevan a cabo un juego de luces que nos hace recordar a KITT, el coche fantástico. En la zona inferior aparece la misma moldura cromada que ha acompañado a los bajos en todos sus ángulos y también dos salidas de escape que son falsas, una práctica bastante extendida en la marca de los cuatro aros.
Interior
Si por fuera destacábamos la elegancia del Audi A8, por dentro vamos a destacar su dotación tecnológica. Ya dijimos que este coche era como un escaparate, el ejemplar perfecto para montar los últimos sistemas de la marca. Fue el primero en introducir un concepto que ahora ha saltado a todos los modelos de gama alta de Audi. El MMI touch response y esa configuración de doble pantalla ya están en los A6, A7, Q7, Q8 y seguro que vendrán más.
Como decíamos, en la parte central hay dos pantallas táctiles que cambiaron la forma de concebir los interiores para la marca. La superior, en una posición que suele ser la habitual en casi todos los coches, tiene 10,1 pulgadas y es la que aglutina la mayoría de funciones de infoentretenimiento. Sus gráficos son avanzados y su manejo preciso. Incluso dispone de respuesta háptica, es decir, nos devuelve una pequeña vibración para asegurarnos de que hemos «pulsado la tecla» sin tener que mirar.
Inmediatamente por debajo aparece la segunda pantalla, esta de 8,6 pulgadas y para otras funciones secundarias. Desde ella se puede controlar el climatizador y también dibujar caracteres para la navegación. También es bastante intuitiva y cuenta con respuesta háptica, pero aún así consideramos que el sistema MMI touch response quita mucha atención de la conducción. Requiere de cierto aprendizaje y hay funciones que mejor hacer desde parado.
Y no podía ser un Audi si no equipase la tercera pantalla, el Virtual Cockpit, esa instrumentación digital de 12,3 pulgadas que lleva varios años disponible en la gama. Han mejorado sus gráficos y ahora la información es más completa que nunca y personalizable. Se puede ir moviendo entre menús gracias a los mandos del volante, que por cierto, en este modelo estrenaba un llamativo diseño de cuatro radios horizontales que no deja a nadie indiferente.
Desde el asiento del conductor se puede apreciar la atmósfera de distinción que derrocha el Audi A8 por los cuatro costados. Se puede apreciar en los pequeños detalles, como esas salidas de aire que se esconden cuando el coche se apaga o la soberbia iluminación ambiental con una gran presencia y la posibilidad de elegir entre todo tipo de tonos. Todo lo necesario para dejar claro que estamos ante un coche diferentes y que hay pocos a su altura.
Eso se puede extrapolar a la calidad percibida de esta berlina de representación. En un ejemplar cuyo precio alcanza las seis cifras se puede esperar un nivel de lujo superior. Se nota en esa tapicería de cuero que recubre buena parte del habitáculo o en la presencia de Alcántara en el pilar A, techo y puertas. Si incluso el interior de las puertas y del maletero están recubiertos y las alfombrillas son más gruesas y agradables que en otros modelos. Lo que es casi imperdonable es todo el Piano Black que se utiliza y que empaña un poco el conjunto porque es un imán para la suciedad.
Toda hablar de habitabilidad y lo cierto es que el Audi A8 sale bien parado. Las plazas delanteras son auténticas butacas que destacan por su amplitud y comodidad, incluyendo bondades como los ajustes eléctricos, la calefacción, la ventilación y varios programas de masaje. Aunque también hay que decir que muchos de los compradores de este ejemplar viajarán en los asientos traseros, que es donde de verdad destaca este modelo.
Nada más abrir las puertas traseras, que tienen un ángulo muy generoso, ya se puede percibir el sobresaliente espacio que habrá aquí atrás. Es cierto que la plaza central (esta homologado para cinco pasajeros) es algo justa por anchura y por su prominente túnel de transmisión. Pero es que el A8 está pensando más para viajar en las plazas laterales, sobradas por espacio para piernas y cabeza, y sacar esa consola central que hay entre ambas. Y eso que es la carrocería convencional y no la de batalla extendida…
Se trata de un módulo que cuenta con los reglajes eléctricos de los asientos traseros (pueden casi tumbarse) y una pequeña tablet de 5,7 pulgadas. Es extraíble y permite cambiar la música, la climatización e incluso la iluminación ambiental. Aquí detrás también hay comodidades como los parasoles eléctricos, un toma de 12 V y otra para un enchufe convencional. Opcionalmente se pueden montar dos tablet de 10,1 pulgadas fijadas en los asientos delanteros con navegación a internet o televisión incluida.
Maletero
Toca pasar al maletero del Audi A8, que es una superficie que no comulga con sus dimensiones exteriores. Tiene una capacidad de 505 litros, lo cuál no es una mala cifra, pero estamos ante un coche de más de 5 metros y hay berlinas mucho más pequeñas que lo igualan. Todo hecho en favor de las plazas traseras, claro está. Tiene portón con apertura eléctrica, pero esa condición nos deja con una boca de carga más estrecha y elevada que los que tienen puerta convencional (y sube la luneta con ella).
Una vez dentro es cierto que tiene unas formas rectas muy aprovechables. La carga puede quedar dividida y fijada gracias a las redes y los ganchos de los laterales. También encontramos un generoso espacio bajo el piso, que en nuestra unidad de pruebas incluía una rueda de repuesto de emergencia. Probablemente la mayor pega que encontremos es que no se pueden abatir los asientos traseros para aumentar la superficie de carga, el maletero no conecta de ninguna forma con el habitáculo.
Equipamiento
El tema del equipamiento del Audi A8 es peliagudo. De serie es bastante completo, pero es en la lista de opcionales donde se abre el abanico de posibilidades de forma casi infinita, la única limitación la pone la cuenta bancaria del usuario. Ya de inicio estamos ante un coche que cuenta con llantas de 18 pulgadas, faros LED, asientos con reglajes eléctricos y calefacción, tapicería de cuero, climatizador bizona, iluminación ambiental o el MMI touch response con las pantallas que mencionamos anteriormente.
También está más que servido en cuanto a ayudas a la conducción. Cuando salió presumía de ser el primero en poder alcanzar el nivel 3 de conducción autónoma, aunque no se lo permitan las leyes de la mayoría de países. De serie ya trae algunas como la frenada automática de emergencia, el sistema Audi Parking System Plus o aviso de cambio involuntario de carril. Opcionalmente puede sumar otras más avanzadas como el Traffic Jam Pilot para acelerar y frenar solo en atascos, el Remote Parking Pilot que permite aparcar desde fuera del vehículo o la visión nocturna.
Y si seguimos indagando en la lista del equipamiento opcional nos damos cuenta de que nuestra unidad de pruebas va bastante cargada. No faltan esos faros láser que mencionamos antes, las llamativas llantas de 20 pulgadas, el paquete de cuero completo, el Head-Up Display, la climatización de cuatro zonas o el sistema de sonido Bang & Olufsen Advanced con 23 altavoces y una potencia de 1.920 W. Hay varios paquetes que aglutinan el equipamiento, como el paquete Audi Sport, el paquete Confort o el paquete LEDs
Motor
La gama mecánica del Audi A8 era otra de las grandes novedades del modelo. El motivo es que introducía la tecnología Mild Hybrid en todas sus versiones, que se benefician de la etiqueta ECO de la DGT. Esta microhibridación formada por un sistema eléctrico de 48 voltios tiene ventajas que se notarán en la práctica, como la reducción del consumo hasta en 0,7 l/100km con ese modo vela extendido que permite rodar con el motor apagado entre 55 y 160 km/h.
El modelo de acceso es el A8 50 TDI, que se trata de un V6 turbodiésel de 3.0 litros que desarrolla 286 CV y 600 Nm. Le sigue el gasolina A8 55 TFSI, que también es un V6 turbo de 3.0 litros que llega hasta los 340 CV y 500 Nm de par. En ambos casos la única transmisión disponible es la automática tiptronic de convertidor de par y ocho velocidades. También de forma obligatoria viene la tracción total quattro, que es una seña de identidad del modelo.
Con el paso del tiempo se han ido sumando más versiones a la gama. La berlina de representación suma una versión híbrida enchufable, el A8 60 TFSIe que cuenta con el motor V6 de gasolina, otro motor eléctrico y una batería de 14,1 kWh. Por otro lado, también está disponible el Audi S8, el tope de gama que va asociado a un motor de gasolina V8 biturbo de 4.0 litros que llega hasta los 571 CV y 800 Nm de par para los que busquen unas prestaciones mayores.
Nosotros estamos probando la versión diésel de acceso, probablemente la que más se venda. El V6 TDI de 3.0 litros tiene unas prestaciones bastante conseguidas para tratarse de un coche de su peso y dimensiones. Acelera de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos y su velocidad máxima está limitada a 250 km/h. Por otro lado, en su ficha técnica aparece un consumo de entre 6,9 y 7,6 l/100km y unas emisiones de CO2 de entre 180 y 198 g/km.
Comportamiento
Cuando estás al volante del Audi A8 50 TDI 286 CV quattro tiptronic lo primero que piensas es, ¿estoy en una burbuja? Se podía esperar que la mecánica diésel emitiera algo de ruido (a pesar del refinamiento que otorgan los seis cilindros) o que durante la marcha apareciesen vibraciones o sonidos relacionados con la aerodinámica. Pero este modelo está tan bien aislado que apenas llega nada al habitáculo.
El trabajo de insonorización que se ha hecho es brutal, los pasajeros van dentro como si les fuera ajeno lo que pasara en el exterior. En esta atmósfera basta con poner el sistema de sonido Bang & Olufsen y creer que estás en una sala de conciertos. Al fin y al cabo, es una berlina de representación y priman aspectos como el confort en marcha o la calidad de rodadura. Lo consigue con creces y se posiciona como uno de los coches más destacados en este aspecto.
Si comenzamos a hablar del motor 3.0 V6 TDI tenemos que mencionar la contundencia. Los 600 Nm de par suponen una cifra notoria y que está disponible entre las 1.250 y las 3.250 rpm. Por lo tanto tenemos una entrega ejemplar en bajas que asegura adelantamientos e incorporaciones con seguridad, en un abrir y cerrar de ojos. Al mismo tiempo es un motor lineal y suave, siguiendo con esa premisa de hacerlo confortable a más no poder.
Decíamos que la mecánica va ligada a la transmisión automática tiptronic y lo cierto es que no podía haber mejor opción. La caja automática por convertidor de par destaca por su suavidad, intercalando las ocho relaciones sin que apenas quede patente en el interior. No es tan rápida como otras, pero en este coche tampoco es necesario. Lo que no termina de convencernos son las levas tras el volante, que son las típicas de Audi muy pequeñas y de plástico. Para este tipo de modelos y para los deportivos deberían pensar en cambiarlas.
Aunque el principal factor que influye en el comportamiento de este Audi A8 es la suspensión neumática. Se trata de un componente que cuenta con amortiguación adaptativa y que consigue que viajar en él sea como volar en una alfombra mágica. Consigue eliminar los balanceos y hace que los badenes sean coser y cantar. Incluso haciendo una frenada de emergencia se puede ver como la inclinación es mínima, el morro no se hunde hacia delante.
Esta suspensión y otros parámetros como el cambio o la dirección cambiarán su tacto en función del modo de conducción que seleccionemos. Aquí aparecen los cinco habituales del Audi Drive Select, que son Efficiency, Comfort, Auto, Dynamic e Individual. Eso hace posible que tengamos un vehículo polivalente y que se adapta a todo tipo de situaciones. Bien puede ir en el modo más ahorrador haciendo cruceros con ese modo vela tan aprovechable, bien puede ir en el más deportivo sacando su carácter dinámico.
Tampoco os vamos a mentir, el Audi A8 50 TDI 286 CV quattro tiptronic no es un coche ágil por definición. Tiene un peso de 2.050 kg que lo condiciona enormemente. Sin embargo, sorprende en su forma de moverse en carreteras reviradas con bastante eficacia. Eso es gracias al eje trasero direccional (opcional), que ayuda a redondear la trazada en curvas y que lo hace pasar por un coche más pequeño. La tracción quattro también hace que pise con seguridad y que no haya demasiado subviraje.
Aunque donde más cómoda se siente la berlina de representación es en autopistas y autovías. Ahí es donde sale a relucir ese confort en marcha que mencionamos y es fácil comprobar como los viajes de cientos de kilómetros no hacen mella. Eso sí, cuidado con las velocidades, pues en su interior parece que se va mucho más lento de lo que se va en realidad. Finalizamos la prueba con un consumo que ronda los 8,5 litros, una cifra algo por encima de lo homologado pero comprensible teniendo en cuenta su peso y dimensiones.
Opinión coches.com
Hablar del Audi A8 es hablar de una de las mejores berlinas que hay en el mercado, solo hay dos que llegan a su altura y con ciertos matices, cada una destacando en un aspecto. En el modelo de los cuatro aros el diseño no sobresaldrá demasiado, pues es bastante continuista y similar al de otros ejemplares de la marca. Su punto fuerte está en el interior, con una tecnología de vanguardia que sorprendió en su momento y que ahora va pasando a otros modelos. La habitabilidad también es sobresaliente, sobre todo en las plazas traseras, es un coche que también ha sido pensado para ser llevado.
De su gama mecánica probamos la versión acceso, el 50 TDI 286 CV quattro tiptronic, que probablemente será la opción más equilibrada. El bloque diésel destaca por su contundencia a bajas vueltas y el cambio por su suavidad. En marcha es un vehículo equilibrado y muy refinado, cómodo para hacer desplazamientos largos sin fatiga. El chasis tiene un ajuste apto para todas las situaciones gracias a esa suspensión neumática y parece más pequeño y ligero gracias a la dirección en las cuatro ruedas.
- Tecnología muy avanzada
- Calidad y espacio del habitáculo
- Comportamiento dinámico
- Sobriedad en el diseño
- Pocas opciones mecánicas
- Precio con extras
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