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Pruebanoticias/
Mario Nogales

BMW X7 xDrive30d, prueba contacto del SUV superlativo

El segmento SUV experimenta un auge increíble, desde hace años viene creciendo y parece no tener fin. Aunque crece más en sus tamaños más pequeños, lo cierto es que los grandes tampoco se quedan atrás. Y el crecimiento de los SUV podría equipararse perfectamente al que se ve en el mundo del lujo. Con estas premisas es bastante fácil entender el lanzamiento del BMW X7, el nuevo buque insignia entre los SUV de la marca bávara.

Cuando parecía que el BMW X5 ya cubría con solvencia esa plaza y con un BMW X6 para representar ese segmento de SUV coupé tan demandada hoy en día, llega un nuevo modelo a la gama. Se trata del más grande y lujoso, de una especie de reinterpretación de la Serie 7 pero adaptada al formato crossover. Un modelo que tiene mucho que ver con Estados Unidos, pues se fabricará en la planta de Spartanburg (Carolina del Sur) y tiene como punto de mira mercados como el americano o el asiático.

El BMW X7 es el primer modelo de siete plazas de la marca alemana y llega justamente dos décadas después de aquel primer X5. Aunque las cosas han cambiado desde entonces y el enfoque de la marca también. Con el X5 en 1999 buscaban una capacidad fuera del asfalto, un todoterreno, el término SUV no estaba ni acuñado. Ahora con el X7 buscan redefinir el lujo y ofrecer un nivel de ostentación inédito hasta el momento

Exterior

Lo que decíamos anteriormente de la relación del BMW X7 con el continente norteamericano se aprecia a la perfección viendo su diseño o sus dimensiones. Con una longitud de 5.151 milímetros, una anchura de 2.000 milímetros, una altura de 1.805 milímetros y una distancia entre ejes de 3.105 milímetros; nos encontramos ante un coloso que bien podría ser demasiado grande para Europa pero que sin duda satisfará en los extremos este y oeste del globo.

Lo mismo podríamos decir del lenguaje de diseño adoptado por este modelo. Sigue los pasos del prototipo BMW X7 iPerformance Concept, con una pequeña adaptación para su llegada a producción. Si sus dimensiones son mastodónticas, también lo es la parrilla de los riñones. Se ha ganado algunas críticas debido a su enorme extensión, sobre todo en el eje vertical, pues llega a adentrarse en el capó. Todo lo contrario que sus faros delanteros, que son muy estrechos y horizontales. Por debajo quedan algunas tomas de aire y una protección metálica.

Desde el lateral se aprecia perfectamente la gran cantidad de cromados que tiene el X7. En el frontal ya se veían en la parrilla y entradas, pero aquí se extienden a las barras de techo, marcos de ventanillas y taloneras laterales. Las llantas pueden llegar hasta las 22 pulgadas de forma opcional como en nuestra unidad (de serie ya lleva 20 pulgadas). También nos llama la atención el pilar C, que introduce el pliegue de Hofmeister para acentuar su dinamismo.

Tras ver todo esto podemos afirmar que probablemente la zaga sea la zona más sobria del nuevo BMW X7. En la parte superior hay un pequeño spoiler de techo y por debajo una luneta bastante vertical. Llegamos al portón, donde destacan los nuevo pilotos traseros con forma de “J”, que quedan unidos por un listón horizontal cromado. En la parte baja el paragolpes se acentúa y recibe una defensa metálica que queda flanqueada por dos salidas de escape cromadas.

Interior

La marca alemana ha querido sacar pecho con el interior de hasta siete plazas del nuevo BMW X7. Pasa a convertirse directamente en un escaparate tecnológico y en la principal muestra de lujo de la gama (respetando siempre el estatus y la experiencia del Serie 7). En cuanto a tecnología no hay mucha novedad, pues monta la mayoría de sistemas habituales que ya hemos podido ir viendo en otros modelos.

El sistema multimedia BMW iDrive 7.0 se manifiesta a través de dos pantallas. En la parte central tenemos una principal de 12,3 pulgadas que no desentona debido al tamaño del salpicadero y a su correcta integración. Sus gráficos son de gran calidad y su funcionamiento fluido. Se controla de forma táctil y desde la ruleta de la consola central. También cuenta con control por voz que se activa con decir «Hola BMW» o simplemente por su nombre «X7», aunque no es tan preciso como otros.

Los controles de la climatización son físicos y han sido resueltos de una forma más que correcta. Detrás del volante multifunción, forrado en cuero y con molduras de aluminio, aparece la instrumentación digital también de 12,3 pulgadas. Llama la atención por su nuevo diseño, que cambia de diseño en función del modo de conducción seleccionado. No termina de convencernos el modo de mostrar la velocidad y las revoluciones, habrían sido más precisas las tradicionales esferas.

Y bueno, llegamos a uno de los apartados donde más va a destacar el BMW X7: la calidad. Como modelo de representación se ha cuidado hasta el último detalle en su construcción. Todo lo que nos rodea son materiales nobles: un excelente cuero en la tapicería (con un patrón muy llamativo), el distinguido Alcántara de los pilares y el techo, la elegante madera en algunas molduras o el dinámico aluminio en otros detalles lo definen a la perfección.

En términos de habitabilidad, el BMW X7 destaca para bien. Como ya introducíamos puede contar con seis o siete plazas si sumamos sus tres filas de asientos. La primera es la más destacada, pues tanto conductor como acompañante viajarán con total comodidad en dos butacas que son más cómodas que las de muchos salones de casa. Estos asientos cuentan con reglajes eléctricos, ventilación, calefacción e incluso con masaje si se demanda.

La segunda fila no se queda atrás y es totalmente configurable. De serie está formada por tres asientos para lograr las siete plazas pero opcionalmente también se puede configurar con dos asientos individuales, quedándose en seis plazas. Nuestra unidad de pruebas llevaba esa opción, menos práctica pero más distinguida. Dichos asientos prácticamente igualan en confort a los delanteros y también tienen reglajes eléctricos y climatización propia.

Para acceder a las dos plazas traseras basta con accionar un botón y se moverá el asientos para dejarnos paso. El acceso no es demasiado incómodo gracias a la enorme puerta trasera, que deja bastante hueco para entrar. Una vez dentro hay altura de sobra (este aspecto se repite en todas las plazas) y un espacio para las piernas más que digno. Desde aquí hay otro control para la climatización de cinco zonas, el primer modelo de la marca en llevarlo.

Maletero

Que haya tanta modularidad interior también afecta al maletero. Va desde los 326 litros con las siete plazas hasta los 2.120 litros si se abaten las dos filas asientos. Hay que destacar que nuestra unidad, al llevar la configuración con las seis plazas no podía abatirse por completo. Aún así, se podía quedar en 750 litros con la tercera fila abatida. Además de buenas cifras, el BMW X7 tiene otra serie de ventajas para la carga.

En primer lugar ese portón dividido en dos partes, ambas con apertura eléctrica. Es de gran utilidad y cuando está completamente abierto ofrece una boca de carga muy amplia y con formas regulares. Diríamos que es algo negativo la altura a la que queda, pero gracias a la suspensión neumática se puede bajar con solo tocar un botón. De hecho, hay bastantes botones que permiten abatir todos los asientos desde atrás. Bajo el piso hay más hueco y pensamos que podría caber una rueda de repuesto aunque nuestra unidad no la llevase.

Equipamiento

En un coche que de partida roza los 100.000 euros cabe esperar un equipamiento de serie muy completo. Ya empieza con llantas de 20 pulgadas, faros LED autoadaptables, tapicería de cuero con techo de Alcántara, asientos regulables eléctricamente y calefactados, techo de cristal panorámico (incluso una sección en la tercera fila), la BMW Display Key con todas sus funciones, el sistema multimedia con sus dos pantallas de 12,3 pulgadas y el Head-Up Display…

Hay que hacer especial hincapié en que se trata de un coche que cuenta con una asistencia a la conducción muy completa, que alcanza el nivel 2 de autonomía. Se consigue al control crucero activo con función Stop & Go, al Driving Assistant Professional con control de la dirección y asistencia en el cambio de carril, a la asistencia contra colisiones laterales y para maniobras de esquiva o a la alerta de tráfico cruzado. A pesar de sus dimensiones no es difícil aparcarlo gracias al Parking Assist.

En el momento de ir al configurador, el BMW X7 se podrá escoger en dos sabores. Las líneas de equipamiento Pure Excellence y M Sport le dan ese toque de personalidad extra, la primera en busca de un poco más de distinción y la segunda aportando una mayor deportividad. Porque queda claro que la mayoría de compradores de este vehículo no se quedarán con el coche tal cual viene de fábrica, sino que querrán ampliar aún más su equipamiento.

Tendrán mucho donde elegir, basta decir que el documento que nos ha dejado la marca con sus elementos opcionales tiene una extensión de 36 páginas… Como es imposible nombrarlo todo, vamos a destacar algunos de los componentes que tenía nuestra unidad de pruebas. Nos llamaron la atención las llantas de 22 pulgadas, los faros láser, el sistema de sonido Bowers & Wilkins, el techo panorámico Sky Lounge con iluminación o el curioso enfriador/calentador de bebidas.

Motor

La gama de motores del BMW X7 tiene opciones en los dos tipos de combustible principales, aunque solamente con un cambio y una tracción. Todos los ejemplares que se vendan de este SUV de representación irán ligados a la transmisión automática Steptronic de ocho velocidades y a la tracción total xDrive, una decisión bastante lógica si tenemos en cuenta que ambos sistemas parecen ligar bastante con la personalidad del vehículo.

Para los que quieran gasolina se comienza con elxDrive40i, que emplea un seis cilindros en línea de 3.0 litros que desarrolla 340 CV y 450 Nm de par. De momento estará solo en la gama, aunque no nos extrañaría la incorporación del xDrive50i con el V8 biturbo de 4.4 litros con 462 CV que sí se ha confirmado en otros mercados. Quienes todavía necesiten el diésel podrán optar por el xDrive30d, también de seis cilindros con 265 CV y 620 Nm de par. El tope de gama es el X7 M50d con el seis cilindros pero con cuatro turbos para alcanzar los 400 CV y 760 Nm de par.

Nos decantamos por el diésel de acceso a la gama, por el BMW X7 xDrive 30d. Aunque los 265 CV y 620 Nm de par entre las 2.000 y las 2.500 rpm puedan parecer poco, lo cierto es que las prestaciones son bastante dignas. Hace el 0 a 100 km/h en 7,0 segundos y alcanza una velocidad máxima de 227 km/h. También es el menos tragón de la gama al homologar un consumo de 6,8 l/100km al mismo tiempo que es el que menos CO2 emite con 178 g/km.

Comportamiento

Montar en un BMW X7 ya es una experiencia en sí misma. Lo primero que tenemos que hacer es salir del aparcamiento donde lo recogíamos y al maniobrar en esas circunstancias quedan patentes sus dimensiones transatlánticas. Se va sentado en una posición muy elevada y su morro se ve larguísimo. Parados en un semáforo nos da la sensación de que podríamos pasar por encima (cual tanque) del BMW Z4 que tenemos justo delante.

Según nos vamos alejando de la ciudad más a gusto se empieza a sentir nuestro BMW X7 xDrive 30d. Ya en carreteras secundarias empezamos a ver cómo se desenvuelve con suficiencia a pesar de llevar la mecánica menos potente. El turbodiésel de seis cilindros y 3.0 litros se muestra bastante lleno, sus 620 Nm de par se manifiestan desde bien abajo y ayudan en maniobras como adelantamientos e incorporaciones. Y todo eso a pesar de sus dos toneladas y media de peso.

Porque ya desde el primer momento nos había quedado claro que el BMW X7 xDrive 30d no iba a ser un vehículo ágil ni dinámico. Aquí lo que se busca es el máximo confort en marcha. Se consigue con creces y nos ofrece una altísima calidad de rodadura, todo lo que nos llega desde el exterior ha pasado por un filtro muy eficaz. Conduciendo este enorme SUV nos sentimos un poco como dentro de una burbuja, algo que se valora muy positivamente.

El trabajo de insonorización es soberbio, emplea parabrisas y cristales de aislamiento (llaman la atención sus 5 mm de grosor) y eso hace que apenas nos lleguen ruidos. No se oye apenas el bloque diésel, ni los ruidos aerodinámicos típicos de estas carrocería, ni siquiera el sonido de rodadura que dejan los neumáticos a nuestro paso. Eso nos obliga a poner un extra de atención, pues podemos estar rodando a velocidades por encima de lo legal con la sensación de que vamos a 80 km/h.

Otro elemento que nos parece clave para lograr ese confort durante la conducción es la suspensión neumátiva adaptativa, que mejora su comportamiento considerablemente. Es capaz de ‘tragarse’ casi cualquier bache sin que nuestra espalda se resienta y al mismo tiempo ofrece buena rigidez en curvas. En función de las circunstancias esta suspensión puede modificar la altura del coche en 80 mm. Aunque la mayoría de sus compradores no se atreverán a sacarlo fuera del asfalto se pueden incluir los modos off road xSnow, xSand, xGravel y xRocks.

A esos hay que sumar los otros modos de conducción más tradicionales, que son Adaptive, Eco Pro, Comfort y Sport. Afectan a todo tipo de parámetros como la respuesta del motor, del cambio automático, de la suspensión o de la dirección. Lo cierto es que resultan útiles para adaptarse a cada tipo de ruta, aunque no hay cambios demasiado radicales en el comportamiento. En esta toma de contacto no podemos aventurarnos a hablar de consumos, aunque la sensación fue que no gastaba demasiado teniendo en cuenta sus dimensiones. Tampoco hará falta llevar la gasolinera a cuesta gracias a un depósito de 80 litros de combustible.

Opinión coches.com

Para concluir con esta prueba del BMW X7 hay que decir que es un coche con grandes aspiraciones aunque algo fuera de lugar. Es exagerado en todos sus aspectos y eso tiene cosas muy positivas y también algunas negativas. En el primer grupo podemos destacar su excepcional calidad, su completo equipamiento o un confort en marcha a la altura de las mejores berlinas de representación. El hecho de que sea el primero de la marca con siete plazas y que sea realmente habitable también es un punto a su favor.

Aunque por otro lado, también algún que otro aspecto negativo. Con sus 5,15 metros y 2.500 kg, el BMW X7 se nos antoja demasiado grande para nuestro continente. Por suerte, la marca ya tiene el foco puesto en otros mercados como el americano o el chino. Su desproporción también llega al diseño, que llama mucho la atención aunque ya se ha llevado algunas críticas. También a la factura, de partida son 98.950 euros (124.000 euros para el X7 M50d) y para tener una unidad como la probada habrá que desembolsar más de 20.000 euros en extras.

BMW X7 xDrive30d
8.2Nota
Lo mejor
  • Amplitud de sus siete plazas
  • Calidad superlativa
  • Confort en marcha
Lo peor
  • Diseño algo polémico
  • Dimensiones excesivas para Europa
  • Precio final muy elevado
Diseño7
Habitabilidad8.5
Acabados9
Maletero8.5
Equipamiento8.5
Motor8
Comportamiento8.5
Calidad Precio7.5

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