Range Rover Sport D300, a prueba: ahuyentando los fantasmas del pasado

Aunque el ejemplar que nos acompaña esta semana se haya ganado cierta fama de coche de futbolista, a mí no me gusta que un coche sea definido por su comprador tipo. De hecho, soy más de la opinión de que el vehículo define a la persona. Y el Range Rover Sport que prueba esta semana no solamente es sinónimo de tener un poder adquisitivo alto, sino también de alguien con buen gusto. Hace unos años podía ser valorado como una compra por imagen para los no entendidos, pero atrás quedaron esos pensamientos.

Este modelo va por su tercera generación y el salto cualitativo ha sido mayúsculo. Equipa una nueva plataforma, algo que ya comentaremos más adelante, pero es que también evoluciona su diseño, su tecnología o su gama mecánica. Siempre con el lujo y el refinamiento en el punto de mira, es un todocamino de grandes dimensiones que tiene un precio de partida elevado, de 96.850 euros, no apto para todos los bolsillos.

Para quien necesite ayuda con la financiación, puede acudir a Coches.com donde tenemos también las mejores ofertas de VN y modelos como éste en la modalidad de renting.

https://www.youtube.com/watch?v=UkF8-amRsCY

Exterior

El diseño exterior es uno de los puntos que más ha evolucionado en esta tercera generación del Range Rover Sport. Se suavizan sus líneas y gana una imagen más elegante a través de sus formas. Llaman mucho la atención las del frontal, que tiene un capó muy elevado con la firma de la marca en letras, algo ya característico en los Range Rover. Por debajo queda una parrilla estrecha y muy horizontal, un efecto que queda reforzado al tener los faros LED. En la parte interior tenemos unas generosas tomas de aire en los laterales y dos rejillas separadas por la matrícula.

Los paragolpes del Range Rover Sport también son de nueva cosecha. Muy voluptuosos y con detalles en negro, aportan contraste al conjunto. De hecho, en este ejemplar se consigue esa sensación de techo flotante gracias a que puede llevar en negro el techo, los pilares, los retrovisores y otros detalles. El color de carrocería puede llegar a ser tan distinguido como el Petrolix Blue de nuestra unidad, junto a otras opciones SV Bespoke que cuestan más de 10.000 euros adicionales. Por no hablar de que las llantas pueden ir desde las 20 hasta las 23 pulgadas con distintos acabados.

Desde la vista lateral es innegable que es un Range Rover, su silueta está más tendida que en su hermano mayor, pero comparte esa línea ascendente y mantiene los tiradores de las puertas enrasados en la carrocería. Cuando llegamos a la zaga vemos un pequeño spoiler de techo y novedades en el portón. Va surcado por una fina tira horizontal que integra los pilotos traseros LED integrados en un marco de color negro. Aquí las formas también son redondeadas y llama la atención el logotipo de Land Rover en un lateral. La parte inferior queda reservada para una especie de difusor en color negro.

Como decíamos, el Range Rover Sport pertenece al segmento de los SUV de lujo. No es el buque insignia de la marca, ese peldaño está reservado para el Range Rover. Sin embargo, comparte su distancia entre ejes de 2.997 mm y no se queda lejos por medidas.

Es apenas 10 cm más corto al quedarse en una longitud de 4.946 mm, además de una anchura de 2.047 mm y una altura de 1.820 mm. De esta forma, vemos que es el más grande de sus competidores principales. Como nota curiosa, su coeficiente aerodinámico es de 0,29 Cx, nada mal para un todocamino de estas características.

Interior

Cuando me monto en un interior normalmente empiezo hablando de tecnología, pues la vista se va directamente a las pantallas. Sin embargo, en el Range Rover Sport lo que más me ha cautivado es la elevada calidad de realización. Mires por donde mires encuentras materiales agradables al tacto y buenos acabados. Destaca el cuero que cubre asientos, volante, puertas o salpicadero; por no hablar de las molduras metálicas que ponen el acento en algunos puntos. En este sentido, creo que podría estar ligeramente por encima de sus rivales, la calidad es claramente una de sus virtudes.

Dejando a un lado esa calidad, nos sorprende gratamente la evolución tecnológica que ha tenido este Range Rover Sport. Lo cierto es que no tiene nada que ver con su antecesor, pues ahora tiene una digitalización más evidente que comienza por el lado del conductor. Desde su asiento se puede ver una instrumentación digital de 13,7 pulgadas que destaca por sus gráficos avanzados o por su carencia de marco. Es cierto es que más compleja de manejar que en otras marcas, pero convence por toda la información que se puede ver de un vistazo. Además, se puede completar con un Head-Up Display.

Por no hablar de que cuenta con una pantalla táctil principal de 13,1 pulgadas que es muy destacada. Lo es por tamaño, pues solamente la del BMW X5 la supera en su segmento, pero también por su manejo. Gracias al sistema multimedia Pivi Pro tiene una respuesta muy rápida y los mismos gráficos avanzados que veíamos en la instrumentación.

El tacto es muy fino, como si tocáramos la pantalla de un teléfono móvil, y los menús son bastante intuitivos. Es cierto que tenemos muchísimas opciones y que requiere de cierto aprendizaje, pero todo es bastante claro y fácil de operar. Además, presenta una respuesta háptica para no desviar del todo nuestra atención y una conectividad completa sin cables. 

También convence el detalle de la climatización. Mantiene botones físicos y también unas ruletas muy destacadas que tienen pantalla integrada para la temperatura. Es muy fácil de manejar y eso se agradece. Al igual que haya tal número de huecos portaobjetos. Además de la doble guantera, hay un hueco por debajo de la consola central que se suma a los habituales de las puertas o al que está bajo el reposabrazos, que es muy generoso. Mención aparte merecen la iluminación ambiental de este modelo o el sistema de sonido Meridian con nada menos que 29 altavoces para convertir este interior en una sala de conciertos.

La segunda fila de asientos nos deja con un espacio muy generoso. El acceso se puede complicar un poco debido a la altura a la que está y las formas del paso de rueda, pero dentro vemos que hay cotas muy generosas para las piernas y para la cabeza. La plaza central es algo más justa, pero como suele pasar en todos. Además, se puede convertir en reposabrazos con portabebidas. Estas plazas también se beneficia de salidas del aire acondicionado con regulación y los asientos laterales pueden tener ajustes eléctricos y climatización. No faltan las tomas, dos USB-C, una de 12V y otra convencional de 230V.

Maletero

El maletero del Range Rover Sport está más o menos en la media del segmento. Son 647 litros en esta versión diésel, aunque se reduce en los híbridos enchufables. Eso lo coloca por debajo del Porsche Cayenne, aunque todavía por encima del Mercedes GLE. Además cuenta con unas formas muy aprovechables, con portón de accionamiento eléctrico y una boca de carga que no queda muy alta. De hecho, a través de unos botones, se puede bajar su suspensión neumática para que quede más cerca del suelo y facilitarnos la carga de objetos pesados.

Como no podía ser de otra forma, este maletero cuenta con iluminación o con ganchos para fijar la carga. Además, hay botones para reclinar eléctricamente la segunda fila de asientos y también una toma de 12V. Bajo el piso parece que habría hueco para una rueda de repuesto de emergencia, pero en su lugar tenemos el kit antipinchazos. Siempre queda la posibilidad de abatir sus asientos traseros para dejarnos con una capacidad total de 1.491 litros.

Motor

La gama mecánica del Range Rover Sport es bastante completa, con opciones válidas para el segmento al que ataca. De hecho, como en la mayoría de sus rivales, sigue ofreciendo el diésel, algo que es posible en la plataforma MLA. Todos menos el Cayenne mantienen este combustible en su oferta, teniendo en este modelo dos sabores a elegir. Tanto el D250 como el D300 recurren a un motor de seis cilindros en línea turboalimentado con 3.0 litros, siempre con la presencia de un sistema Mild Hybrid para beneficiarse de la etiqueta ECO. En el de acceso se consiguen 249 CV de potencia y en el que tenemos nosotros aumenta hasta los 300 CV. 

Aunque en los tiempos que corren parece que el protagonismo recaerá en las versiones híbridas enchufables del modelo: los P460e y P550e. Ambos emplean la misma base de motor de seis cilindros en línea de gasolina, ligados a un motor eléctrico y a una batería. Cambia la potencia, pero no la capacidad de 38,2 kWh de su batería para alcanzar hasta 123 kilómetros de autonomía eléctrica. Después, la guinda de la gama la pone el P635 con su V8 gasolina de 4.4 litros, también con sistema MHEV y esos 635 CV de potencia que le aportan prestaciones de superdeportivo.

Comportamiento

Tras el repaso generalizado de su gama mecánica, hay que aclarar que nosotros tenemos entre manos al Range Rover Sport D300, la versión diésel con mayor nivel de potencia. Hay que decir que probablemente sea la más inteligente, pues tiene ese extra respecto a la de acceso y no es tan cara como los híbridos enchufables, que serían recomendables para los que solamente hagan trayectos por ciudad.

El gasolina tope de gama lo cierto es que no tiene sentido ninguno, sería para aquellos que quieran aprovechar el derroche de potencia del V8 y que no tengan un gran desahogo económico. Sobra decir que no hay cambio manual en este modelo y que nos beneficiamos de la transmisión automática ZF de convertidor de par con ocho velocidades.

Del cambio hay que decir que tiene un tacto muy suave y que no nos ha parecido lento precisamente. Busca transiciones casi imperceptibles y se puede configurar seleccionando la S, con los modos de conducción o ser operado con las levas metálicas tras el volante, que tienen un tacto muy destacado. Esta versión tiene unas prestaciones que hacen que cumpla, pues con sus 300 CV y 650 Nm de par acelera de 0 a 100 km/h en 6,6 segundos y tiene una velocidad máxima de 218 km/h. La parte baja del cuentarrevoluciones es la más aprovechable, sobre todo entre las 1.500 y las 2.500 vueltas, consiguiendo salir con fuerza de cualquier situación.

Lo que más sorprende de este modelo es el nivel de refinamiento que ofrece. Ya hemos mencionado la soltura de la transmisión, pero lo cierto es que todo va en esa misma línea. Durante los primeros metros me recordó mucho a su hermano mayor, el Range Rover, con un confort en marcha que prácticamente está a su altura. Eso es una buenísima noticia, pues tenemos al aliado perfecto para hacer viajes con solvencia y comodidad. El aislamiento es muy elevado y nos obliga a mirar el marcador de vez en cuando para no superar los límites de velocidad, ya que estar aquí dentro es como ponerte los auriculares con cancelación del ruido, da igual lo que pase fuera que la atmósfera interior es muy relajada.

A nivel de chasis el trabajo que se ha hecho es sobresaliente y contribuye a conseguir ese confort en marcha. Una de las claves es la suspensión neumática, con el sistema Dynamic Response Pro y su control activo del balanceo. También cuenta con la tecnología Adaptive Dynamics 2 para controlar amortiguadores activos de válvula doble y reducir los movimientos no deseados de la carrocería.

Se puede subir y bajar manualmente e incluso desde el maletero como ya vimos anteriormente. Además, se complementa a la perfección con los numerosos modos de conducción. Se puede elegir entre Auto, Eco, Comfort o Dynamic; además de algunos todoterreno como Arena/Gravilla/Nieve, Barro/Roderas, Rocas, Vadeo o Individual.

No lo hemos dicho, pero es que casi sobraba decir que todas las versiones del Range Rover Sport llevan la tracción total de serie. El sistema Terrain Response 2 vela por la seguridad de los ocupantes y les permite hacer muchas cosas. Está claro que la mayoría de compradores de este vehículo no lo sacarán fuera del asfalto y también que no tiene las capacidades todoterreno de un Land Rover Defender, pero se podría aventurar a hacer un poco de off-road.

Entre los modos de conducción ya mencionamos algunos para esta finalidad, además de tener otros detalles que ayudan mucho. Tiene bloqueo de diferencial trasero activo, consigue 900 mm de vadeo con un modo que te va guiando e incluso una pantalla que te recuerda sus dimensiones y sus ángulos todoterreno (hasta 33º de entrada, 26,9º ventral y 30º de salida).

Sin embargo, hay algo que juega en su contra: el peso. Son 2.390 kg para esta variante, que es bastante más liviana que los PHEV. Eso no repercute en su comportamiento, pues está bastante disimulado gracias a tecnologías como la dirección a las cuatro ruedas, que ayuda en las maniobras girando 7,3º en sentido contrario a menos de 50 km/h o aumenta la estabilidad con esos 2º en el mismo sentido a más de 50 km/h. Sin embargo, afecta lógicamente a su consumo, que está rondando los 9 litros en condiciones reales a pesar de homologar 7,5 l/100km. Por suerte, sus frenos ventilados de 380 mm delante y 355 mm detrás consiguen parar a esta mole con bastante seguridad.

Opinión coches.com

Después de esta prueba, creo que ya no se puede tachar a alguien que lleva un Range Rover Sport de no tener criterio automovilístico. Ahora yo lo vería más como una opción con personalidad, que busca destacar y salirse de lo establecido. Siempre asegurándose un nivel de calidad muy por encima de la media, una estética llamativa y una gama mecánica variada. Hemos probado el diésel y está claro que hay opciones más dinámicas como el Cayenne, pero por calidad de rodadura es un referente. En definitiva, un coche muy sibarita que lo hace bien prácticamente todo.

Lo del precio de este modelo hay que cogerlo con pinzas. Ya era elevado que partiese de 96.850 euros, pero es que parece no haber límites por la parte superior. Una unidad con una mecánica un poco más potente y bien configurada ya puede estar superando con creces los 130.000 euros. Y ya eso no es nada si nos vamos a por el Autobiography o a por el exclusivo SV Edition One, que roza los 260.000 euros.

Galería de fotos:

1/46Fotos

• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
•