Normalmente, al realizar la compra del coche impera la lógica. No es de extrañar, pues suele ser la segunda adquisición más grande para la mayoría de personas (después de la vivienda) y tiene que ser un vehículo que cubra las necesidades del usuario. Después de haber probado el Ford Ranger Raptor intentamos buscarle algún tipo de sentido, una tarea difícil. Porque estamos hablando de la pick-up más deportiva disponible en nuestro mercado, un modelo poco práctico y muy caro.
La Ford Ranger es un vehículo que sí puede tener lógica para un sector de profesionales. La capacidad de carga es de las mejores del segmento pick-up, mientras que cuenta con bondades adicionales como una tecnología que nada tiene que envidiar a la de los turismos. Sin embargo, la versión Raptor es completamente distinta. Aquí se apuesta por la deportividad gracias a un motor de gasolina V6 EcoBoost biturbo de 3.0 litros que puso un extra de picante en una gama que ya contaba con el diésel biturbo de cuatro cilindros y 2.0 litros.
Si el diésel ya destacaba por potencia y capacidades, el nuevo de gasolina que hemos probado llega hasta los 288 CV y 491 Nm de par. Además de mejorar considerablemente las prestaciones, también se beneficia de otras novedades.La tracción total tiene una caja de transferencia de dos velocidades controlada electrónicamente, con diferenciales de bloqueo delanteros y traseros. Hay hasta siete modos de conducción, incluyendo el Baja, además de un sistema de escape que hace las delicias de cualquiera, también con cuatro modelo.
Por no hablar de la puesta a punto del chasis, que mejora lo que ya tenía el Ranger con una suspensión que estrena brazos de control superiores e inferiores de aluminio, además de amortiguadores Fox de 2,5 pulgadas con válvula de derivación interna Live Valve. El comportamiento que ofrece es mucho más preciso y la sensación de robustez es mayor. No hace falta que ver su exterior específico que rezuma poderío con esos paragolpes ensanchados o las llantas de 17 pulgadas calzadas por neumáticos todoterreno.
¿Quién podría necesitar un Ford Ranger Raptor? Pues la verdad es que nadie, pues quien quiera un vehículo de trabajo optará por el Ranger «a secas» y quien quiera un todoterreno de corte deportivo tiene opciones más prácticas. Y precisamente ese es su atractivo, que es un coche que se compra con el corazón y no con la cabeza. Son pocos los que estarán dispuestos a desembolsar los 68.200 euros que cuesta, pero se llevarán al garaje algo realmente especial.
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