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Aire Acondicionado Coche
Luis Blázquez

¿Cuánto consume realmente el aire acondicionado?

Estás en medio del tráfico una tarde de verano. El sudor te gotea del cuello y baja hacia la espalda hasta que la camisa lo absorbe, creando humedad entre tú y el asiento. Tus piernas están pegadas al tapizado de los asientos, sientes que tus manos están a punto de resbalar del volante y estás agradecido de que tus cejas impidan que el sudor corra hacia tus ojos. ¿Qué es lo que falta en esta imagen? El aire acondicionado.

Hoy en día nos cuesta imaginarnos un viaje en coche sin aire acondicionado. Pero durante la mitad de su historia, no tenían. Fue solo después de 1940 que comenzaron a surgir algunos modelos que eran capaces de controlar la refrigeración y la calefacción a bordo y, de hecho, todavía es posible encontrar modelos que, al menos en sus versiones básicas, no tienen aire acondicionado. Porque cuando el aire acondicionado del coche está encendido y emite aire frío y refrescante, cada trayecto se convierte el algo mucho más placentero.

Como tal, el aire acondicionado ha funcionado prácticamente de la misma manera durante toda su existencia: enfría y elimina la humedad del aire. En líneas generales, hay tres partes principales del sistema: el compresor, el condensador y el evaporador, además de algunas otras piezas para mantener el sistema funcionando sin problemas. Pero esta vez no vamos a desgranar cómo funciona el equipo, sino que abordaremos uno de los temas adyacentes a su uso: ¿Cuánto combustible consume al activarlo? ¿Es igual para todos?

El aire acondicionado y la calefacción: ¿Cuánto consumen en nuestros coches?

El aire acondicionado y la calefacción en los coches de combustión interna tienen funciones completamente diferentes. Aunque muchos no lo saben, poner la calefacción no aumenta el consumo de combustible. El calor se obtiene de la energía que genera el propio motor, por lo que basta con tenerlo encendido para proporcionarlo. Es por eso por lo que, si enciendes la calefacción, solo necesitas esperar unos minutos para sentir sus efectos (el tiempo que necesita el motor en calentarse).

Circuito de aire acondicionado del Bugatti Chiron, considerado el mejor del mundo automotriz

Sin embargo, mentiríamos si decimos que su consumo es nulo. El ventilador que hace pasar el calor al interior utiliza electricidad de la batería. Y para cargar la batería también consume algo de gasolina, pero muy poca. Entonces, aprovechando la disipación de calor del motor, calentar un coche es prácticamente gratis. Al conducir un vehículo gasolina o diésel, estás desperdiciando cada metro que recorres, donde el efecto secundario de esto es que puedes tener la calefacción en base a ese desperdicio.

Asimismo, el aire acondicionado utiliza un compresor conectado a la correa del bloque para funcionar. Esto también consume energía y, por ende, combustible. Hablamos de entre 0,2 litros y 1 litro de gasolina por cada 100 kilómetros (+ 5 – 20 %). Evidentemente, consumir una cantidad mayor o menor depende de factores como la temperatura exterior, la intensidad de uso del aire acondicionado y tu misma forma de conducir. Piensa que, cuantos más grados necesite bajar a bordo, más combustible necesitará.

Pero todo cambia si hablamos de coches eléctricos. Como hemos visto, un motor térmico desperdicia la mayor parte del calor que genera, y a su vez es el que propicia la calefacción en un coche de combustión interna. Sin embargo, uno de cero emisiones se esfuerza por no desperdiciar nada. Por eso, si enciendes tanto la calefacción como el aire acondicionado, el consumo de energía aumentará considerablemente. Por tanto, podemos decir que estamos hablando de un cambio de paradigma del concepto.

Lo hemos mencionado más arriba: es falso decir que la calefacción es 100 % gratuita. Viene de la quema de combustible que el coche desperdicia. Desplazarse en un vehículo eléctrico es “más eficiente” en este aspecto. Cuando la máquina está detenida, el consumo de energía también lo hace, a menos que necesites las luces, el equipo de sonido, el aire acondicionado o la mencionada calefacción. La idea aquí es que el consumo energético siempre sea lo más reducido posible, luchando por no desperdiciar nada.

Por tanto, si conduces un coche eléctrico y necesitas el aire acondicionado o la calefacción, la energía necesaria se extrae directamente de la batería, el corazón que alimenta el coche de igual forma que la gasolina y el gasoil hacen lo propio con el motor de combustión. Eso se puede traducir en que podrás disfrutar del frío y el calor que emana el climatizador de tu coche, pero a la vez, también reducirás la autonomía del vehículo. ¿Cuánto? En condiciones normales, suele rondar entre el 10 % y el 20 %.

Para evitar mermar la autonomía, una de las mayores preocupaciones para los clientes de los vehículos movidos íntegramente por paquetes de baterías, muchos fabricantes ya están implementando en sus modelos una pequeña bomba de calor. Este invento con décadas de popularidad en hogares y oficinas se está haciendo ahora un hueco sumergiéndose en el futuro de la conducción, garantizando eficiencia, rendimiento y prestaciones en cualquiera que sea la condición meteorológica a afrontar.

¿Es cierto que se pierde potencia con el aire acondicionado puesto?

Depende del vehículo. Hasta la fecha, está demostrado que emplear el aire acondicionado puede ocasionar una sensible disminución en la potencia que el motor de vehículo puede ofrecer. Las estimaciones indican que resta, aproximadamente, entre 2 y 15 CV al motor de combustión, dependiendo de la eficiencia del sistema de climatización del vehículo. Esto es algo que se aprecia más en coches con motores pequeños y poca entrega de potencia y par, mientras que en motorizaciones más gormas se nota poco.

Sin embargo, en los coches modernos, cuando se pisa a fondo el acelerador, el compresor se desconecta de forma automática con la intención de no poner en apuros al conductor si demanda toda la energía de golpe. Igualmente, todos aquellos automóviles equipados con un sistema Stop/Start apagan su compresor cuando el propulsor hace lo propio, siempre y cuando este último no sea de accionamiento eléctrico. En el coche de cero emisiones actual también se pierde algo de potencia, pero es menos notorio que la autonomía.

Fuente: Motorpasion, Endesa

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