Últimamente estamos viendo muchas novedades de coches en España que no se mueven con diésel, ni con gasolina, sino que apuestan por otros tipos de combustibles alternativos, como el GLP (gas licuado del petróleo) y el GNC (gas natural comprimido). No son lo mismo, de ahí que vayamos a analizar sus diferencias, empezando por su definición:
- GNC. Como decíamos, se trata de gas natural comprimido (90% metano), como el que se usa en casa, pero que se vende comprimido para su uso en automóviles. Es una de las grandes apuestas del Grupo Volkswagen. Audi ha creado una planta en Alemania para generar metano con energía limpias, ya que es el gran problema de este combustible: En España no es fácil encontrar un lugar donde lo vendan, a pesar de que ya conocemos vehículos que apuestan por él, como el Seat Mii Ecofuel o el Audi A3 Sportback g-Tron.
- GLP: El gas licuado del petróleo (también llamado autogas), mezcla butano y propano. La red de estaciones de servicio con GLP no ha dejado de crecer en los últimos años y casi son 200, aunque no sería de extrañar que creciese todavía más ya que las petroleras llegan a acuerdos con fabricantes de automóviles para impulsar su desarrollo. Es muy popular en Italia, de ahí que ya hayan llegado a nuestro mercado coches como el Fiat Panda Natural Power o el Lancia Ypsilon GLP, por citar algunos.
Debido a esos problemas de disponibilidad, hoy en día, a nivel particular en España es mucho más habitual el GLP que el GNC. Pero eso podría cambiar a medio/largo plazo por una sencilla razón. El GLP proviene del petróleo (en su mayoría es propano), mientras que el GNC se trata del mismo Gas Natural de las cocinas o calefacciones (en un 66%, el resto procede del petróleo). Ese es el motivo por el que GE Global Research y ARPA-E investiga si la gente podría repostar en sus propias casas, con un «compresor» de gas, conectado a la red, que costaría menos de 500 euros.
Si analizamos los beneficios económicos y medioambientales, ambos combustibles empatan. Las emisiones ser reducen mucho, el precio es menor que de la gasolina y hay un menor desgaste de las mecánicas (de ahí que se use mucho en grandes flotas de vehículos pesados), que adaptan mecánicas para poder funcionar con ellos o con mezclas.
Eso sí, un motor que funcione con gasolina y GLP, gastarás más volumen de combustible funcionando con GLP que gasolina (en torno a un 20% más), como pudimos comprobar en nuestra prueba del Ssangyong Korando GLP. Recientemente ha pasado por nuestras manos el SEAT Ibiza TGI, que funciona con gasolina y GNC, y que gasta aproximadamente la mitad de volumen de gas que funcionando con líquido.
Y llega la hora de la instalación en el coche. Actualmente, los fabricantes ya venden modelos con la adaptación realizada, lo que evita inconvenientes. Sin embargo, un buen instalador siempre respetará las normas de seguridad en la instalación, utilizando materiales homologados, que no transformarán el vehículo en una bomba de relojería (ya que se transporta gas).
La primera diferencia en el uso del GNC y GLP como combustibles es que el GNC está en estado gaseoso, mientras que el GLP es líquido. Con respecto a la gasolina, el GNC tiene casi sus mismas calorías, pero el GLP cuenta con más poder calorífico.
Sin embargo, el punto más diferenciador entre ambos es lo que tiene que ver con la presión de almacenamiento, lo que incide directamente en la seguridad de nuestros vehículos. Un tanque que almacene GNC tendrá poca energía. Por eso, para que el volumen acumule la energía necesaria para conservar la autonomía original del vehículo hay que comprimir el gas a grandes presiones, a unos 200 bar (2.900 psi).
Por su parte, el GLP puede almacenarse a presiones más bajas, generalmente entre 95 a 110 PSI. Como la presión es baja, los tanques de GLP para vehículos, pueda ser de un acero mas delgado y manejable, lo que resulta en tanque más ligero y baratos.
En caso de escape de gas, el GNC es más liviano que el aire y tenderá a subir en la atmósfera, al contrario del GLP que es más pesado. De ese modo, si hay una fuga el GNC acabará por disiparse en la atmósfera. EL GLP caería al suelo (esa es uno de los motivos por los que en los lugares donde había bombonas de gas butano había una rejilla a ras de suelo).
¿Y en dinero? El sobrecoste de los coches modificados se compensa con un costo por litro menor. Actualmente, ambos combustibles cuestan aproximadamente la mitad que un litro de gasolina. El consumo es, de media, un litro superior a su homólogo en gasolina.
Sin embargo, la autonomía del GNC es ligeramente menor. Además, un vehículo a GNC pierde de un 15 a un 20% de potencia, mientras que un GLP entrega casi la misma potencia que con gasolina.
Los vehículos que se mueven con gas duplican la duración del motor debido al menor desgaste de los cilindros y segmentos del motor. El gas es más limpio, deja menos depósitos carbonosos en la combustión y permite que el aceite del motor se mantenga limpio durante más tiempo. Sin embargo, el gas no permite que la lubricación sea tan buena que con gasolina y puede producir un desgaste prematuro, sobre todo de las válvulas. Por eso es muy importante realizar un buen mantenimiento tanto del motor como del sistema GLP/GNC.
¿Cuál es mejor? Hoy en día, parece que el GLP da mejores resultados y tiene una mejor infraestructura. Además es el combustible que emplean la mayoría de marcas cuando realizan conversiones de fábrica, al menos en Europa. En Latinoamérica es más habitual el uso del GNC, aunque el apoyo del Grupo Volkswagen a esta tecnología y una hipotética subida del petróleo podría hacerlo más interesante, ya que depende menos del precio del oro negro. En cuanto se empiece a mejorar la infraestructura en nuestro país, algo que se está haciendo ya, el GNC ganará mucho atractivo y podría ponerse en cabeza.
Fuentes: Repsol, Fiat, Volkswagen, Audi