El SEAT Ibiza es uno de los productos estrella de la marca y también el segundo modelo más vendido en España el pasado 2017 (por detrás del todopoderoso SEAT León). El utilitario cuenta ya con más de tres décadas de historia y actualmente va por su quinta generación. Se encuentra más asentado que nunca y por eso busca expandirse en terrenos desconocidos. Ello nos lleva a poner a prueba al SEAT Ibiza TGI.
Para los que no estén familiarizados con esta denominación, el Ibiza cuenta en su gama con una variante movida por un combustible alternativo. El gas natural comprimido (GNC) no es demasiado popular en España, pero las marcas del Grupo Volkswagen siguen apostando fuerte por él. Cuenta con una serie de ventajas que son motivos suficientes para tengan al León TGI en el mercado desde 2013, cuando nadie apostaba por el GNC.
Y todavía queda mucho por llegar. El SEAT Ibiza TGI es el segundo modelo movido por este combustible y no será el último. Todo apunta a que en un futuro habrá también un SEAT Arona a gas y quién sabe si más modelos. Otra de las evidencias ha llegado hace poco, al anunciar que entrarían en el negocio del carsharing en Madrid, siendo el único agente con coches de GNC en vez de eléctricos como los otros cuatro.
Exterior
Y probablemente el SEAT Ibiza sea la plataforma perfecta para este combustible. Su aspecto puede leerse de dos formas distintas. Por un lado se presenta renovado y juvenil y por el otro más asentado, con rasgos similares a los del SEAT León. En el frontal se distingue por las dos nervaduras que cruzan el capó, por unos nuevos faros delanteros con una firma lumínica reconocible y por la parrilla trapezoidal característica con el logotipo FR.
Nuestra unidad de pruebas estaba equipada con el acabado deportivo de la marca, porque el TGI se puede escoger con cualquier de los niveles de acabado. Eso también queda patente en la vista lateral, pues encontramos unas llamativas llantas de 17 pulgadas, reforzando su carácter junto a los abultados pasos de ruedas y la nervadura que atraviesa horizontalmente las puertas delantera y trasera.
La zaga del SEAT Ibiza TGI destaca por su simplicidad y deportividad. En la parte superior cuenta con un pequeño spoiler, justo por encima de la pequeña luneta. A ambos lados estrena pilotos traseros LED, con la misma firma lumínica triangular que veíamos en los faros delanteros. En la parte inferior el paragolpes se ensancha y recoge un difusor en color negro que integra dos salidas de escape. Un detalle que no nos termina de convencer porque no son reales.
Para ponernos en circunstancia hay que decir que el SEAT Ibiza cuenta con unas medidas que lo mantienen en el segmento B. Tiene una longitud de 4,06 metros, una anchura de 1,78 metros y una altura de 1,44 metros. La principal diferencia con el Ibiza 2015 son los 8,7 centímetros que gana en anchura y también que la distancia entre ejes se incremente en 9,5 centímetros, quedando en un total de 2,56 metros.
Interior
Si en el exterior del SEAT Ibiza TGI no veíamos apenas diferencias respecto al resto de la gama, en el interior pasará algo similar. El acabado FR es uno de los más altos y eso se traduce en una completa dotación. El infoentretenimiento gira entorno a la pantalla táctil de 8 pulgadas, que presenta un funcionamiento destacado y un tacto más similar a la de un smartphone. Justo por debajo quedan los controles de la climatización y un hueco portaobjetos.
Desde el puesto del conductor se aprecia el volante de corte deportivo con la insignia FR y un tacto algo duro. A través de él alcanzamos a ver una instrumentación mixta que es muy legible. En los laterales hay dos grandes esferas para las revoluciones y la velocidad, entre ellas una pantalla LCD que hace las veces de ordenador de a bordo. Si nos fijamos, dentro de la esfera izquierda tenemos un segundo indicador de carga del depósito, ese hace referencia al gas y es una de las pocas indicaciones para distinguir al modelo.
En términos de calidad nos encontramos con un modelo que cumple dentro del segmento. Tiene algunos detalles más gratos como la tapicería mixta de los asientos con costuras en rojo haciendo contraste. Dichas costuras también están presentes en el volante y cruzando el salpicadero. También hay que reconocer que encontramos algunos plásticos más duros y menos agradables al tacto en las partes superiores del salpicadero y las puertas.
En términos de habitabilidad, ya habíamos podido comprobar como el SEAT Ibiza mejoraba considerablemente respecto a la anterior generación. Las plazas delanteras son cómodas y espaciosas, más que suficientes para este tipo de vehículo. Las plazas traseras son algo más justas, no por las dos laterales que cuentan con una anchura correcta, sino por la plaza central que carece de forma y cuenta con el hándicap del túnel de transmisión.
Maletero
Cuando hablábamos del maletero del SEAT Ibiza en nuestra anterior prueba, decíamos que sus 355 litros eran una cifra destacada en el segmento. Sin embargo, en este TGI se han tenido que instalar los dos depósitos de gas en esta zona del vehículo, restando bastante espacio de carga. En este caso tenemos una capacidad de 262 litros, una diferencia sustancial respecto al resto de modelos de gasolina y diésel.
Aún así, encontramos un maletero bastante aprovechable por sus formas rectas y su boca de carga situada en una posición baja. Siempre quedará la posibilidad de abatir las plazas traseras en dos partes (60:40) para obtener una superficie más amplia y casi plana. Como se puede observar en la imagen, bajo el piso del maletero están los depósitos de gas y por lo tanto no se puede llevar rueda de repuesto ni opcionalmente.
Y en este punto puede surgir una duda, ¿es seguro tener ahí los tanques de gas? Pues lo cierto es que sobre el papel es más seguro que el de gasolina. Estos depósitos son de acero de alta resistencia y capaces de aguantar más del doble de la presión a la que está el gas. Se someten a una prueba de estanqueidad y en caso de calor excesivo cuenta con una válvula de seguridad que lo expulsa a la atmósfera, donde se disiparía rápidamente al ser menos denso que el aire.
Equipamiento
Como veníamos diciendo, el SEAT Ibiza TGI acepta todos los niveles de acabado disponibles en la gama. Que se mueva por gas no quiere decir que no pueda tener un aspecto más deportivo, como es nuestro caso con el acabado FR. El punto de partida en la gama es el Reference, que cuenta llantas de acero, radio Media System Color con pantalla de 5 pulgadas o asistente automático de frenada en ciudad con detector de peatones (Front Assist). Para sumar el aire acondicionado hay que elegir el Reference Plus.
Por encima queda el acabado Style, mucho más equilibrado con llantas de 15 pulgadas, retrovisores y manecillas de puertas en color de la carrocería, control de velocidad de crucero o detector de fatiga. El más distinguido es el Xcellence, que suma luces diurnas LED y pilotos traseros LED, elementos cromados, climatizador bizona, sensor de aparcamiento trasero, apertura y arranque sin llave o elevalunas trasero eléctrico.
El que nos tocó fue el acabado FR, que incluye casi todo lo anterior con un aspecto exterior más deportivo con paragolpes específicos, molduras en negro, llantas de 17 pulgadas o volante multifunción FR. Se puede complementar con el paquete FR EcoPlus que suma control de crucero adaptativo (ACC), faros Full LED o radio Media System Plus con pantalla táctil a color de 8 pulgadas con Full Link.
Motor
La mecánica que encontramos bajo el capó del SEAT Ibiza TGI es una vieja conocida. El 1.0 TGI se trata de una adaptación del popular 1.0 TSI de tres cilindros y doce válvulas para que pueda ser utilizado tanto con gasolina como con gas natural comprimido. Recibe un recubrimiento en los pistones y refuerzos en las válvulas. Tras esta reconversión para hacerlo bifuel (que no híbrido, pues no cuenta con dos motores) pierde algo de potencia respecto al original.
Esta versión solamente puede ir ligado a la caja de cambios manual de cinco velocidades. Mientras que el motor de base entrega 95 CV, el 1.0 TGI que tenemos entre manos desarrolla 90 CV y 160 Nm de par entre las 1.900 y 3.500 rpm. También se ven afectadas ligeramente sus prestaciones, siendo un poco más lento con una aceleración de 0 a 100 km/h en 12,1 segundos y una velocidad máxima de 180 km/h.
Una de las ventajas principales que tiene este vehículo es el consumo. El Ibiza TGI homologa un consumo de gas de 3,3 kg/100km y un consumo de gasolina de 4,7 l/100km. En este punto es donde empezamos a echar cuentas, porque teniendo en cuenta el precio del GNC (97 céntimos), bastarían 3,22 euros para recorrer con él una distancia de 100 kilómetros. Teniendo en cuenta esto, el TGI sería hasta un 45 % más económico que su homónimo de gasolina TSI y un 31 % más económico que el diésel 1.6 TDI.
Comportamiento
Teniendo en cuenta estos cálculos de la rentabilidad de comprar un coche de gas natural comprimido, nuestro primer destino es una gasinera para comprobar la experiencia de repostar este combustible. Con los depósitos de GNC al mínimo, nos cuesta unos 13 euros rellenar los 13 kg que entran en los tanques. Además de esto tenemos 40 litros de gasolina, preparados por si fuera necesario.
En la teoría, la marca nos dice que la autonomía total podría superar los 1.100 kilómetros, más de 300 con el gas y unos 800 con la gasolina. En la práctica comprobamos que esos datos eran muy optimistas, pues a nosotros nos estima una autonomía de unos 300 kilómetros con el GNC y de unos 500 km con la gasolina. Aún así consideramos que son cifras muy buenas para el tipo de coche, algo que solo estaría al alcance de un diésel con un depósito más grande.
En cuanto al comportamiento dinámico del Ibiza TGI, hay que comenzar diciendo que utiliza siempre el gas natural como combustible principal y por defecto. No se puede seleccionar manualmente si queremos utilizar la gasolina. Eso solo pasa cuando se gasta por completo el GNC o con temperaturas bajas, que el coche arranca con la gasolina hasta que entra en calor y empieza a utilizar el gas con un cambio apenas imperceptible.
Y lo de que no haya diferencias lo decimos de buena fe. Estar al volante del Ibiza TGI se percibe igual que hacerlo en el de gasolina, literalmente. Ni la entrega de potencia, ni el sonido, ni el comportamiento en general lo delatan. Tiene la conducta típica de un tres cilindros turbo de pequeño tamaño, con un refinamiento algo inferior a los cuatro cilindros (por vibraciones y ruido), que se nota ligeramente a pesar de la buena insonorizacón del Ibiza.
El uso de la plataforma MQB A0 era una de las claves del nuevo modelo, ofreciendo una mayor rigidez torsional y un comportamiento a la altura. Dinámicamente, estamos ante uno de los mejores en el segmento B. Si bien, en este TGI se nota sutilmente la pérdida de potencia de la que hablamos antes y también el incremento de peso. Este ejemplar pesa 117 kg más que el de gasolina (total de 1.239 kg) y eso se percibe.
Esto no quiere decir que estemos ante un coche torpe, el Ibiza TGI sigue destacando por su agilidad y polivalencia en todo tipo de situaciones. Lo comprobamos en una ruta de unos 280 kilómetros por diferentes vías y el resultado es muy convincente. Cuando ponemos fin a la jornada advertimos que todavía no hemos utilizado la gasolina, los depósitos de gas están casi al mínimo y el consumo se sitúa en torno a los 5,5 kg/100km.
Opinión coches.com
Para concluir, hay que decir que la prueba del SEAT Ibiza TGI ha sido interesante y muestra que el gas natural comprimido es una opción real y lógica. Sobre una base truinfadora como es la del utilitario, emplear este combustible alternativo supone una serie de ventajas, principalmente económicas. Y más teniendo en cuenta la campaña de lanzamiento de la marca, que hace que parta de 10.650 euros (está exento de pagar el Impuesto de Matriculación) y que incluya 200 euros de combustible fruto de un acuerdo con Gas Natural Fenosa.
Otra ventaja interesante en la actualidad, es que estos vehículos cuenta con la etiqueta Eco de la DGT, lo que afecta positivamente. Esto quiere decir que tiene una bonificación de hasta el 75 % en el impuesto sobre vehículos de tracción mecánica. También que no le afectan las restricciones en episodios de alta contaminación y que tienen descuentos en el aparcamiento o en los peajes en algunas ciudades.
Por el momento, el principal punto débil no está en el coche, sino en la infraestructura. En España apenas contamos con 57 gasineras públicas (hay otras 67 privadas) y tener un coche así deja de ser interesante sin un surtidor a mano (aunque siempre se pueda utilizar la gasolina). SEAT parece convencida de cambiar eso y la intención es que el número de puntos de recarga se duplique tras llegar a acuerdos con distintas compañías.
- Poder utilizar dos combustibles
- Precio atractivo
- Todos los acabados para el TGI
- Pocos puntos de recarga
- Rumorosidad del 1.0 TGI
- Maletero reducido por el depósito de GNC
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