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Alba Pérez

El Big Data puede producir más petróleo que Arabia Saudí

La bajada del precio del petróleo de esquisto bituminoso ha impulsado técnicas innovadoras jamás vistas hasta ahora dentro del campo petrolífero, aumentando así la producción por pozo y reduciendo drásticamente los costes. Y es que estamos ante un posible cambio de rumbo en cuanto a principal productor petrolífero mundial, ya que Estados Unidos puede desbancar a Arabia Saudí al invertir en big data.

Las perforaciones horizontales y las fracturaciones hidráulicas (fracking) en conjunto con los rápidos avances en big data prometen abrir camino a un segundo renacimiento estadounidense del petróleo: el esquisto 2.0 según detalla el informe que presentó Mark Mills, miembro de Manhattan Institute.

Y es que podríamos hablar de que la revolución del esquisto desde 2006 ha provocado la perforación de miles de pozos a un ritmo mucho más rápido que en los productores de la industria petrolífera tradicional. Judson Jacobs, director de Análisis de la Agencia de Investigaciones Energéticas (IHS), explica que el «aprendizaje de interacciones repetidas implica cambios en las plataformas petrolíferas móviles», permitiendo así la explotaciones simultáneas en diversos pozos.

También podríamos hablar de los avances en las brocas de perforación, en la mezcla de agua, sal y productos químicos empleados en la fractura de las formaciones de esquisto así como del tiempo remoto y real. O podríamos tratar el tema de los equipos de perforación y producción que aportan mayor eficacia al proceso…

Sin embargo, la verdadera revolución se centrará en el big data. Esos bytes podrían ayudar a Estados Unidos a reemplazar a Arabia Saudí convirtiéndose así en el swing producer del petróleo, término que se emplea para hablar del proveedor principal, que controla las mayores reservas y ejerce principalmente su influencia sobre los precios del mercado.

Los nuevos pasos en el terreno de la innovación hacen que el volumen de datos producidos por una operación vanguardista de perforación sea inmensa. Un megabyte por cada 33 cm perforados,  entre 1 y 15 terabytes por pozo en función de la longitud de las tuberías subterráneas, según explica dicho informe.

Esta lluvia torrencial de información puede emplearse para optimizar la ubicación de la broca de perforación, mejorar el mapa subterráneo, aumentar la producción total, las eficiencias del transporte y predecir asimismo dónde se hallará la próxima formación prometedora para la explotación petrolífera. Es por eso que numerosas empresas de la industria están ya invirtiendo lo mismo en tecnología de la información y analítica como en las labores de explotación y producción tradicionales.

Asimismo, la proliferación de start-ups como Ayata, FrancKnowledge o Blade Energy Partners buscan un hueco en el mercado ofreciendo servicios analíticos actuales a las petrolíferas que van más rezagadas en este campo. Y es que según Jacobs, los esfuerzos tempranos de estas empresas no han tenido los resultados deseados ya que “las petrolíferas intentaron contratar a un montón de expertos de datos formándolos para convertirlos en ingenieros pero no salió demasiado bien. El enfoque actual se centra en contratar ingenieros petrolíferos y emparejarlos con los expertos técnicos que pueden suministrar la potencia analítica e intentar casar estos dos grupos entre sí”.

Un ejemplo claro de la importancia del big data es el de la petrolífera BP, explotación situada en Reino Unido, que otorgó trabajo a más de 200 personas en 2012 gracias a haber establecido una red analítica de toma de decisiones. Dichos trabajadores se encargan de investigar senderos que permitan avanzar en el uso de datos y así ayudar a los negocios de BP a aprovechar estas oportunidades.

Si estas iniciativas logran tener éxito, el big data podría provocar dos revoluciones: una, alargando el auge del esquisto en Estados Unidos y otra, provocando una revuelta similar en el extranjero. Y es que según detalla el informe del IHS, aplicar dichas lecciones en los campos petrolíferos de baja producción en otras regiones podría producir hasta 140.000 millones de barriles de crudo en países como por ejemplo China, Irán, Rusia y México.

Y es que ya en 2011, Bill Gates predecía que «lo único que es diferente hoy en día en la industria energética es el software, capaz de cambiar el juego”. ¡Está claro! La nueva era está ya aquí y con ella llega el nuevo petróleo. Y es que la información mueve ahora el mundo. Millones de comentarios en blogs e interacciones a tutiplén en las redes sociales provocan un feed back tremendo para las empresas que modifican así sus productos para atraer más clientes. ¡Las petrolíferas entran ahora en el juego del siglo XXI!

Fuente: Manhattan Institute, MIT Technology Review

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