Los científicos han encontrado otra forma de reducir nuestra dependencia del litio. Porque un hecho es que, con la llegada del vehículo eléctrico, el mundo se enfrentará a algunos desafíos únicos. Si todos cambian hacia las cero emisiones impulsadas por baterías, puede haber una mayor tensión en la red eléctrica. También está el problema del tiempo de recarga y aquellos asociados con una autonomía relativamente limitada (aunque cada vez mayor).
Sin embargo, un grupo de científicos ha encontrado recientemente una manera de recargar las baterías de los coches eléctricos en solo 10 minutos, mientras que los nuevos conocimientos sobre aerodinámica están ayudando a aumentar la autonomía. Pero desafortunadamente, aún hay un gran problema pendiente por abordar. Y es que el litio no se está volviendo más barato ni más abundante, a la vez que la demanda no para de aumentar exponencialmente.
Pero, ¿y si no necesitásemos litio? Un estudio citó no hace mucho que los crustáceos podrían ser una solución, y ahora el océano ofrece otra posible respuesta al problema del litio: las algas marinas. Las baterías de sodio-metal se están explorando como una alternativa al litio, ya que ofrecen alta densidad de energía y un precio más bajo, pero también tienen sus errores. Entre ellos está el crecimiento descontrolado de dendritas, que pueden penetrar el separador de la batería y, en última instancia, provocar un cortocircuito.
Pero ahora, un equipo de investigación dirigido por la Universidad de Bristol ha descubierto que los nanomateriales hechos de algas marinas podrían usarse como un separador de batería más robusto. Los hallazgos del equipo han sido publicados en Advanced Materials, y dicen que las fibras que contienen estos nanomateriales derivados de algas marinas no solo impiden que los cristales de los electrodos de sodio penetren en el separador, sino que también mejoran el rendimiento de las baterías de forma sustancial.
“El objetivo de un separador es separar las partes funcionales de una batería y permitir el libre transporte de la carga”, manifiesta Jing Wang, el primer autor y estudiante en el Instituto de Compuestos de Bristol. “Hemos demostrado que todos los materiales a base de algas marinas pueden hacer que el separador sea muy resistente y evitar que sea perforado por estructuras metálicas hechas de sodio. También permite mayor capacidad de almacenamiento y eficiencia, lo que ayuda a aumentar la vida útil de las baterías”.
Como líder del proyecto de investigación, el profesor Steve Eichhorn comentó que este tipo de trabajo muestra que “son posibles formas más ecológicas de almacenamiento de energía, sin ser destructivas para el medio ambiente en su producción”. Si bien todavía estamos muy lejos de que un separador a base de algas marinas se convierta en la batería de un eléctrico de producción como un Hyundai Ioniq 5, es un gran paso para garantizar que los futuros coches eléctricos se fabriquen de forma más sostenible, y eso solo es una buena noticia.
Fuente: Advanced Materials