El Lamborghini Marzal fue un prototipo que tenía un objetivo muy concreto: el de ser un gran turismo en el que cupieran cuatro pasajeros con ciertas garantías. Ferruccio Lamborghini ya había intentado cumplir este propósito con el Lamborghini 400 GT, sin embargo el espacio se quedaba algo justo, no había que olvidar que éste derivaba del anterior 350 GT. De este modo, el Marzal era presentado en el Salón de Ginebra de 1967 con una serie de novedades importantes.
El diseño no podía ser obra de otro que no fuera Marcello Gandini, uno de los mejores diseñadores de la historia que ya había dibujado las líneas del Miura trabajando para Carrozzeria Bertone. Destacaba por ese aspecto afilado característico del carrocero italiano y sumaba otras novedades como las puertas tipo alas de gaviota que iban acristaladas y permitían ver con claridad ese interior de cuatro plazas. Un concepto muy futurista para la época.
Sin embargo, llamó la atención del público rápidamente y algunos ilustres como Rainier III, príncipe de Mónaco, se interesaron por él. Se trataba de un prototipo y solo había una unidad de preserie fabricada, pero aún así el soberano consiguió conducir coche durante la vuelta de honor del Gran Prix de Mónaco de 1967 con la princesa Grace a su lado. Ahora este prototipo único ha sido totalmente restaurado y se ha llevado a cabo una acción especial para celebrarlo.
El Lamborghini Marzal ha vuelto a las calles del principado y en esta ocasión la responsabilidad de conducirlo a recaído en el príncipe Alberto de Mónaco y su sobrino, Andrea Casiraghi. Para que el coche estuviera listo han sido necesarios diez meses de trabajo, en los que se ha restaurado la carrocería, el interior (con tapicería original), el sistema eléctrico o la propia mecánica. A su lado había un Lamborghini Espada con número de chasis #9090, también recién restaurado.
No es casualidad, pues el Lamborghini Marzal fue el prototipo que precedió al Espada. Un año después de la presentación del prototipo, ya estaba preparado un modelo de producción con la misma filosofía pero con una puesta a punto más realista. Se prescindía de las puertas acristaladas (a Ferruccio no le gustaron por el tema de la privacidad), pero se seguía montando el motor V12 de 3.9 litros en posición trasera y un maletero bastante generoso bajo el capó delantero.
Sobra decir que el Lamborghini Espada fue uno de los modelos más exitosos de la marca en esa época y que se vendieron 1.217 unidades entre 1968 y 1978. Todavía no queda claro si los de Sant’Agata quieren retomar el proyecto de tener un cuatro plazas en la actualidad, pues el Lamborghni Estoque se ha quedado en ‘stand-by’. Sería una buena celebración para estos 50 años del Espada.
Fuente: Lamborghini
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