Llevamos tiempo diciéndolo. Volkswagen quiere ser el primer fabricante mundial en 2018 y está trabajando para conseguir serlo, tanto en ingresos como en unidades vendidas. El terremoto de Japón (y los problemas de Toyota) le auparon al segundo lugar antes de lo esperado (y General Motors recuperó el trono), pero parece que hay piedras en el camino…
Cuando Volkswagen y Suzuki anunciaron una «asociación global» a finales de 2009, todo parecía tener sentido. El gigante alemán invertía unos 2.5oo millones de dólares para hacerse con una participación del 20% de la marca japonesa. Ofrecía a Suzuki su experiencia a escala mundial en motores diésel y Suzuki podría enseñar a Volkswagen cómo ganar dinero con coches pequeños y baratos (ahí está el Volkswagen Up!) Además, a través de la filial Maruti Suzuki (donde tienen una participación mayoritaria) el acceso al mercado indio, uno de los de más rápido crecimiento, sería mucho más fácil.
Lo malo de las teorías es que a veces, y esta ha sido una de ellas, no se cumplen en la práctica. Poco, o nada, ha funcionado. En julio el jefe del fabricante japonés, Osamu Suzuki, se quejó en su blog sobre el trato que Volkswagen daba a su empresa, como una subsidiaria en lugar de su socio en igualdad. Y aún peor: dijo que sus ingenieros aún no habían visto ninguna tecnología VW que valiese la pena adoptar.
Lógicamente, Volkswagen respondió y acusó a Suzuki de romper su acuerdo ya que compraron motores diésel a Fiat. La última novedad fue el viernes pasado, cuando desde Suzuki afirmaron haber enviado una notificación formal a losalemanes acusándolos de «numerosas» violaciones del acuerdo. El Sr. Suzuki dijo que si VW no ofrecía conocimiento e I+D a sus técnicos, «debería devolver las acciones de Suzuki».
En estos casos siempre hay filtraciones, así que se han conocido algunos detalles del acuerdo. Y no parece que Suzuki, en la práctica pueda obligar a Volkswagen a renunciar a su participación. En un artículo publicado el mes pasado en la revista alemana Der Spiegel, se citaban las palabras de un anónimo «alto directivo» de Volkswagen. Si los japoneses actuaban de ese modo, Volkswagen no descartaría lanzar una OPA hostil para hacerse con la totalidad de la marca japonesa. Ahí queda eso.
¿Es posible? Volkswagen tiene dinero y paciencia suficiente, pero según The Economist «eso no quiere decir que una OPA hostil tuviese sentido». Si las diferencias son irreconciliables puede ser que sea más inteligente separar sus participaciones en la otra (Suzuki también tuvo una pequeña participación en Volkswagen, como parte de la oferta). O hacer las paces y seguir adelante con la ejecución del acuerdo original.
¿Por qué? Laura Lembke, de Morgan Stanley, asegura que para la marca germana Suzuki es muy interesante y no va a querer vender su participación. Sobre todo después de los problemas vividos en su proyecto de adquisición de Porsche. El mes pasado renunció a completar la fusión a final de año por las demandas que las dos empresas alemanas se han cruzado (cuando Porsche intentó –y no consiguió– comprar Volkswagen). En la práctica parece ser sólo cuestión de tiempo que Porsche se incorpore a Volkswagen, pero mientras no se resuelvan estos entuertos legales, parece que no darán pasos en este sentido.
La estrategia que parece que sí funciona es convertirse en el mayor fabricante europeo de camiones. El 26 de septiembre la Comisión Europea autorizó la compra de MAN, que quiere combinar con su división propia de camiones y con Scania, otro fabricante europeo que lo controla.
Otra alegría para la marca alemana es que las ventas en China están en auge: venderá unos 2,2 millones de vehículos allí este año. Y con el trabajo que le ha costado entrar en el mercado estadounidense, parece que la nueva fábrica de Volkswagen en Chattanooga (Tennessee) debe darle una base sólida para expandir sus ventas. Y también hay planes para expandir su producción (ya considerable) en Brasil… ¿Y para comprar Opel?
Vía:The Economist