Pocos pensaban que la tercera generación del Citroën C3, lanzada en 2017, fuese a ser tan exitosa. Había arriesgado en diseño, tomando muchos rasgos del C4 Cactus, un modelo que, por desgracia ya que se fabricaba en España, no era lo que el mercado demandaba.
Sin embargo, el C3 caló dentro del segmento de los utilitarios. Desde finales de 2016 que comenzaron las reservas, lleva nada menos que 850.000 unidades vendidas, está siempre entre los cinco primeros de su categoría… que todos los rivales desean porque garantiza mucho volumen de matriculaciones.
Lo primero que se le viene a uno a la cabeza ante este éxito es que “será porque tiene un precio bajo”. No es caro, pero llaman la atención las cifras que nos ofrece la marca: un 65% pide carrocería de dos colores y un 55% de los compradores equipan los Airbump, esas protecciones de plástico tan características. Y hasta un 40% se va directamente al acabado más alto (como el que probamos).
Son datos europeos, pero en España son aún mejores: Aquí ha estado siempre en el Top 3 de ventas, con un 8,3% de cuota de mercado, medio punto más en Europa. Ahora se ha renovado y hemos podido pasar una mañana con él para ver por qué gusta tanto y qué ha cambiado. ¿Suficiente para superarse y adelantar a Seat Ibiza y Dacia Sandero? Lo comprobamos.
Exterior
La verdad es que cuesta distinguir a un Citroën C3 2020 de las unidades lanzadas hace ahora cuatro años. Obviamente, si algo funciona tan bien en el concesionario, hay que tocarlo poco. Pero sí hay retoques, pues el diseño sigue siendo el principal motivo de compra en los vehículos de este tamaño.
Ya que mencionamos las dimensiones, son calcadas al modelo saliente: 3.996 mm de longitud –2.540 corresponden a la distancia entre ejes–, por 1.749 mm de ancho y 1.474 mm de alto.
Como es habitual, los cambios más destacables se dan en el frontal. Y es que ahora cuenta con una nueva parrilla y paragolpes, que recuerdan a los vistos en el CXperience Concept. Tiene forma de V y une los faros delanteros, ahora con tecnología LED para todas las funciones.
[vc_row][vc_column width=»1/2″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][/vc_column][/vc_row]
En el lateral se ofrecen Airbump mucho más estilizados, y dos tipos de llantas nuevos, de 16 y 17 pulgadas. Poca cosa como ves, lo importante en este punto es saber que será muy difícil encontrar un Citroën C3 igual a otro, ya que las posibilidades de personalización se han multiplicado por tres, hasta un total de 97 combinaciones posibles.
Además de los siete colores entre los que elegir la carrocería (hay dos nuevos, el rojo Elixir y azul Spring), hay cuatro para el techo (uno nuevo, llamado azul Esmeralda), cuatro paquetes decorativos que cambian el color de las piezas que rodean los faros antiniebla y los Airbumps (antes se podía elegir solo entre tres) y además se puede elegir un paquete de pegatinas para el techo, que le quedan realmente bien.
Posiblemente sea la parte trasera donde percibamos menos cambios. Se mantienen los faros LED 3D de formas cuadradas que hacen al coche muy reconocible de noche.
Interior
Pocos cambios también dentro respecto a los que conocimos en nuestra prueba del Citroën C3 2017. Y es que al igual que por fuera, se sale de la norma, con elementos como los tiradores de las puertas.
Lo nuevo es la llegada de dos nuevos ambientes: el Techwood inspirado en el mobiliario nórdico con una tapicería clara y molduras en imitación madera, o el Esmeralda, con una tapicería de tejido exclusivo de tipo 3D y tonos oscuros y detalles en azul.
En el salpicadero destaca la pantalla táctil de 7 pulgadas, que ahora tiene un acabado en negro brillante en su marco y que integra los mandos de la climatización. Los materiales no son lujosos, pero sí parecen resistentes al uso (es una mera percepción) y desde luego que con los paquetes opcionales son agradables a la vista.
Tampoco cambia el volante o el cuadro de instrumentos. Son sencillos de ver y de usar, que muchas veces hay tanto elemento de artificio que cuesta encontrar las cosas.
Pero hay una gran novedad. Y es que llegan, si eliges esos ambientes personalizados, los asientos Advanced Comfort. Sólo por ellos merece la pena. Son unas butacas que me enamoraron cuando las probé en el C5 Aircross.
Mientras que unos normales cuentan con una espuma de 2 mm de grosos, estos cuentan con 15 mm, de mayor densidad, combinando dos espumas de dos densidades para una mayor comodidad (es alucinante cómo abrazan el cuerpo) y menor fatiga en los viajes. Además, suman un reposabrazos para el conductor para ir aún más cómodo.
Las plazas traseras no cambian. No destaca en espacio para las piernas ni por tener unas puertas que abran demasiado para facilitar la entrada. En anchura disponible sí son bastante buenas, aunque tres adultos seguirán sin ir muy cómodos. No se ha resulto un detalle que destacamos en la anterior prueba: no hay apenas espacios para dejar objetos.
Maletero
Conserva el maletero es de 300 litros, una cifra bastante acorde con su tamaño. Sigue teniendo un borde de carga algo elevado y además el piso no está enrasado con él, con lo que no sólo es más complicado meter cosas grandes, también sacarlas.
[vc_row][vc_column width=»1/2″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][/vc_column][/vc_row]
Los remates son acordes con un coche de su precio. Bajo el piso contamos con una rueda de repuesto y siempre puedes abatir los respaldos de las plazas traseras (divididos en dos partes), para ganar espacio de carga, que no es totalmente plano.
Equipamiento
La gama continúa estructurándose en tres niveles de acabado, llamados Live, Feel y Shine. Los dos primeros pueden elegirse con un paquete especial que completa la dotación (Live Pack y Feel Pack) y no falta la versión especial C-Series.
Continúa ofreciéndose con un precio de salida muy ventajoso, pues parte de 13.200 euros (sin descuentos, con financiación del coche con la marca). Eso sí, nuestra unidad con acabado Shine, el motor más potente y cambio automático cuesta 19.700 euros. Un precio ajustado, pues ofrece muchos elementos. Recuerda que además puedes encontrar ofertas del Citroën C3 en nuestra sección de coches nuevos, publicadas por los concesionarios de la marca.
No faltan en la dotación elementos de seguridad, un apartado con numerosas novedades. La marca habla hasta de una docena de elementos, la mayoría desde el acabado Live. Desde los sensores de estacionamiento delanteros (antes no tenía), frenada de emergencia en ciudad, alerta de descanso y de atención del conductor, encendido automático de luces de carretera, cámara de visión trasera (de serie en el acabado Shine), ayuda a la salida en pendiente alerta de cambio involuntario de carril, sistema de vigilancia de ángulo muerto, reconocimiento de los paneles de límite y recomendación de velocidad, regulador-limitador de velocidad…
Además cuenta con acceso sin llave y arranque por botón, Connect Assist con llamada de urgencia y asistencia en cualquier momento, el Connect Nav de la pantalla táctil de 7 pulgadas con reconocimiento de voz, TomTom Traffic, compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto… y conserva la ConnectedCAM Citroën, que captura imágenes o vídeos y graba automática en caso de accidente.
Motor
La gama de mecánicas permanece inalterada. Y es que parece que tendremos que esperar al cambio generacional para que veamos versiones electrificadas. Se habla de microhíbridos y una variante 100% eléctrica, el e-C3 (ya existen el Peugeot e-208 y el Opel Corsa-e en el Grupo PSA, probamos este último).
Mientras tanto, contamos con un diésel de cuatro cilindros, el 1.5 BlueHDi con 100 CV de potencia, asociado a un cambio manual de cinco relaciones y que homologa 4,5 l/100 km. Habrá que hacer muchos kilómetros para decantarse por esa variante y no por los gasolina. Encontramos en este caso un motor de tres cilindros en dos variantes de potencia, el 1.2 Puretech con 83 CV que gasta 5,6 l/100 km y el 1.2 Puretech de 100 CV, que homologa 5,7 l/100 km, prácticamente lo mismo.
Estos dos motores se asocian al cambio manual de cinco relaciones pero el más potente puede elegirse con un cambio automático EAT6 con seis marchas de convertidor de par, que es el que tenemos entre manos y que eleva el consumo no demasiado, hasta los 6 l/100 km. Anuncia una velocidad máxima de 191 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 10 segundos.
Comportamiento
Si hay algo que destacar del Citroën C3 es su comodidad. Desde el momento mismo en que te sientas a los mandos, lo percibes en los asientos (parece mentira lo que se nota esa segunda capa de espuma) y, ya en parado al mover la dirección, que está muy asistida y te facilita las maniobras.
En marcha ves que quizás se han pasado con esa asistencia, ya que al circular a velocidades altas en autovía obliga a mover mucho el volante, sin que transmita demasiada información al volante de lo que ocurre con las ruedas. No se trata de un problema a velocidades normales, demuestra que es un coche con una filosofía alejada de la deportividad.
Lo mismo ocurre con las suspensiones. Aislan de manera fabulosa de las imperfecciones del asfalto, pero no son de esas que permiten trazadas milimétricas en curva sin que el coche se descomponga lo más mínimo. Si buscas eso, este no es tu coche. Ojo, no nos referimos a que sea un coche inseguro, pues tiene reacciones predecibles y frena muy bien, simplemente que no se ha pensado para conducir de manera agresiva.
El motor es agradable de usar, sobre todo asociado al cambio automático, que sin ser un prodigio de rapidez, sí resulta cómodo y no hay saltos en las trasiciones entre marchas. Casa muy bien con la filosofía de un coche urbano y el sobrecoste a pagar no es excesivo.
En cuanto a la potencia del propulsor, me ha parecido suficiente tanto para moverte por ciudad como fuera de ella, con recuperaciones buenas (es un coche bastante ligero) para no asar agobios, sin ser un prodigio de prestaciones. No tuvimos tiempo para medir consumos en profundidad, pero el ordenador de a bordo marcaba unas cifras acordes con las homologadas.
Opinión coches.com
La puesta al día del C3 se ha centrado en seguir siendo un producto que se desmarca de sus rivales. Un coche que cumple en ciudad y fuera de ella, tratando bien a sus ocupantes. Se ha mejorado además en ese sentido, con unos asientos realmente fabulosos.
Los cambios se han centrado en refinar el diseño y que las opciones de personalización sean todavía mayores, algo que se aprecia mucho en su categoría. Gana tecnología, que no es apabullante pero sí mejora mucho en seguridad y conectividad, que es lo que demanda la gente.
Mantiene las plazas traseras algo justas para las piernas (algo que el Renault Clio, que se está desmarcando en ventas, también padece). Y unos plásticos algo por detrás de otros rivales, si bien el diseño ayuda a que la percepción del conjunto no sea mala. Y cuenta con un precio muy competitivo, que es su as el la manga.
Puede que la gama de motores no sea demasiado grande, pero sí es racional. Respecto a la generación anterior perdió el Puretech de 130 CV, pero el de 100 parece suficiente para un uso normal, ya que el coche cumple en autovía y no se trata de un modelo que busque sensaciones de conducción… más allá de llevarte cómodamente. Existió también una variante de GLP con etiqueta ECO, pero nunca estuvo entre las más demandadas con este combustible.
- Confort de marcha, mejorado con los asientos Advance Confort
- Diseño diferenciado de toda su competencia
- Enormes posibilidades de personalización
- Espacio detrás y materiales mejorables
- Equipamiento de la versión básica muy sencillo
- Suspensión que no anima a ir rápido en curvas
Galería de fotos: