Hay ocasiones en las que los avances van tan rápidos que el mercado todavía no está preparado para ellos. En esos casos, una de las soluciones es echar marcha atrás y hacer como que nada ha pasado. Quizás esto es lo que pensó la marca muniquesa al desarrollar el BMW M8 nunca fabricado, la base del McLaren F1.
Para conocer esta historia hay que remontarse hasta finales de los años ochenta y luego dar un salto hasta el 2010. En 1987, BMW anunció que empezaba a producir un motor V12 de 5 litros, un gran avance que suponía un estándar de 300 CV. Con estas especificaciones salía al mercado el BMW Serie 8 E31, un deportivo de altas prestaciones, pero también de un elevado peso. En la mente de todos los aficionados al motor estaba la posibilidad de que la marca alemana pudiera sacar una versión Motosport. Sin embargo, BMW no se cansó de repetir que, aunque en alguna ocasión se lo habían planteado, nunca habían llegado a hacerlo realidad.
Ya en 2010, unas filtraciones cambiaron la historia. Desde el Museo de BMW salieron algunas informaciones que hablaban de que se llegó a fabricar un ejemplar. Ante esto, BMW no pudo más que contar la verdad: existía un BMW M8 Prototype.
El BMW M8 nunca fabricado, un motor de otra época
El prototipo del BMW M8 se mantuvo intacto durante décadas, algo poco habitual. Quizás nadie quería ser el responsable de acabar con esa gran maravilla del diseño. El coche surgió como una evolución del Serie 8 E31 en versión M.
Para contrarrestar el mencionado exceso de peso que tenía el Serie 8, los ingenieros de BMW realizaron una serie de ajustes en el diseño y los materiales del prototipo. Fibra de carbono para las puertas y los pasos de rueda, y plexiglás para las ventanas. También se eliminaron los faros escamoteables y se añadieron otros elementos como arneses de seguridad y un asiento de kevlar con un pilar B para aumentar la rigidez.
El verdadero aspecto diferencial del BMW M8 nunca fabricado estaba en su motor. El llamado S70/1 era un V12 atmosférico de 6064 cc que llegaba a desarrollar 550 caballos. Esta potencia le hacía situarse a buena distancia del resto de deportivos de la época. Además, llevaba 48 válvulas y se añadió un segundo árbol de levas por bancada.
Fabricado en un rojo intenso, este prototipo nunca llegó a salir a la luz. Una versión algo más limitada de este motor se usó en el 850 CSi, llevando también por nombre S70/1 o S70B56. Además, fue una pieza clave para uno de los grandes récords del automovilismo.
El deportivo más rápido del mundo
En plena disputa por la hegemonía entre McLaren y Ferrari, a Gordon Murray, director técnico de la escudería británica, le vino una idea de un modelo deportivo que fuera capaz de batir todos los récords. Su objetivo estaba claro: desbancar al Ferrari F40.
Este es el origen del McLaren F1, el deportivo de fabricación en serie con motor atmosférico más rápido de la historia. Pero, para llegar allí, fue clave la participación de otro grande del motor, Paul Rosche, el responsable del área Motosport de BMW.
Rosche se acercó un día a su amigo Murray para preguntarle sobre los avances de su nuevo deportivo. Las cosas no iban demasiado bien, el tiempo se les echaba encima y no habían conseguido el apoyo de Honda. El ingeniero de BMW no lo dudó y prestó su ayuda, tenía un nuevo motor que podría ser lo que el McLaren necesitaba.
Sin embargo, no era lo que Murray buscaba. Al ver el motor se dio cuenta de que era demasiado pesado y ocupaba demasiado espacio. Para hacer realidad sus planes, lo que necesitaba era algo ligero y rígido para que sirviera también de estructura al conjunto. A pesar de ello, Rosche no lo dudó y le dijo que lo conseguiría.
Murray trabajó junto con BMW para la consecución de este objetivo adaptando el motor. El resultado fue más que satisfactorio a pesar de que se excedió en 16 kilos el peso deseado. Este problema se vio compensado con la potencia extra que consiguió BMW. Era un V12 de 6.1 litros, lo que desarrollaba 635 caballos y 650 Nm de par motor. El nombre que le dieron fue una evolución del que llevaba el BMW M8: S70/2.