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Mario Nogales

Bosch todavía cree en el diésel y consigue reducir sus emisiones NOx

Podemos decir que el futuro del diésel no es demasiado optimista. Este tipo de carburante ha visto como su popularidad descendía considerablemente desde el escándalo del Dieselgate y tras comprobar sus altas emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). Algunas marcas se plantean abandonarlo, algunas ciudades piensan en prohibirlo y las ventas de gasolina están por encima por primera vez desde hace años. Sin embargo, Bosch parece ser el único que confía en el diésel a estas alturas.

La compañía alemana ha decidido ir al núcleo del problema de los motores diésel: las emisiones NOx. La única solución que ha encontrado ha sido la directa, reducir esos agentes que provocan la contaminación. Pero, ¿es eso posible? En los últimos años hemos visto como los fabricantes utilizaban algunos sistemas adicionales como los filtros de partículas o los catalizadores con Adblue. Sin embargo, la propuesta de Bosch parece mucho más efectiva.

La Comisión Europea dicta que el máximo que puede emitir un coche diésel en la actualidad es 168 mg/km. Pero el próximo año 2019 entrará en vigor una segunda fase que reducirá la cantidad a 120 mg/km y, posteriormente, en 2022 el límite quedará establecido en 80 mg/km. Ante estas medidas Bosch ha estado trabajando en una tecnología que ha logrado que emita solamente 13 mg/km, apenas una décima parte de lo que establece el futuro límite.

De esta forma los motores diésel podrían olvidarse de la regulación en los próximos años al quedar muy por debajo del baremo. ¿Cómo lo han hecho? Según Bosch mejorando algunos aspectos como el sensor del flujo del aire (MAF), un turbocompresor optimizado o un sofisticado sistema de gestión térmica. Unas claves que hacen que el motor funcione de una manera óptima para emitir menos.

Todos sabemos que la conducción urbana es la que afecta de manera negativa a los diésel y que los problemas (como el de la válvula EGR) llegan a bajas revoluciones. Con las gestión térmica se consigue una temperatura más elevada que facilita la recirculación de los gases del escape a través del catalizador. Con un sensor del flujo del aire más sensible se consigue que las emisiones no se disparen ante una conducción más exigente.

Aunque la cifra de 13 mg/km de NOx que ha dicho Bosch puede parecer una cifra de ciencia ficción o irreal, corresponde al ciclo de homologación WLTP. Y además han querido comprobarlo en una conducción real con tráfico urbano, donde obtuvieron valores de alrededor de 40 mg/km. La fórmula de Bosch parece esperanzadora para los amantes del diésel, además admiten que la disponibilidad es inmediata y que los costes no se encarecerían en absoluto.

Fuente: Bosch

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