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Renault Scenic prueba – 37.9
Pruebanoticias/
Luis Ramos Penabad

Renault Scenic, a prueba: ¿merece la pena apostar por un monovolumen?

Puede parecer un contrasentido, pero en 2016, en pleno auge de los SUV como modelos para la movilidad familiar, Renault renovó su monovolumen compacto. Hablamos del Scénic, como no. En parte era lógico, una especie de deuda a un modelo histórico que arrasó en ventas en toda Europa en la última década del siglo pasado.

Tres años más tarde de su lanzamiento, por fin nos ponemos al volante de este monovolumen compacto, que pretende ser una alternativa más racional a los SUV compactos que dominan el mercado. Obviamente, las armas no podían ser las mismas que hace dos décadas, pero aquel espíritu del Scénic que conquistó a tantos puede que lo siga haciendo ahora.

Las ventas en los nueve primeros meses del año, con 5.546 unidades vendidas (un tercio de las conseguidas por el Renault Megane del que deriva), demuestran que también los seguidores de la marca del rombo han sucumbido a la fuerza de ventas de los SUV (el Kadjar lleva más de 9.900 matriculaciones)… Pero también que es algo más que un producto de nicho.

¿A quién puede interesar el Renault Scénic? ¿Tiene suficientes argumentos para preferirlo a uno de tantos SUV? Pues para descubrirlo, nada mejor que pasar una semana conduciéndolo. Acompáñanos en nuestra investigación.

Exterior

Fue el Renault Espace 2015 el que dio el paso de que los monovolúmenes dejasen de parecer furgonetas a parecer más un SUV. Y el Scénic, que en su día había seguido los pasos del monovolumen europeo por excelencia (ver historia), también los siguió en esta ocasión.

Pero no se trata de un Espace más pequeño. En absoluto. El Scenic tiene personalidad propia, si bien también toma elementos de otros “familiares”, caso del Captur 2017, con el que comparte su parrilla característica en forma de V, que en este monovolumen tienen continuidad en unas líneas en el capó muy patentes.

Gracias a esas nervaduras se resaltan las ópticas, con una LED diurnas que enmarcan el faros, con tecnología Full LED en esta unidad. Un listón cromado las une, con el rombo de la marca en el medio de la calandra. También vemos unos embellecedores cromados en los laterales de la parte baja, reforzando visualmente los faros antiniebla redondos.

En la vista lateral se hace patente que no es un coche en absoluto grande. Mide 4.406 mm de longitud, por 1.866 de ancho y nada menos que 1.653 mm de alto. Recordar en este punto que existe una segunda carrocería, el Renault Grand Scénic, que alcanza los 4.634 mm (es igual de ancho y ligeramente más alto). También tiene 7 cm más de distancia entre ejes, que en este Scénic es de 2.734 mm.

En este punto vemos sin dudo uno de los detalles que más polémica desató en el lanzamiento, las llantas de 20 pulgadas, con un neumático extraordinariamente estrecho para lo que acostumbramos a ver: 195/55 R20 (unos Goodyear efficient Grip, para más señas).

No es que en el departamento de prensa se volviesen locos, es la única medida disponible. Tiene sentido emplear neumáticos más altos y estrechos desde el punto de vista del ahorro del combustible, pero también es cierto que es más sencillo golpearlos aparcando y que genere más trabajo a la suspensión

Ese calzado hace al coche más alto y lo cierto es que visualmente, en mi opinión, es un acierto. Sin apartarnos de la vista lateral vemos también que el acabado en dos colores (gris para la carrocería y negro para el techo) le queda realmente bien, ya que hace juego con los retrovisores y los embellecedores plásticos de la parte baja, adornados con un cromado en esta unidad, a imagen de la parte alta de las ventanillas.

La zaga es quizá la zona más conservadora. Ahí vemos cómo las ópticas se alargan hacia el logo en el centro, ubicado sobre la denominación del modelo. Sobre el lugar donde se ubica la matrícula vemos también un listón cromado. Si echamos la vista hacia lo alto vemos que el techo se remata con un pequeño spoiler y, cambiando de tercio, un plástico negro recorre la parte baja, como en un todocamino. Ahí se integran los catadióptricos en las esquinas.

Interior

Lo importante en un monovolumen era (y debería ser) contar con un interior amplio y versátil. Eso, al menos, buscamos los padres de varios hijos. Si alguna vez has de cambiar un pañal dentro de un coche porque la temperatura exterior amenaza la salud de tu retoño agradecerás esa amplitud. No se busca una posición de conducción elevada. Esa viene “de regalo” al solicitar lo anterior. Si es lo único que buscas, SUV y crossover te lo ofrecen también.

Y si, en el Renault Scénic vas elevado. Dominando la carretera y con una visibilidad buena, gracias al doble pilar A que ayuda a eliminar los puntos ciegos. Esta solución obligó a retrasar algo más de lo habitual los retrovisores y al principio puede resultar algo extraño tener que ir a mirarlos, no encontrártelos, pero te acostumbras rápido.

Los asientos, acabados en tela y piel en esta unidad, son cómodos y sujetan el cuerpo razonablemente bien para el tipo de vehículo que hablamos. Da una sensación de calidad muy grande. Todos los plásticos han mejorado una barbaridad en esta generación, si bien debemos recordar que estamos en el acabado más alto. El espacio también es muy bueno para un coche de este tamaño.

El salpicadero tiene un diseño bastante limpio y tecnológico. La vista se te va, de manera invariable, a la pantalla vertical de 8,7 pulgadas, en el que encontramos el sistema R-Link 2, que integra bastantes funciones, como vimos ya en nuestra prueba del Renault Megane. Cuenta con sistema de navegación, Bluetooth, Android Auto y Apple CarPlay. Está a un altura buena para no tener que desviar demasiado la vista de la carretera, pero le faltan algunos botones físicos que ayudasen a poder manejar algunas funciones, como la climatización, de manera más intuitiva, sin moverse por menús.

El panel de instrumentos lo componen tres esfera. La centra puede personalizarse en función del modo seleccionado en el Sistema Renault Multi-sense de los cuales podemos seleccionar: Sport, ECO, Confort, Neutro o Perso, y cambia de color.

En el apartado práctico uno de los detalles más sui generis del Scenic es la consola central. Puede deslizarse hacia atrás, de modo que cuentas con un cofre muy grande con reposabrazos o, retirándolas, con un espacio amplio entre los asientos, ideal para dejar un bolso y que descubren un par de reposabebidas. Si el espacio que ocupa el cambio, saliendo desde la parte central del salpicadero, no fuese tan grande, podría incluso servir para pasar de un lado a otro.

Otro punto práctico en estas plazas delanteras es la guantera. Al igual que en el Captur, se ha transformado en un cajón (que la marca denomina EasyLife). Es muy amplio, con nada menos que 11,5 litros de capacidad y está refrigerada. Es parte de los 63 litros en los diferentes huecos del coche. Sí, como en el Captur puede golpear las rodillas del pasajero al abrirse, conviene tener cuidado al abrirla.

El volante da gusto asirlo. Cuenta con mandos en a los lados. Lástima que se olvidasen de integrar en él (o al menos en un mando satélite) los del control de crucero. Se han relegado, de manera inexplicable, al lado de la palanca de cambio… y en el lado más alejado del conductor. Inexplicable. En esta unidad contamos también con un Head Up-Display (HUD) donde se proyecta la velocidad a la que circulamos junto con el límite de cada vía..

En las plazas traseras, uno de los puntos más importantes del coche, son perfectas para un coche de su tamaño. Se han perdido los asientos individuales, uno de los rasgos de las generaciones anteriores. Ahora hay una banqueta dividida en dos. Una con un asiento y otra con dos plazas, que se desplazan longitudinalmente unos 15 cm de modo independiente.

A pesar de ello, son asientos cómodos para un adulto. Incluso el central, que no cuenta con anclaje Isofix… si bien curiosamente sí que cuenta con él el asiento delantero izquierdo. El cinturón de esa plaza sale del techo, una solución que se emplea en otros modelos y que ahorra espacio, pero que a veces es difícil de coger.

Hay detalles muy buenos en esas plazas. Desde las mesitas de plástico en la trasera de los asientos delanteros, con ranuras ideales para sujetar una tablet, las curiosas salidas de aire en los laterales,  un par de puertos USB y una toma de 12V, un cajón al final de la consola central, las cortinillas integradas en las ventanillas o los huecos en el piso, perfectos para dejar juguetes de los niños.

Maletero

Cuando abrimos el portón trasero nos encontramos con un maletero bastante capaz, que cubica 506 litros de capacidad, con los asientos en su posición más retrasada. Es lo habitual en un coche de su tamaño, si bien el del Citroën C4 SpaceTourer, por citar a su rival más directo, es algo mayor.

Presenta unas formas muy regulares y el piso puede colocarse a dos alturas. Si se coloca en el lugar superior queda enrasado con la boca del maletero (muy accesible, pues sólo hay 686 mm de altura desde el suelo). Tiene un punto de luz en el lateral izquierdo, junto a una toma de 12V y algunos ganchos para sujetar la carga en la base. Y poco más.

Siempre puedes abatir los respaldos de los asientos traseros para aumentar la capacidad de carga. Están divididos en dos partes, en proporción 40/60 y en el nivel de acabado de nuestra unidad puedes hacerlo de manera autómatica, pulsando unos botones en el lateral del maletero (cada parte tiene su botón, más otro para abatir ambos al alimón). Puedes hacer esta operación también desde el clásico mando del asiento o incluso mediante el sistema multimedia.

Cuando colocas el piso en la posición más elevada el espacio es totalmente plano. Es posible en algunas terminaciones (no con asientos de piel) abatir el respaldo del asiento del copiloto, con lo que se pueden llevar objetos de hasta 2,5 metros de longitud.

Equipamiento

La gama diésel se estructura en dos niveles de acabado (en gasolina se ofertan aparte de los que desglosamos el Life y, desde hace unos meses, el Black Edition, que pretende darle una apariencia más deportiva al modelo).

Por un lado tenemos al Limited, que como variante de acceso es realmente completa, ya que cuenta con las las llantas de aleación de 20 pulgadas, luces antiniebla, seis airbags… y dentro encontramos volante forrado en cuero, climatizador bizona, luces y limpiaparabrisas automáticos, tarjeta manos libres, pantalla de 7 pulgadas compatible con Android Auto y Apple Carplay, Bluetooth o sensores de aparcamiento trasero.

Ya incluye también algunos sistemas de ayuda a la conducción como el avisador de cambio de carril, detector de fatiga, lector de señales de tráfico y frenado autónomo de emergencia.

Nuestra unidad corresponde al nivel de equipamiento más completo, denominado Zen. Suma faros Full LED, llantas de aleación específicas, navegador con pantalla de 8,7 pulgadas, parabrisas térmico, retrovisores plegables eléctricamente o el selector de modos de conducción, entre otros.

El que estamos probando cuesta 28.769 €, una cifra que puede parecer elevada pero que no incluye descuentos. Es fácil encontrar ofertas de Renault Scenic en nuestra sección de coches nuevos, donde concesionarios oficiales de toda España los publican cada mes. Recuerda que esas tarifas pueden incluir condiciones, como financiar el coche con la marca. Te recomendamos también echar un vistazo a nuestro comparador de seguros para dar con la póliza que mejor se ajusta a tus necesidades y presupuesto.

Motor

Bajo el capó encontramos el bloque 1.7 Blue dCi, que llegó para transformar por completo la gama diésel, sustituyendo de un plumazo a los anteriores 1.5 y 1.6 dCi con los que fue lanzado originalmente el coche

Disponible en dos versiones, el escalón inicial desarrolla una potencia de 120 CV y un par máximo de 300 Nm. Se asocia a una caja manual de seis relaciones, alcanza 187 km/h de velocidad máxima de 195 km/h y realiza el 0-100 km/h en 14,2 segundos.

Puede que resulte más interesante la versión que tenemos entre manos, con 150 CV y 340 Nm de par, ya que apenas hay 700 euros de diferencia entre ambos. Y es que ya es capaz de alcanzar los 100 km/h desde parado en 12,1 segundos (no, no es un relámpago tampoco) y consigue una punta de 210 km/h. ¿Lo mejor? Que ambos homologan el mismo consumo medio combinado de 5,5 l/100 km, con unas emisiones de CO2 incluso un gramos más bajas, de 143 g/km.

En este caso va ligado a una transmisión manual de seis relaciones, pero puede asociarse al interesante cambio automático de doble embrague EDC.

Hemos de recordar que también hubo novedades en la gama de gasolina desde su lanzamiento. En 2018 se incorporó el propulsor gasolina 1.3 TCe GPF desarrollado junto a Mercedes-Benz, con versiones de 115, 140 y 160 CV. Se liga a la caja de cambios  manual con seis velocidades, y los dos más potente pueden contar con la transmisión de doble embrague EDC. Pero es hora de ver cómo va el diésel.

Comportamiento

En marcha, al igual que el Megane, el Renault Scénic apuesta por el confort está asegurado. Su suspensión delantera tipo McPherson delantera es cómoda para viajar, filtrando de forma correcta cualquier irregularidad en la carretera. Tampoco alcanza las cotas de comodidad de, por ejemplo, el Citroën Spacetourer.

Cuando apuestas por una conducción más dinámica y lo sacas a carreteras reviradas, es más fácil encontrar las debilidades de este monovolumen. Enseguida te das cuentas que hay ciertos balanceos al tomar las curvas con brío. No está hecho para esas lides, sino para viajar cómodamente con la familia. Las reacciones del coche, en todo caso, no son bruscas, en parte porque los sistemas de asistencia y el control de estabilidad cumplen su función de manera intachable, pero casa mejor con el coche una conducción más previsible y cómoda, con suavidad.

Conocía el anterior 1.6 dCi al haberlo probado en los Nissan Qashqai y Nissan X-Trail. Este 1.7 dCi mueve con suficiencia al coche, con consumos bastante cercanos a los homologados (5,5 l/100 km) siempre que no se les exprima demasiado. Peca de sonoridad y se notan bastantes vibraciones cuando está frío, hándicaps que mejoran al ganar temperatura.

En ciudad se trata de un coche muy fácil de conducir, gracias a la buena visibilidad, la dirección ágil y efectiva y las ayudas a la hora de aparcar en lugares angostos, como los sensores de aparcamiento o la cámara de visión trasera.

Opinión coches.com

Puede que el Renault Scenic ya no se pueda catalogar directamente como un monovolumen, si nos atenemos a lo que hace una década conocíamos como tales. Ha perdido parte de la modularidad del interior (al no contar con los asientos traseros independientes), pero sigue estando por encima de SUV y, por supuesto, los compactos al uso, en habitabilidad.

El mercado manda y es entendible que la forma haya apostado más el diseño, siguiendo la estela del Captur, que por maximizar el espacio al máximo. Algunos pueden sentirse decepcionados, pero quien desee el máximo espacio cuentan con las versiones de pasajeros de la Kangoo. Son esos derivados de turismos los que han tomado el testigo.

Entonces… ¿qué es el Renault Scenic? Pues, como tantos coches hoy, un crossover. Combina trazos de segmentos variados, sin perder del todo la esencia del monovolumen compacto: dimensiones exteriores contenidas ideales para moverse en ciudad, soluciones prácticas inteligentes en un interior bien rematado, y un rodar fino y seguro.

En definitiva, podríamos decir que el Scenic es al Megane lo que el Captur al Clio. Una variante con un enfoque más práctico que, sin duda, puede convencer a mucha gente que no desea un SUV, que gasta más combustible y con un aspecto más agresivo. Una fusión entre monovolumen y SUV… que tiene también sus adeptos.

Renault Scenic Zen 1.7 Blue dCi
7.9Nota
Lo mejor
  • Diseño exterior diferenciado respecto a la competencia
  • Interior amplio y bien rematado
  • Buen nivel de dotación en la unidad probada
Lo peor
  • Pérdida de los asientos traseros individuales
  • Rumorosidad y vibraciones del motor diésel
  • Falta una variante de acceso para este motor
Diseño8.5
Habitabilidad7.5
Acabados7.5
Maletero7.5
Equipamiento8.5
Motor8
Comportamiento7.5
Calidad Precio8

Galería de fotos:

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