La segunda generación del Toyota Aygo llegó al mercado en 2014, un año realmente prolífico para los coches pequeños, ya que llegaron al mercado una gran cantidad de ellos. Como el modelo precendente, no llegó solo ya que es fruto de la alianza de Toyota con el Grupo PSA. Con él llegaron los actuales Citroën C1 y el Peugeot 108, todos fabricado en la fábrica de Kolin (República Checa).
Las ventas del Aygo en España siempre superaron a las de sus hermanos. En 2018 cerró el año con 3.549 matriculaciones, por 2.224 del C1 y 1.548 del 108. Muy alejados todos ellos, no obstante, del auténtico referente del segmento en toda Europa, el Fiat 500.
Toyota apostó por una estética diferenciada y mucho más atrevida. Viendo los resultados, parece que acertaron en el planteamiento. En 2018 se llevó a cabo una actualización del modelo. El Toyota Aygo incidió en los rasgos que marcaban su éxito y en su presentación internacional en Copenhague comprobamos que la remodelación había sido mucho más profunda que una simple mirada puede indicarnos.
Ahora hemos pasado una semana con él para conocer en mayor profundidad todas esas novedades. La unidad probada es, además, especial y diferente a la que habíamos conducido. Tiene un techo practicable de lona perfecto para disfrutar de la conducción y su mecánica va ligada a un cambio automático. ¿Nos acompañas a descubrir cómo va?
Exterior
Hubo un tiempo que los coches del segmento A se elegían por su bajo coste, buscando sobre todo sus aspectos funcionales, más que el hecho de que fuesen estéticamente atractivos.
La llegada del Fiat 500 (allá por 2007) cambió el paradigma. Los italianos demostraron que con un coche pequeño, además de cumplir las necesidades básicas de movilidad que se le suponen a un vehículo de este tamaño, la gente podía satisfacer otras necesidades más banales como ganar imagen. Eso permitía, sobre todo, vender el coche más caro… y que el fabricante ganase más dinero. Obviamente, el resto de fabricantes cambió el paso para hacer lo mismo.
Con esta generación del Toyota Aygo la marca trata de conquistar al público más joven que busca un coche diferente. De ahí que sus líneas sean tan llamativas y agresivas. La aplicación del lenguaje de diseño J-Playful inspirado en el manga es muy notable para conseguirlo.
En el frontal es donde se hace más visible la X característica de este diseño que estrenó el Yaris 2014, con el logo de la marca en el centro. En la actualización estrenó faros delanteros, que ahora cuentan con tecnología LED en las luces de luz diurna (antes se ubicaban en los extremos del paragolpes). Llama poderosamente la atención la moldura negra (de gran tamaño) bajo los faros delanteros.
En el lateral destacan las llantas de aleación de 15 pulgadas, con un diseño muy agresivo. También las partes negras que recorren la carrocería desde las ópticas delanteras a las traseras (incluidos los retrovisores), potenciadas por las ventanillas traseras (de apertura de compás, no bajan), que están oscurecidas. Un embellecedor negro en la parte baja equilibra el conjunto. Nos gustó el detalle de que se vean las ópticas traseras desde el lateral de manera clara.
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En esta vista observamos también el reducido tamaño del vehículo. Mide 3.465 mm de longitud, de los cuales 2.340 corresponden a la distancia entre ejes. La anchura se queda en 1.615 y se queda en 1.460 de altura.
También en la parte trasera se replica la X en la forma, muy abultada, de los paragolpes. Hay una gran parte acristalada, oscurecida a juego con la parte baja. Esta unidad es azul, pero puede elegirse en otros seis colores, combinables con el techo en contraste que, en esta unidad es negro debido a la capota retráctil. Además, está la edición especial X-Cite, que en origen contaba con un color magenta Splash realmente llamativo y, en el pasado Salón de Ginebra se presentó otro en color naranja.
Interior
No hay cambios en las dimensiones del habitáculo respecto del que conocimos en nuestra prueba del Aygo 2014. Cuenta con una buena habitabilidad en las plazas delanteras, si bien la anchura puede antojarse justa para personas de buen tamaño. Esto es, por otra parte, lo habitual en su segmento.
Los asientos tienen integrados los reposacabezas. Son bastante altos, no habrá problemas de seguridad en ese sentido. No esperes, eso sí, una comodidad extrema como en vehículos pensados para hacer largos viajes: ni recogen bien el cuerpo y son confortables para viajar pocos kilómetros, pensados para desplazamientos urbanos. El techo de lona no reduce la altura disponible, que es correcta. Ojo, el volante no tiene regulación en profundidad.
A las dos plazas traseras (es un coche homologado para cuatro pasajeros, hay alternativas para cinco, pero no útiles para todos) se accede por unas puertas bastante pequeñas, por lo que si los ocupantes son grandes, puede que tengan algún problema. Dentro se va razonablemente bien habida cuenta de las dimensiones del coche.
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Eso sí, las ventanillas laterales no se bajan, como ya hemos indicado, tan sólo se abre un poco hacia la zona trasera. Tampoco dejan pasar demasiada luz debido a su tamaño y forma, menos aún en esta versión, con cristales oscurecidos.
Por lo demás, se trata de un interior sin lujos, pero decorado de manera bastante moderna, sin muchos cambios respecto al modelo precedente. Eso incluye partes en puertas y aireadores en color de la carrocería que aportan un toque de color.
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El volante tiene un grosor adecuado (quizá el aro resulte demasiado grande a algunos) y tras él encontramos una única esfera con el velocímetro, flanqueada por un indicador de las revoluciones. En el centro, una pantalla redonda muestra (con un fondo naranja que se ve algo añejo), algunos detalles más, como el combustible restante, temperatura…
Todo el protagonismo en el salpicadero (desde luego, no hay muchos más elementos, ni siquiera aireadores centrales) es para la pantalla de 7 pulgadas del sistema de infoentretemimiento, compatible con Apple Acrplay y Android Auto). Cuenta con cámara de visión trasera, un detalle que parece algo baladí en un coche de dimensiones tan reducidas –de los más pequeños del segmento de los coches urbanos, salvando el Smart fortwo-, pero es que la visibilidad hacia atrás no es muy buena, se agradece que esté.
Es curioso el mando del climatizador, por forma y disposición de sus botones, pero no cuesta mucho acostumbrarse. Menos me ha gustado la ubicación de los mandos de los espejos retrovisores (abajo, a la izquierda del volante). Por lo demás, más allá de las conexiones USB y de audio, el par de reposavasos ante la palanca de cambios (con un diseño poco acorde con el exterior) y la guantera… no hay mucho más.
Los materiales no son lujosos (tampoco te lo venden como tal), pero sí parecen resistentes y el ajuste entre las piezas, bueno. No me gusta (quizá manía personal), los acabados en plástico negro brillante en ciertas zonas, incluso el volate, muy de moda pero que atrapan polvo con demasiada facilidad.
Maletero
Si hablamos de un coche con menos de 3,5 metros de longitud, no esperes una amplia capacidad de carga. El Aygo anuncia 168 litros de volumen de maletero. Conserva sus formas aprovechables. Teniendo en cuenta que su hábitat es la ciudad, es más que suficiente para una compra. Una sillita de bebé… mejor que sea de tipo tijera, una de las grandes difícilmente cabe.
Si lo comparamos con otros rivales, es pequeño, ya que modelos como el trío del Grupo VAG (Volkswagen Up!, el Seat Mii y el Skoda Citigo) o la pareja coreana (Hyundai i10 y Kia Picanto), por ejemplo, ya cuentan con 250 litros.
El portón tampoco es que destaque por tamaño, pero sí por diseño. La boca de acceso se ha resuelto de modo que solamente se abra una parte acristalada, lo que consigue además que destaquen las formas del paragolpes.
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Si deseas ampliar el espacio para llevar enseres es posible abatir los respaldos de los asientos traseros. Están divididos en dos mitades idénticas (50:50) y esta acción puedes realizarla directamente desde el maletero, pero el espacio de carga resultante no es totalmente plano.
Equipamiento
La gama del Toyota Aygo parte del acabado x-play. En él encontramos de serie un generoso equipamiento de serie para tratarse de un coche de este segmento. Desde llantas de aleación de 15 pulgadas, luces de circulación diurna y ópticas traseras LED,, luces antiniebla, climatizador, volante multifunción, limitador de velocidad o el sistema multimedia x-touch con pantalla de 7 pulgadas y conectividad vía Apple CarPlay y Android Auto y la cámara de visión trasera.
Si te preocupa la seguridad al tratarse de un coche tan pequeño, has de saber que incluye de serie 6 airbags, control de estabilidad de Tracción (VSC+TRC), avisador de frenada de emergencia (EBS), anclajes ISOFIX de tres puntos, asistencia al arranque en pendiente (HAC) y el obligatorio indicador de presión de neumáticos (TPWS).
Sobre esta variante es posible personalizarse el coche muchísimo, con carcasas de los retrovisores, molduras laterales, vinilos para el frontal, trasera y techo…
Nuestra unidad de pruebas es el Toyota Aygo x-wave. A todo lo anterior suma el techo deslizante x-sky, tapicería de piel, luces automáticas, sistema de entrada y arranque sin llave, cristales tintados o las molduras laterales y carcasas de los retrovisores en negro piano.
De serie también cuenta con el Toyota Safety Sense, el conjunto de sistemas de seguridad y ayuda a la conducción que ayudan a evitar o mitigar colisiones en un amplio abanico de situaciones de tráfico, incluye el sistema de seguridad precolisión (PCS), que funciona entre 10 y 80 km/h o el avisador de cambio involuntario de carril (avisa con sonido y visualmente, no actúa sobre la dirección).
Además, está la edición especial x-cite, que se actualiza de manera periódica. En un inicio contó con el exclusivo color exterior x-magenta y techo negro y en el pasado Salón de Ginebra conocimos una nueva evolución, junto al acabado x-style.
Con ese techo que lo convierte casi en un descapotable y con el cambio automático (ahora hablaremos de él), el Aygo no es barato. El precio recomendado es de 16.550 euros, pero es cierto que si buscas en nuestra sección de coches nuevos verás cómo es sencillo encontrar ofertas de Toyota Aygo, publicadas por concesionarios oficiales de la marca, que rebajan bastante esta cifra. Te recomendamos también echar un vistazo a nuestro comparador de seguros para dar con la póliza que mejor se adapta a tus necesidades y presupuesto.
Motor
Desde la última renovación el Aygo solamente puede asociarse a motor 1.0 de tres cilindros, el Dual VVT-i DOHC, con 998 cc. Se trata del mismo de antes pero su potencia aumenta de 69 a 72 CV de potencia a 6.000 rpm, además de rebajar sus emisiones homologadas de CO2. Se ha conseguido mediante un nuevo sistema de dos inyectores de combustible y cambios en el cuerpo del acelerador, bloque y culatas de los cilindros, el diseño de los pistones, el sistema de recirculación de gases o la bobina de encendido.
Estas remodelaciones supusieron también una ligera reducción del par motor máximo de 95 a 93 Nm a a 4.400 rppm, por lo que no hay excesivas variaciones en las prestaciones de este pequeño modelo que en el que probamos años atrás.
Nuestra unidad se asocia a un cambio automático. Denominado Multimode, es realidad es un cambio pilotado (manual, pero en que no pisas el embrague). Esto, además de un peculiar comportamiento que analizaremos más adelante, empeora ligeramente las prestaciones.
Marcando un registro de velocidad máxima idéntico al de la transmisión manual, de 160 km/h, es más lento en la aceleración de 0 a 100 km/h (15,2 segundos, por 13,8 del manual). También gasta algo más en carretera, lo que lo lleva a homologar en el ciclo combinado una décima más: 4,2 l/100 km. Además, elegir esta transmisión supone un sobrecoste de 650 euros.
Comportamiento
La gran mayoría de kilómetros con esta unidad los recorrimos en ciudad. Ahí el Aygo se desenvuelve, por sus prestaciones, de manera más ágil de las que las cifras de su ficha técnica podría dar a entender.
También se perciben las mejoras realizadas en el confort de marcha, sobre todo en el sentido de reducir el ruido que entra en el habitáculo. La marca nos contaba que hay más aislante acústico en capó, salpicadero, pilares A, puertas o la bandeja trasera. Y se nota. Incluso en esta versión que no tiene techo duro el confort es muy alto.
No es, eso sí, muy ducho en espacios angostos. Por un lado, por lo dura que resulta la dirección en parado (al menos para tratarse de un coche de este tipo). Por otro, porque necesita bastante espacio para girar por completo y te sorprendes teniendo que realizar maniobras en espacios donde habías entrado a la primera en coches algo mayores. No es tan extremo en este sentido como el Abarth 595 que probamos, que juega a otra cosa, pero tiene mal radio de giro.
El motor cumple, como decíamos, para mover al coche, pero no cabe duda de que, al incorporarte a una vía o, al realizar un adelantamiento, vas a necesitar bastante tiempo y espacio. Recordemos que va ligado a una caja automática. Perdón, manual robotizada. Y, como todas las de este tipo, tiene un funcionamiento peculiar.
No tener que pisar el embrague mientras conduces en ciudad aporta confort. Eso es innegable. Pero el cambio Multitronic no es tan cómodo como cabría esperar. Cuando realiza el cambio de marcha el coche da un ligero tirón (mayor si la conducción es algo dinámica).
Conocedor de este hecho, basta con que cambiar uno mismo las marchas desde las levas tras el volante y levantes un poco el pie del acelerador en cada momento para solventarlo. Sí, para que sea confortable hay que llevar el coche como un manual. ¿Qué por qué elegir este cambio? Porque en un coche de este tamaño otra tecnología incrementaría mucho el precio. Hasta en modelos más caros y prestacionales de este segmento se usan estas transmisiones… y posiblemente de peor resultado que esta.
No pude resistirme a ver cómo se comportaba el coche en carretera. Obviamente, en autovía no cuenta con el aplomo de un coche de un segmento B, pero cumple. En carretera secundaria, ese motor que destacaba por su buena respuesta a bajo régimen es capaz de subir de vueltas animosamente y el sonido que llega al exprimir cada marcha no desentona con el carácter que transmite su silueta. Y en ese entorno esa dirección pesada en maniobras luce mucho más, con reacciones rápidas que aportan sensaciones y seguridad al volante.
¿Los consumos? El pequeño tricilíndrico con cambio automático se nos fue en esta prueba a 5,6 l/ 100 km. Nos movimos mucho en tráfico urbano, cierto, pero esta transmisión no parece que favorezca demasiado que visitemos poco la gasolinera.
Opinión coches.com
Si cada vez mas los coches pequeños se compran con el corazón y menos con la cabeza, no cabe duda de que el Yaris ha dado en el clavo: imagen potente y diferenciada, buen sistema multimedia y un equipamiento de seguridad de primer nivel son algunos de sus argumentos.
Esa versión x-wave suma para conquistarte esa capota de tela de accionamiento eléctrico que agradeces cuando vuelves a casa del trabajo… y te sin llegar a ser un descapotable al uso, te ayuda a airear la mente (y a atraer miradas).
Salvo el cambio (no lo eligiría, con lo que ahorraría dinero en la compra y en la estación de servicio), el propulsor cumple y tiene prestaciones acordes con lo que demandas en un vehículo de este segmento, que te muevas con solvencia en ciudad y alrededores. Se ha mejorado el rendimiento a bajas revoluciones y, si bien sus prestaciones no te pegarán al asiento, si le exiges notas cierta contundencia.
- Diseño diferenciado
- Amplitud interior para sus dimensiones exteriores
- Confort de marcha y notablemente equipado
- Materiales del interior pobres
- Caja de cambio poco recomendable
- Precio mayor que otras alternativas similares en prestaciones
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