El Volkswagen Golf es el gran referente del segmento de los coches compactos en Europa. No es algo que digamos los que probamos docenas de vehículos, sino que las ventas lo corroboran desde hace años. Este año se ha lanzado la octava generación del modelo, que pretende seguir la senda marcada por sus antecesores.
La pandemia no ha ayudado en las ventas. Pero en nuestra prueba a fondo hemos comprobado que sigue siendo el coche de siempre: notable en todo. Con unos acabados algo por encima de la media, una puesta a punto muy equilibrada, que lo hace agradable de conducir en cualquier situación. Y con el motor e-TSI que condujimos es posible lograr consumos muy bajos.
Pero hay varios “peros”. El primero, que los acabados, si bien son buenos y los ajustes muy notables, ya no son existe a los que puedes encontrar en la competencia. Y es que esa diferencia sí la encontramos después en el precio.
Nunca fue barato el Volskwagen Golf. Era el peaje a pagar por el compacto de referencia. Hace no tanto las marcas premium no tenían representantes en el segmento. El problema es que ahora cuesta más justificar esa diferencia de precio con otros rivales generalistas. Porque sí, es ágil, seguro y cuenta con una gama de motores variada… pero idéntica a la que puedes encontrar en el Skoda Octavia o el Seat León, que disponen también idénticas soluciones tecnológicas y de ayudas a la conducción.
¿Conseguirá el Golf, habiendo alternativas tan similares y económicas, conquistar a la generación más joven actual como lo hizo décadas atrás? Las ventas lo dirán… aunque el ID.3 está ya listo para atender la demanda de los que buscan algo más rompedor.
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