El nombre es una de las partes más características de un coche. Como pasa con las personas, ayuda a definir su personalidad y es capaz de evocar algunos pensamientos. Hay algunas denominaciones tan longevas y potentes como Suburban (1934), 911 (1965) o Corolla (1964). También hay otros que no terminaron de cuajar en todas las partes. Lo que queda claro es que los nombres de los coches eléctricos están siendo desacertados y, en muchos casos, pierden esa esencia que tuvieron sus antepasados.
Con la proliferación de la electrificación, están saliendo cada vez más modelos nuevos al mercado. Eso se traduce en tener en crear nuevas denominaciones por parte de las marcas, cada una con su estrategia particular. Aunque hay un movimiento bastante generalizado que nos está dejando con nombres que no son demasiado fuertes a nivel de marketing o, al menos, que no tienen ese aura de otros que llevan décadas en el mercado. Hay varios ejemplos que muestran a la perfección esta tendencia.
El minimalismo siempre ha sido una de las estrategias a seguir y los nombres alfanuméricos llevan presentes desde los comienzos del automóvil. Sin embargo, hay algunas nuevas denominaciones liosas com pueden ser las del Toyota bZ4X o la del Honda e:Ny1. El primero se refiere a «beyond Zero» y hace referencia a la tracción a las cuatro ruedas y al carácter crossover. El segundo se pronunciaría como «anyone» en inglés, pero lo cierto es que no sabemos ni cómo lo llamará la gente en nuestro país.
Con las pronunciaciones y la confusión que generan ya estaban el Jaguar E-Pace (no eléctrico) y el Jaguar I-Pace (eléctrico). Mientras tanto, hay otros que siguen el código alfanumérico como Volkswagen con los ID+número (Buzz es el diferente) o Mercedes con EQ+letra que corresponda. Ya veremos cómo envejece esa estrategia cuando el 100 % de la gama sea eléctrica, algo para lo que no queda tanto tiempo. En Audi todos los eléctricos tienen apellido e-tron, pero pasará lo mismo, ¿cuándo sean la totalidad de modelos ofertados tendrá sentido?
No todos lo están haciendo mal, hay marcas que sí que han querido dar su propia personalidad a cada eléctrico, sin denominaciones repetitivas ni liosas. Algunos ejemplos podrían ser el Cupra Tavascan, el Nissan Ariya, el Subaru Solterra o el Porsche Taycan; todos ellos nombres frescos y con los que no se ha dado la vuelta a la estrategia de la marca. Los expertos dicen que, para nombrar un vehículo, lo ideal sería usar un término memorable, digno de mención y distintivo en su categoría. Veremos si en los próximos años cambia la forma de llamar a los coches.
Fuente: Automotive News