Parece ser que ha llegado el momento en que las marcas de automóviles “echen el resto” a la hora de intentar “vendernos” sus vehículos propulsados por energía eléctrica. En una coyuntura general en la que “sufrimos” la mayor crisis económica que recordamos (por lo menos los que tenemos una cierta edad…), con un mercado en recesión y con constantes bajadas en las ventas, así como con una recién descubierta “concienciación” ecológica por parte de los consumidores, puede ser una vía de escape para las depauperadas arcas de los fabricantes.
Hemos visto todo tipo de campañas imaginativas para hacernos “entrar por los ojos” casi cualquier modelo de automóvil. Unas marcas recurren a chicas “despampanantes”, otras buscan nuestros más bajos instintos o bien recurren a algo tan intangible como la exclusividad pero, en este caso, Citroën ha optado por mostrarnos de lo que es capaz el C-Zero en un viaje de más de 25.000 km, alrededor del mundo, denominado la “Odisea Eléctrica”.
Y claro, cuando estamos en los albores de la movilidad eléctrica, y uno de los aspectos más controvertidos radica en la escasa autonomía de los modelos movidos por este tipo de energía, nada mejor que tratar de dar la vuelta al mundo con uno de ellos para demostrar su viabilidad.
No conviene olvidar que el Citroën C-Zero es un vehículo 100% eléctrico (desarrollado en colaboración con Mitsubishi), pensado para desenvolverse sin problemas en los núcleos urbanos y sus alrededores, gracias a su pequeño tamaño disponiendo, en estas circunstancias, de unas prestaciones y autonomía suficientes para cubrir todos los trayectos cotidianos. Pero, ¿qué pasará si se le saca de su “hábitat” natural?
El vehículo galo tiene una longitud de apenas 3,48 m y en unas medidas tan contenidas es capaz de transportar a 4 personas y ofrecer un maletero con una capacidad de 166 litros.
En cuanto a sus características técnicas lo que más nos interesa es su “corazón”, un motor síncrono con imán permanente que proporciona 47 kW (64 CV) de 3.500 a 8.000 rpm y un par motor máximo de 180 Nm, de 0 a 2.000 rpm. Con todo ello, se permite alcanzar una velocidad máxima de 130 km/h, una aceleración de 0 a 100 km/h en 15,9 segundos y de 60 a 80 km/h en 3,9 segundos y su autonomía se extiende hasta los 150 km. ¿Serán suficientes para afrontar este complicado reto?
¿Cómo solucionarán el tema de las “recargas”? Si tenemos en cuenta que el planteamiento inicial ya es bastante original, no lo iba a ser menos su desarrollo. Por tanto, nada mejor que contar con las “redes sociales” para crear un grupo de “pluggers” por los sitios por donde va a transcurrir la ruta, que estén dispuestos a “ceder” una toma de corriente eléctrica con la que recargar el vehículo y colaborar en el proyecto.
Los “aventureros” son Xavier Degon, de 27 años, ingeniero en EDF y Antonin Guy, de 28 años, asesor en Capgemini Consulting, y partirán el próximo 11 de febrero desde la ciudad de Estrasburgo (Francia) para recorrer un total de 17 países, en 8 meses, cubriendo una distancia total de más de 25.000 kilómetros, por lugares tan diversos como Japón, China, Kazakhstán, Europa Central o Norteamérica.
Para completar el recorrido estiman que necesitarán alrededor de 250 recargas, con un coste estimado de electricidad de… ¡¡250 euros!!. Seguro que ese aspecto no será el más “oneroso” del viaje…
Se podrá seguir en todo momento el devenir de esta aventura del siglo XXI a través de la web: www.electric-odyssey.com así como por las redes sociales de Facebook y Twitter.
Veremos cómo evoluciona este proyecto, pues sobre el papel todo resulta “idílico”, pero a lo mejor no lo es tanto cuando se enfrenten a los problemas del “día a día”…
Aquí podéis ver un vídeo de los preparativos del proyecto:
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