Ford Performance es la división deportiva de la marca del óvalo y lleva años sorprendiéndonos en competición. No hace falta remontarse a la década de los 60 para rememorar las victorias de Le Mans, algo que, además, ha vuelto al panorama actual con la popular película de Ford v Ferrari. Y decimos que no hay que volver al pasado porque en la actualidad se ha regregado al circuito de La Sarthe con buenos resultados, además de estar presente en otras competiciones como Mundial de Rallyes o la Nascar.
Y en su tiempo libre todavía tienen tiempo para ayudar con el desarrollo de algunos coches de producción. El ejemplo más reciente es esta nueva generación del Ford Focus ST, la cuarta de este ejemplar y uno de los compactos deportivos por excelencia. Se trata de una antesala al radical Focus RS que todavía no ha sido presentado pero que no tardará mucho en llegar. Hasta entonces, vamos a analizar que nos propone este «Sport Technologies» (significado de las siglas ST).
Y lo hacemos con mucho gusto y con buenas noticias. La última generación del Focus se asienta sobre la plataforma C2 y ya comprobamos sus bondades en la prueba del Focus Sportbreak Vignale o del Focus ST-Line. Por si fuera poco, parece que hemos dejado atrás esa época del dichoso dowsizing. Ford ha optado por montar un motor más grande que en su antecesor, el viejo conocido 2.3 EcoBoost que también hemos vimos en el anterior Focus RS. En fin, no podemos esperar más para probarlo, nos acompañas?
Exterior
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Lo cierto es que a simple vista este modelo podría pasar por un Focus con el acabado ST-Line y el motor 1.0 de tres cilindros. Así que vamos a hacer un repaso por los detalles de diseño específicos que ayudarán a distinguir a este compacto deportivo. En el frontal podemos observar una parrilla de panal de abeja de generosas dimensiones con el logo ST en un lateral. El paragolpes también es más ancho y prominente, mientras que los estrechos faros LED se mantienen, igual que las nervaduras del capó.
Desde el lateral ya se advierte una silueta bastante dinámica, con una altura reducida y unos voladizos cortos. Desde esta vista lo que más llama la atención son las llantas de 19 pulgadas con ese acabado mecanizado, que van calzadas por neumáticos Michelin Pilot Sport 4 y que esconden unas pinzas de freno Brembo en color rojo. Los faldones laterales también quedan más marcados en esta versión. Los cristales traseros van tintados en esta versión para ganar carácter
La zaga es una de las zonas con más personalidad del vehículo. En la parte superior encontramos un spoiler de techo que integra la tercera luz de freno. La zona intermedia queda copada por los pilotos traseros, con forma de L tumbada y una mayor anchura para dar horizontalidad al compacto. La parte inferior es la más deportiva gracias a un llamativo difusor trasero que va en el color de la carrocería e integra una doble salida del escape de considerables dimensiones.
Si echamos un vistazo a su ficha técnica, observamos que el Ford Focus ST se encuadra de lleno en el segmento C por sus dimensiones. Tiene una longitud de 4.388 mm, una anchura de 1.979 mm y una altura de 1.458 mm, mientras que la distancia entre ejes se extiende hasta los 2.700 mm. En esta versión deportiva se han ensanchado ligeramente sus vías delantera y trasera, al tiempo que presenta un coeficiente aerodinámico de 0,27 Cx.
Interior
Cuando vamos a abrir la puerta nos encontramos una agradable sorpresa. Tenemos un plástico protector que se extiende justo al abrir para no dañar esa zona tan expuesta. Dicho esto, nos sentamos en el puesto de conducción del Ford Focus ST, que toma un cariz deportivo que se nota desde el primer momento. Principalmente por los asientos deportivos Recaro que presenta, uno de los detalles más representativos de esta versión.
Sin llegar a ser baquets, recogen el cuerpo a la perfección gracias a sus formas, se aprecia bien solo con mirar esos prominentes flancos. Además, hay que decir que no resultan nada incómodos, son aptos para hacer viajes largos y cuentan con ventajas como los reglajes eléctricos o que sean calefactados. A juego con ellos, encontramos el volante deportivo ST con un grosor y un tacto sobresalientes, perfecto para este tipo de vehículos.
Porque uno de los aspectos donde ha querido mejorar este Ford Focus ST es precisamente en el de la calidad percibida. La tapicería mixta de los asientos es notable y cuenta con una serie de detalles como el bordado de los logos de ST y el del Recado. Por otro lado, está la moldura plástica que imita la fibra de carbono le da un toque deportivo, mientras que los acabados en general tienen muy buena presencia. Es cierto que siguen apareciendo algunos plásticos duros, pero no empañan demasiado el conjunto.
Si hablamos de la tecnología es obligatorio mencionar el sistema multimedia SYNC 3 de Ford. Es el que monitoriza todo el infoentretenimiento y se manifiesta a través de esta pantalla táctil de 8 pulgadas, cuyo funcionamiento es fluido e intuitivo. La instrumentación es mixta, con dos grandes esferas para revoluciones y velocidad y con una pequeña pantalla TFT a color que hace las veces de ordenador de a bordo. Aunque tienen algunos gráficos específicos, lo cierto es que echamos en falta algún detalle deportivo como los indicadores del turbo que tenía el anterior Focus ST. Para completar el conjunto aparece un Head-Up Display que sobresale en esta zona.
Ya hemos hablado de los asientos deportivos de las plazas delanteras y de que no desentonan ni restan demasiada habitabilidad. Ahora toca pasar a las plazas traseras, que suelen ser un poco más justas en este segmento. Lo cierto es que el uso de la nueva plataforma hace que el Focus mejore en este aspecto y ofrezca un generosos espacio para las piernas. El de la cabeza también será adecuado para la mayoría, aunque se quedará justo para los que se acerquen al metro noventa.
La plaza central es menos aprovechable porque carece de forma y tiene el túnel de transmisión, así que mejor que viajen cuatro adultos en esta segunda fila. Si se da el caso, se puede extender este apoyabrazos central, que incluso cuenta con acceso directo al maletero, un detalle que puede ser bastante útil para meter objetos largos o recuperar algo que se nos haya olvidado con el coche en marcha.
Maletero
Y si hablamos del maletero vemos como se mantiene igual que en el resto de versiones. Cuenta con una capacidad de 375 litros, por lo que está en la media del segmento, sin sobresalir ni por encima ni por debajo. Se aprovecha bastante su espacio gracias a unas formas rectas, mientras que la boca de carga queda algo elevada por las formas del portón.
Otra ventaja es el doble fondo opcional de este maletero, que permitirá dividir la carga. Bajo el piso encontramos una rueda de repuesto de emergencia, que es también opcional y que alberga en su interior el subwoofer del sistema de sonido. Para ganar espacio en esta zona se pueden abatir los asientos traseros en dos partes (60:40) para lograr una superficie plana y 1.354 litros de capacidad.
Equipamiento
Cuando hablamos del Ford Focus, uno de los aspectos que más destacaba era que cada nivel de equipamiento tenía su propia personalidad. En función del acabado escogido se adoptaba una filosofía y eso potenciaba enormemente la personalidad del compacto. De acceso se partía con el Trend, que a pesar de ser el más modelo tenía una dotación bastante completa. Le seguía el Titanuim, el más equilibrado por relación precio/equipamiento.
El lujo iba de la mano del acabado Vignale, que mejoraba su distinción y calidad de materiales. Incluso había hueco para un crossover, el Ford Focus Active, que aprovechaba el éxito de la tendencia SUV. En el ST-Line ya se empezaba a coquetear con esa imagen deportiva. En el Focus ST que probamos hay algunas similitudes con el anterior, pero todo ha sido llevado un escalón por encima y aquí sí que se gana el apelativo de versión deportiva a pulso.
En el ejemplar que tenemos entre mano observamos un equipamiento realmente completo, hay que tener en cuenta que se trata del temporal tope de gama. Como hemos repasado, en el exterior aparecen las llantas de 19 pulgadas, suspensión rebajada, pilotos traseros LED o cristales tintados. En el interior hemos podido ver el sistema de navegación con pantalla táctil de 8 pulgadas y conectividad completa, climatizador bizona, acceso y arranque sin llave, sensores de aparcamiento, asientos deportivos Recado o volante deportivo ST.
Motor
Llegamos a uno de los puntos más destacados del Ford Focus ST: su mecánica. Como decíamos, la marca del óvalo ha optado por montar el 2.3 EcoBoost de cuatro cilindros, el mismo bloque que llevaba el anterior Focus RS aunque con una rebaja de potencia. Se queda en 280 CV y 420 Nm de par en esta versión, lo que no está nada mal si tenemos en cuenta que el anterior Focus ST montaba un 2.0 con 250 CV y 360 Nm.
Va ligado a una caja de cambios manual de seis velocidades y también está disponible una transmisión automática de siete relaciones, aunque nos quedamos con el manual sin ninguna duda. Por supuesto, el Ford Focus ST solo puede ser tracción delantera, ya dejará el escalón de la tracción total para el futuro Focus RS. Hay que mencionar que también se comercializa una versión diésel de este ejemplar con el 2.0 EcoBlue y 190 CV, aunque consideramos que no es merecedor de las siglas ST.
Volviendo a nuestro Ford Focus RS de gasolina y manual, consigue unas prestaciones bastante destacadas para su segmento. Acelera de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos y tiene una notable recuperación de 80 a 120 km/h en 3,9 segundos en cuarta velocidad. Por otro lado, la velocidad máxima es de 250 km/h, nada mal para un coche que supera ligeramente los 1.500 kg de peso. Aunque no es en lo que más se fija el comprador de este modelo, hay que mencionar un consumo homologado de 7,9 l/100km y unas emisiones de CO2 de 179 g/km.
Comportamiento
Aunque el momento más esperado de esta prueba era el de ponerse al volante del Ford Focus ST y comprobar las sensaciones que nos ofrece. En primer lugar me gustaría hablar del 2.3 EcoBoost. Aunque se trata de un cuatro cilindros, ese extra de cilindrada aporta un refinamiento mayor y un comportamiento muy muy aprovechable. Hay una ausencia casi total de vibraciones y de ruidos, siendo más refinado de lo que podríamos esperar.
Pero luego es un lobo con piel de cordero, ya que su entrega de potencia es muy contundente desde cualquier régimen de revoluciones. Sorprende ver como puede salir a bajas vueltas y en marchas largas sin que apenas tenga quejas. Aunque es a partir de las 3.000 vueltas cuando se desata la caballería y empieza a empujar con más fuerzas, llegando prácticamente hasta el corte, que está situado a 6.700 vueltas.
Ahí es cuando toca recurrir a la palanca de cambio y engranar la siguiente marcha. Lo cierto es que la caja manual nos deja un buen sabor de boca, pues tiene un tacto preciso y unos recorridos cortos que invitan a recurrir a él. No es para menos, pues es la misma que montaba el anterior Focus RS. Además, cuenta con una función de ajuste de revoluciones o RevMatching, que es como una especie de punta-tacón que da un pequeño golpe de gas cuando reducimos.
En esos momentos, cuando las revoluciones están arriba es cuando más se percibe el agradable sonido de la mecánica y del sistema de escape deportivo. No es nada estridente ni tendrán los petardeos de un Hyundai i30 N, pero resulta bastante atractivo. Aunque hay que destacar que al interior llega de una forma un poco más exagerada debido al sistema Electronic Sound Enhacement que se aumenta el sonido en función del modo de conducción, algo que no termina de convencer del todo.
Porque hay que decir que en este Ford Focus ST se puede elegir entre cuatro modos para adaptarse a casi cualquier situación. A través de un botón en el volante podremos elegir el Slippery para cuando la climatología sea adversa, el Normal para situaciones cotidianas, el Sport para sacar su lado deportivo e incluso el Track que desactiva parcialmente las ayudas y que forma parte del paquete opcional Performance.
Y esos modos lo que hacen es ajustar la respuesta del coche modificando algunos parámetros como la sensibilidad del acelerador, el tacto de la dirección o la dureza de la suspensión. Porque este Ford Focus ST monta la suspensión adaptativa con control continuo de la amortiguación (CCD) que hace que tenga un comportamiento muy equilibrado. En general tiene un tarado bastante rígido para favorecer su dinamismo, pero al mismo tiempo es bastante utilizable en el día a día.
Pero hay que tener claro que este compacto deportivo no es un urbanita, sino un ejemplar con el que disfrutar por las carreteras de montaña. Es ahí donde saca pecho y nos muestra su mejor versión. A la hora de atacar las curvas destaca por su precisión y capacidad de girar plano incluso a altas velocidades. Parte de la culpa es del diferencial electrónico delantero eLSD, capaz de mandar todo el par a una rueda cuando la otra pierde tracción.
Si a eso sumamos unos neumáticos de perfil deportivo y unos frenos más capaces como estos de Brembo con discos de 330 mm delante, nos encontramos con un vehículo capaz de ofrecer un alto valor de sonrisas por minuto. Es verdaderamente adictivo y bastante apto para todos los públicos debido a esa facilidad de conducción. Lo que probablemente no sea es apto para todos los bolsillos, ya que durante la prueba estamos rondando consumos de 10 litros. Con una conducción alegre, eso sí.
Opinión coches.com
Llegamos al final de la prueba y tenemos que decir que el Ford Focus ST merece subir al olimpo de los compactos deportivos. No hablamos de los más radicales y potentes como el Mercedes-AMG A45, para eso ya llegará el Focus RS dentro de poco. Hablamos de aquellos algo más cabales como el Renault Megane RS o el propio Volkswagen Golf GTI, cuyo lanzamiento también se espera en los próximos meses. El Ford Focus ST se coloca como uno de los mejores del segmento gracias a esa fórmula que llevan aplicando durante cuatro generaciones y que sigue siendo igual de válida.
La estética no es demasiado radical pero consigue ser llamativa en su justa medida. El interior es funcional y deportivo a partes iguales, mientras que la tecnología y el equipamiento están a la altura. Y esa combinación del motor 2.3 EcoBoost con el cambio manual nos parece que pegan igual de bien que el pan con tomate o que la ginebra con la tónica. La forma de entregar esos 280 CV es sublime y la palanca te llama a utilizarla de forma recurrente. Si a eso sumamos una puesta a punto del chasis deportiva y muy equilibrada, nos quedamos con uno de los referentes del segmento.
- Motor 2.3 EcoBoost + cambio manual
- Comportamiento dinámico con diferencial
- Sujeción de los asientos Recaro
- Consumo algo elevado
- Sonido artificial en el interior
- Precio por encima de la media
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