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Luis Ramos Penabad

El futuro del diésel: qué ocurre (y ocurrirá) con tu coche diésel

De un tiempo a esta parte hay muchas dudas con el diésel. Lo que en principio parecía un problema (o más bien  trampa) de medición con las emisiones en algunos motores de este combustible del Grupo Volkswagen desencadenó una tormenta, en un efecto de bola de nieve, que ha destruido uno de los pilares más importantes sobre los que se basaba buena parte de la industria europea.

Hace unas décadas, sobre todo en mercados como el español, todo el mundo quería diésel y parecía que si no te comprabas un coche de ese combustible eras poco menos que tonto. Consumían menos (este artículo lo desarrolla), el combustible era más barato (aquí te explicamos por qué), con la magia del turbo la potencia se entregaba fenomenal a bajas revoluciones y la diferencia de precio del vehículo no era abismal. Además, el impuesto de matriculación se calculaba por las emisiones de CO2 y se pagama menos (o nada) a igualdad de potencia.

Y ahora… ¿qué? Pues como tantos chicos y chicas adolescentes, sufre una crisis de popularidad. En los primeros siete meses del año las ventas de coches diésel nuevos están ya por debajo del 29%. En un principio las flotas y el renting siguieron apostando por él (más que nada por su mayor valor residual, se recupera más dinero cuando queires venderlo), pero también en esos casos se comienza a abandonar su compra poco a poco.

¿Pero el diésel contamina?

Todo motor de combustión contamina. Incluso los coches eléctricos contamina (en su fabricación y en la de sus baterías, así como en la producción de electricidad para que se muevan). Ya lo analizamos muy en profundidad en este artículo: si bien mantienen a raya el CO2 mejor que los de gasolina, al ser más eficientes, en las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas son perores que los de gasolina. Y cuanto más viejo sea el coche diésel, peor en este sentido.


Incidimos en este último detalle, pues no es una cuestión baladí en absoluto. Los gobiernos, sobre todo en la Unión Europea, han ido endureciendo las leyes contaminación. Tanto para no fomentar el calentamiento global (limitando el CO2) como para evitar que en las ciudades, con gran concentración de coches, los niveles de NOx y partículas sea peligrosos pasa la salud. Por eso los diésel modernos cuentan con tecnologías para reducir estos gases. Son efectivas, siempre y cuando el mantenimiento del vehículo sea el adecuado. Entre ellas nos encontramos a estas:

  • Filtro de partículas: Se encarga de atrapar las partículas sólidas generadas para que no salgan a la atmósfera. Luego se incineran en la fase de regeneración. Ya hay también filtro de partículas en motores de gasolina, pues los motores de inyección directa, que trabajan con combustión a alta presión, también emiten bastantes.
  • EGR: Sistema que facilita la recirculación de gases del escape.
  • Catalizador SCR: Mediante un aditivo compuesto, principlamente, por urea (el Adblue) se produce una reacción química en los gases antes de llegar al sistema de escape.

Con estos elementos, presentes ya en la gran mayoría de motores modernos, un motor cumple la legislación y puede circular actualmente.

¿Qué normas vendrán después?

Ahora mismo está vigente la normativa de contaminación Euro 6c, que limita los niveles de diferentes emisiones contaminantes. Los coches nuevos han de cumplir una que puede que por su nombre no parezca mucho más dura, pero ojo con ella. Se trata del la Euro 6d TEMP, que entra en vigor el 1 de enero de 2020 para los coches de nueva homologación. Un año después tendrán que cumplirla todos los coches nuevos matriculados. En septiembre comienza un periodo de transición, llamado Euro 6d TEMP EVAP, para vehículos de nueva matriculación que durará hasta el 31 de diciembre de este año.

Esta nueva norma no solamente baja los límites de NOx mucho, sino que además se ha cambiado la forma de medirlas. Exactamente desde septiembre del año pasado. Ahora, al homologar niveles de consumo y emisiones se emplea el ciclo WLTP, mucho más estrico que el anterior NEDC, que llevaba vigente varias décadas. Incluye el novedoso RED, que es una prueba en carretera abierta, ya no solamente hay medició en un laboratorio. Y ojo, que las autoridades van a controlar las emisiones a lo largo de la vida útil del coche.

Parece que todo va contra el diésel en el ámbito legislativo… pero hay un apartado que le beneficia, el Acuerdo de París. Entonces se acordó que las marcas han de tener unas emisiones de CO2 de 95 g/km en 2021. No de la gama que oferten, sino de sus coches vendidos. Quien no cumpla, pagará una sanción.

En un mercado dominado por los SUV, parece imprescindible contar con el diésel para alcanzar esas cifras. Más que nada, porque la fecha es «pasado mañana» y más ventas de gasolina suben las emisiones de CO2. Eso y, obviamente, contar con híbridos. Eso incluye desde los Mild Hybrid (híbridos ligeros) diésel hasta híbridos enchufables diésel, ya hay soluciones técnicas para compaginar estas dos tecnologías en principio opuestas. Y por supuesto eléctricos… pero eso ya es otra historia.

¿Se prohibirá circular a los coches diésel?

Por ahora existen limitaciones a la circulación de coches muy antiguos o poco eficientes en algunas zonas de grandes ciudades. La más conocida es Madrid Central y el año que viene se inaugura la nueva Zona de Bajas Emisiones de Barcelona. Pero ojo, que existe un borrador del anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que indica que las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes estarán obligadas a tener zonas de bajas emisiones antes de 2023.

De llegar sin cambios al BOE, la norma afectaría a 145 municipios en España con más de 50.000 habitantes, a un total de 23,6 millones de personas, la mitad de la población de nuestro país. En ellos se limitaría el tráfico de vehículos contaminantes en beneficio del transporte público o otras formas de movilidad sostenible.

También se ha hablado de que a partir de 2040 se prohibiría la venta de coches con motor de combutión tradicional. Era un globosonda, pero que no te extrañe en esas fechas no poder comprar coches que no sean eléctricos. En Francia, de hecho, ya cuentan con una Ley aprobada para descarbonizar el ransporte por completo, y no es el único país. Es una tendencia imparable, lo queramos o no.

¿A quién interesa un coche diésel?

Hemos visto ya qué aporta esta tecnología (bajos consumos y emisiones de CO2), sus contras (altos niveles de emisiones de NOx, que reduce eso sí la tecnología) y cómo las normas anticontaminación afectan ahora y lo podrán hacer en el futuro.

Tras tener todo esto claro: ¿quién podría querer comprar un cohce diésel?

  • Quien recorra muchos kilómetros. Ojo, que el impuesto de hidrocarburos se irá igualando progresivamente con el de la gasolina. Consumirán menos, sí, pero si ahora calculas el gasto de un coche diésel y su equivalente de coche de gasolina con precios actuales, mejor sube un poco la cifra de km necesarios para amortizar la diferencia de precio.
  • Si viajas mucho en carretera. Es ahí donde nadie gana al diésel. Los desplazamientos cortos en ciudad son fatales para los sistemas anticontaminación, pues el motor no alcanza la temepratura necesaria para que estos funcionen correctamente y no den problemas.
  • En coches grandes: A mayor peso, más conviene un diésel. Y si necesitas mucho par (todoterrenos) o usas remolques o caravanas… también.
  • diésel
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