La familia EQ Power (los coches híbridos enchufables) de Mercedes no deja de crecer. Y apuesta por combinar la electricidad no solamente con motores diésel, sino también con gasolina. Así, tras los E 300 de (ver prueba) y C 300 de, llega al mercado español el nuevo Mercedes Clase C 300 e, un híbrido enchufable de gasolina que deja más cerca el objetivo de la marca de contar con 20 modelos con esta tecnología en 2020.
El nuevo Clase C 300 e combina un motor gasolina de cuatro cilindros y 155 kW (211 CV) con un motor eléctrico de 90 kW integrado en el cambio automático de nueve velocidades 9G-TRONIC. La potencia combinada del sistema es de 320 CV, con un par máximo de 700 Nm anuncia una buenas prestaciones.
Es capaz de acelerar de de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos (5,5 para la versión Estate). Unas cifras tan apabullantes como el C 300 de (316 CV, 5,6 segundos) con un consumo medio muy bajo, pues incluso equipado al máximo homologa 2,o l/100 km.
Cuenta con una batería con una capacidad de 13,5 kWh, lo que le confiere una autonomía en modo eléctrico de entre 51-59 km, de ahí que reciba la etiqueta de 0 emisiones de la DGT. Si uno opta por adquirir la estación de carga Wallbax podrá cargar del 10 al 100% de la batería en apenas hora y media gracias al cargador de a bordo con una potencia de 7,4 kW
Esta nueva variante del Mercedes Clase C (disponible también en carrocería familiar (el Clase C Estate), está disponible por 52.900 euros. No es un sobrecoste mucho mayor que la variante híbrida ligera (el C 300), con 258 CV, que sale por 50.125 € con la carrocería berlina. Si no se precisa mucho maletero (la batería resta algo de espacio) y se recorren muchos km al año en ciudad, puede compensar esta versión. El familiar tiene un sobrecoste de apenas 1.425 euros, pues se sitúa en 54.325 euros y compensa la merma de capacidad de carga.
Es interesante que, además de toda la seguridad (un sistema de gestión inteligente evalúa datos de todos los sistemas de asistencia a la conducción, como sensores de radar, cámara y sistema de navegación para asumir un estilo de conducción anticipativo), ayuda a minimizar el gasto de combustible. Lo consigue gracias a que el sistema de propulsión tiene en cuenta la topografía de la ruta, cartografía y tráfico para calcular cuándo debería el conductor levantar el pie del acelerador (con el fin de aprovechar la inercia del vehículo al frenar para cargar la batería), cuándo debe cambiarse de relación para ahorrar combustible y cómo controlar la temperatura de servicio de todos los grupos para poder afrontar con eficiencia la próxima pendiente.
Fuente: Daimler