El mundo del motor está cambiando a pasos agigantados y eso no es algo que esté agradando a todo el público. En especial afecta a los más puristas y tradicionales, que en muchas ocasiones conciben a los nuevos vehículos eléctricos más como un electrodoméstico que como un coche en sí. Aunque desde esta publicación pensamos que no es justo generalizar, menos aún tras haber probado el Mazda MX-30 e-Skyactiv. Porque el primer eléctrico de la marca tiene argumentos de sobra para cambiar esa concepción.
Justo cuando parecía que los japoneses eran ajenos a esta carrera armamentística que están librando todos los fabricantes en materia de coches eléctricos, hizo su aparición el Mazda MX-30. Ha sido el primero de este tipo en ser comercializado de forma extensiva por la marca, pero lo cierto es que llevan más de 50 años investigando el ámbito de la electrificación. Lo hicieron a través de un buen número de prototipos, algunos muy interesantes, como el Mazda Carol.
Y volviendo al presente, el nombre de Mazda MX-30 también ha levantado cierta controversia. A pesar de la creencia general, no viene inspirado por el Mazda MX-5, el aclamado deportivo de la marca. Esta denominación ya se había empleado antes en otros ejemplares y prototipos, todos con un mínimo denominador común: escapar a los límites de lo convencional. Eso lo cumple a la perfección el nuevo eléctrico, eso lo vais a descubrir a continuación si seguís leyendo.
Exterior
Ya nos vamos acostumbrando a que los eléctricos se tienen que diferenciar por diseño del resto de vehículos de combustión. Sin embargo, Mazda lo lleva un poco más allá y crea algo totalmente singular. Siguiendo el concepto «Human Modern», lo que se ha hecho es evolucionar el ya mítico lenguaje de diseño Kodo para ofrecer una imagen peculiar y que va girando cabezas a su paso. Esencialmente es un crossover con ciertas formas de coupé, pero encierra mucho más.
En el frontal ya se aprecia su personalidad, dejando atrás las amplias parrillas que utiliza Mazda en el resto de modelos. En el MX-30 no es necesaria tanta refrigeración y se introduce una rejilla más estrecha que se extiende hasta los faros, también muy estilizados. Destacan esas formas tridimensionales y una parte inferior del paragolpes en plástico negro (para potenciar su condición de todocamino), que integra las luces antiniebla.
En el lateral no pasan desapercibidas las llantas de 18 pulgadas ‘encajadas’ en esos llamativos pasos de rueda cuadrados. Aquí también se apreciará el uso de plásticos en los bajos de la carrocería haciendo contraste. Aunque, sin duda, lo que más llama la atención son sus puertas Freestyle. En el Mazda MX-30 tenemos unas puertas delanteras convencionales y unas traseras de apertura inversa o tipo suicida, gracias a haber prescindido del pilar B. Un guiño a modelos como el Mazda RX-8 y una condición que analizaremos más adelante.
Si seguimos hablando puramente de diseño, destacar que la zaga es algo más convencional que el resto. Recibe unos pilotos traseros tridimensionales y un paragolpes que se lleva bastante protagonismo. También mencionar la posibilidad de tener una carrocería tricolor en el eléctrico, con el techo en color negro y la franja que une los pilares A y C en un tono plateado. Este ejemplar se puede escoger en cinco colores estándar, aunque solo en tres se genera ese contraste.
Llegados a este punto, a muchos les sorprenderá que para este vehículo se emplee la base de otro conocido como es el Mazda CX-30. Comparten la misma plataforma y, de hecho, sus medidas son muy parecidas. Con una longitud de 4.395 mm, una anchura de 1.795 mm y una altura de 1.555 mm; está enclavado de lleno en el segmento de los SUV compactos. La distancia entre ejes se mantiene en 2.655 mm y a continuación veremos cómo se distribuye su espacio interior.
Interior
Si ya destacamos la diferenciación del Mazda MX-30 en su exterior, el habitáculo no se va a quedar atrás. Su salpicadero destaca por horizontalidad y limpieza, teniendo una pantalla de 8,8 pulgadas en la parte superior, al estilo de la del Mazda 3, para que no haya que apartar demasiado la vista de la carretera. Se controla desde el típico mando circular en la consola central y cuenta con unas gráficos avanzados y una respuesta intuitiva.
Aunque la gran sorpresa aparece justo por debajo en forma de una segunda pantalla táctil de 7 pulgadas para controlar la climatización. Es cierto que tiene algunos botones de acceso directo y que es fácil de utilizar, pero no deja de sorprender que Mazda utilice este recurso cuando ha sido uno de los grandes detractores de las pantallas en los habitáculos. Aparece una tercera pantalla, integrada en el cuadro de instrumentos para dar información adicional del ordenador de a bordo y se puede complementar con el Head-Up Display.
Pero lo que más impresiona del interior del Mazda MX-30 no es su tecnología, sino sus acabados. Ofrece una calidad notable y se diferencia de sus rivales por el uso de materiales y de sus colores (ojo a la combinación de blanco y gris del «Modern Confidence» en nuestra unidad). Un guiño al centenario es la cantidad de corcho utilizada (el origen de Mazda es la Toyo Cork Kogyo fundada en 1920), mientras que la tapicería está hecha con un tejido confeccionado a base de materiales reciclados, concretamente botellas de plástico.
Otra de las cosas que se ha buscado en el Mazda MX-30 es la funcionalidad del interior. Hay bastantes huecos portaobjetos, como los tradicionales de las puertas o del reposabrazos delantero. Sin embargo, el más aprovechable es el que queda por debajo de la consola flotante. Es un espacio generoso en el que se pueden dejar objetos medianos como un bolso o la cámara de fotos, en nuestro caso. También tiene el mismo acabado en corcho y en esa zona aparecen dos tomas USB e incluso una para un enchufe convencional.
Llega el momento de hablar de la habitabilidad del Mazda MX-30. Como era de esperar, no habrá ningún problema en las plazas delanteras, que son amplias y dejan espacio en todas las direcciones. Del acceso con las puertas Freestyle hay que destacar que solamente puedes abrir las traseras si tienes abiertas las delanteras, no se pueden abrir las traseras por separado. Cada una se abre en un ángulo cercano a los 90º (82º delanteras y 80º traseras).
Por lo tanto, entrar a las plazas traseras será una acción bastante cómoda, más teniendo en cuenta esa ausencia de pilar B y la posibilidad de desplazas el asiento hacia delante eléctricamente mediante un botón (solo el del conductor). Una vez dentro hay un espacio aceptable para la cabeza y uno algo más justo para las piernas, sobre todo a partir del 1,80 de altura. Las formas y el tamaño de las ventanillas también pueden causar cierta sensación de claustrofobia. Aunque está homologado para cinco pasajeros, viajarán más cómodos cuatro adultos.
Maletero
El maletero del Mazda MX-30 también está algo por debajo de la media del segmento. Cubica 366 litros, que son concretamente 66 litros menos que los que tiene su primo hermano el CX-30. Otros puntos negativos serían que la boca de carga queda en una posición algo elevada y que no hay espacio para una rueda de repuesto. Por no hablar de que se restarían 25 litros con el sistema de sonido Bose, al tener que posicionar aquí el subwoofer.
Aunque no son todo malas noticias. De este maletero destacan para bien sus formas rectas y aprovechables. También cabe la posibilidad de abatir la segunda fila de asientos en dos partes (60:40) para dejar una superficie casi plana y llegar a una capacidad de 1.171 litros.
Equipamiento
El equipamiento siempre ha sido uno de los puntos destacados en Mazda y en este MX-30 vemos una dotación muy completa de serie. Arranca con el acabado Origin, que ya cuenta con llantas de 18 pulgadas, faros LED, carrocería bitono, pantalla central de 8,8 pulgadas con navegador y conectividad con Apple CarPlay y Android Auto, pantalla de la climatización, cuadro de mandos con pantalla de 7 pulgadas, Head-Up Display, cámara de marcha atrás, frenada automática en ciudad, control de ángulo muerto, alerta de cambio involuntario de carril, control de luces largas o e-GVC Plus.
Para los que quieran un poco más, se pone interesante la edición de lanzamiento 1st Edition. Como ya pudimos ver, en este nivel de equipamiento se suman algunos elementos interesantes como los faros Full LED, cristales traseros sobre tintados, opción entre acabado Modern o Vintage, volante con bisel cromado, ajuste eléctrico del asiento del conductor con memoria o asientos delanteros calefactados.
Al margen de esa edición especial, está el acabado Evolution, que suma sobre el Origin también los faros Full LED, los cristales tintados, los acabados interiores Modern o Vintage, asientos calefactados (el del conductor eléctrico), además de otras cosas como el volante calefactado, la toma de corriente de 150 W, el acceso inteligente sin llave o los tiradores interiores de corcho.
El tope de gama es el Zenith, que completa lo visto en el Evolution con el sistema de sonido Bose con 12 altavoces, monitor de visión 360º, detector de fatiga con cámara, asistente de tráfico y crucero, detector de tráfico delantero o detector de tráfico trasero con frenada activa. Los niveles de equipamiento son bastante cerrados, aunque hay algunos extras y accesorios que pueden llegar a ser interesantes en función de las necesidades.
Motor
El Mazda MX-30 estrena la mecánica e-Skyactiv, que está formada por un motor eléctrico síncrono de corriente alterna que entrega 145 CV y 271 Nm de par. Va colocado en el eje delantero y pasa su potencia a dichas ruedas. Con él, este crossover es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 9,7 segundos y de alcanzar una velocidad máxima limitada a 140 km/h. Aunque casi que lo más interesante de este ejemplar es la batería.
El MX-30 fue cuestionado por montar una batería de iones de litio de 35,5 kWh, una capacidad que se encuentra algo por debajo de la que tienen sus rivales. También lo está su autonomía de 200 kilómetros, que podrían llegar a ser 265 kilómetros en ciudad, una cantidad considerada insuficiente por algunos usuarios. Sin embargo, la marca japonesa se escuda en que la gran mayoría de conductores recorren distancias inferiores a los 50 kilómetros diarios.
Tener una batería de menor tamaño también tiene otras ventajas que a priori no son tan evidentes. Hay que comenzar diciendo que el peso del conjunto es inferior y que las emisiones al fabricarla descienden. Además, en un futuro llegará una variante con un motor rotativo como extensor de la autonomía, además de una versión microhíbrida de este Mazda MX-30. Esta batería puede cargarse a una potencia máxima de 6,6 kW en una toma de corriente continua, llegando del 20 al 80 % en 36 minutos. En corriente alterna tardaría unas 3 horas en hacer esa misma carga.
Comportamiento
Después de toda la teoría llega el momento que más esperábamos: ponerse al volante del Mazda MX-30 e-Skyactiv y comprobar las sensaciones que nos ofrece. Lo primero que se percibe es el silencio casi absoluto a bordo, quedando claro que la marca se ha preocupado por la insonorización del modelo. Aunque pronto nos damos cuenta de un ‘hilo musical’ muy peculiar. Es el Mazda Sound Concept, un sonido artificial que pretende emular como sonaría uno de combustión (simulando las revoluciones).
Aunque más realista que este sonido es el Pedal Motor, que es un control del par del motor eléctrico que hace que conducirlo sea más similar a un coche tradicional. Se encarga de que las aceleraciones y las deceleraciones sean más controladas y puedan ser moduladas de forma más naturales mediante los pedales. Siempre se puede jugar un poco con eso, sobre todo con el nivel de retención y la regeneración de energía.
En todos los acabados del Mazda MX-30 vienen incluidas las levas en el volante, mediante las cuáles se puede ajustar la deceleración del vehículo en cinco niveles bien diferenciados (dos por encima y dos por debajo de la D). Son claves para un correcto manejo y para poder optimizar la autonomía. En la jornada de pruebas nos sorprendimos durante largos tramos sin pisar el freno, simplemente ajustando la retención con las levas y alargando la marcha por inercia.
También según pasaban los kilómetros nos dimos cuenta del sobresaliente comportamiento que ofrecía el modelo. En el apartado dinámico es, sin duda, uno de los referentes entre los eléctricos al conseguir sensaciones menos filtradas. Esa conducción tan característica de Mazda ha conseguido aplicarse en su primer eléctrico y eso es siempre es una buena noticia. Destacar para bien el peso de la dirección, más comunicativa y menos asistida que la media.
Parte de la culpa la tiene el sistema e-GVC Plus, una adaptación del conocido G-Vectoring Control de la marca, que consigue repartir el par entre las ruedas de forma inteligente para conseguir un comportamiento más preciso, ayudando principalmente en curvas. Aunque haya perdido el pilar B, recibe una serie de refuerzos que hace que su rigidez estructural sea un 30 % superior a la del Mazda CX-30, algo que también se nota en su comportamiento.
La posición de las baterías también hace que tenga un centro de gravedad más bajo y que consiga ese comportamiento dinámico que estamos describiendo. No podemos hablar de sensaciones deportivas, pues el coche no ha sido concebido para ello y también se nota que estamos ante un coche de 1.645 kg de peso (aún así, bastante menos que muchos rivales).
Aunque se trata de una toma de contacto breve, comprobamos que el consumo se sitúa en torno a los 18 kWh, algo por debajo del homologado mixto (en ciudad homologa 14 kWh). Echando cuentas y extrapolando a la ruta realizada, calculamos que podríamos haber recorrido unos 170 kilómetros antes de agotar la batería. Es algo menos de los 200 kilómetros teóricos, pero también ejercimos una conducción alegre en algunos puntos. En todo caso, esperaremos a una prueba más a fondo para hablar de este tema.
Opinión coches.com
En unos años los eléctricos dominarán el sector de la automoción. Siendo así, nos gustaría que hubiera más coches como el Mazda MX-30. Principalmente por ese concepto tan diferente y particular que ofrece. El diseño puede gustarte o no, pero hay que aplaudir el atrevimiento al utilizar esas puertas tan variopintas. Lo mismo pasa con el habitáculo, en el que no se puede olvidar esa calidad de acabados y materiales empleados.
Por no hablar de los dos puntos más destacados de este Mazda, que son el completísimo equipamiento que ofrece de serie y un comportamiento dinámico muy por encima de la media. Es cierto que la autonomía es algo justa comparada con la de otros rivales, pero también huelga decir que este ejemplar está concebido como segundo coche de la unidad familiar y su target son usuarios que recorran menos de 50 kilómetros al día. Su precio de partida es de 34.590 euros, aunque con descuentos se podría queda en 27.880 euros. Estamos expectantes por ver la acogida que tiene en el mercado.
- Estética diferenciada
- Equipamiento muy completo
- Comportamiento dinámico
- Tercera pantalla
- Plazas traseras y maletero
- Autonomía algo justa
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