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Peugeot 508 SW GT Line prueba – 117.6
Pruebanoticias/
Luis Ramos Penabad

Peugeot 508 SW: prueba a fondo del familiar diferente

No son tiempos estos demasiado boyantes para las berlinas del segmento D. Hace apenas una década el referente de los fabricantes generalistas, el segmento donde demostraban lo que eran capaces de hacer (algunos fabricantes incluso se atrevieron con el segmento superior). Ahora, los SUV han ocupado su lugar y esos sedanes se reservan a las marcas premium.

¿Todos? No. En rincones de Europa, como Francia, todavía pelean por su hueco en esta categoría. Es el caso de Peugeot, que con el 508 pretende demostrar que este tipo de vehículos son todavía interesantes para muchas personas. Y todavía más sus carrocerías familiares, como es el caso de este Peugeot 508 SW que analizamos hoy.

Los SUV prometen más espacio, mayor capacidad de carga y versatilidad al poder salir fuera del asfalto. En las dos primeras facetas los familiares medios responden a la altura y en la tercera hay que recordar que la gran mayoría se venden con tracción a un eje, no son todoterrenos. También gastan menos, debido a su mejor aerodinámica y menor peso, además

¿Qué queda a favor de un SUV? La estética. Pero incluso en eso el Peugeot 508 SW es distinto a todo, ya que explora el concepto de los shooting brake, combinando rasgos de coupé con la practicidad. Empecemos por ahí, por su aspecto.

Exterior

Si en nuestra prueba del 508 ya decíamos que se trata de un sedán atípico, muy diferente a su predecesor, al explorar rasgos de coupé, también esta carrocería familiar es muy distinta al resto de opciones que puedes encontrar en el mercado. Su silueta, baja y afilada, con una luneta posterior muy tendida hacen al Peugeot 508 SW realmente atractivo. El coche gusta y así nos lo hicieron saber muchas de las personas que nos encontramos durante la semana de pruebas.

Las medidas son similares. El Peugeot 508 SW mide 4.778 mm (apenas 3,8 cm más) y comparten los 1.859 mm de anchura. Es ligeramente más alto, pues anuncia 1.420 mm, lo que son en torno a 2 cm más que el sedán. Pese a ese incremento, es el más bajo del segmento.

No hay diferencia alguna en el frontal, realmente impactante. Por un lado, por la gran presencia de la parrilla, específica en la terminación GT Line –se inspira en el Concept Instinct–, con el león en medio y el 508 en el capó. Por otro, por la exuberante firma lumínica, que pretenden imitar los colmillos de un felino. En los faros principales contamos con tecnología Full LED, con asistente en curva y cambio automático de largas a cortas y viceversa.

La puerta delantera es idéntica al sedán, no es hasta el pilar central donde comienzan los cambios. Se mantiene la caída del techo hacia la zaga, pero de manera más sutil, al tiempo que se añade un cristal trasero y la zaga algo más vertical. Y por cierto, las ventanillas, tanto als delanteras como las traseras, son sin marco, un detalle muy de coupé.

En el lateral también tenemos unas hermosas llantas de 18 pulgadas diamantadas, en dos tonos (diseño Hirone), bajo unos marcados pasos de rueda. Casan a la perfección con el negro Perla Nera que luce esta unidad. Es un color espectacular en este coche, sobre todo con la ausencia de cromados, si bien es muy sucio. Hay otros siete colores para elegir, si este no te convence.

Ya en la zaga, vemos el nombre de la marca en el portón, sobre la escasa superficie acristalada. Bajo él tenemos una tira horizontal en negro brillante, con el logo del león, que une los pilotos posteriores en tecnología LED, con una forma muy alargada. En la parte baja, una especie de difusor, con dos salidas de escape reales en el lado izquierdo (se ubican cada una en un extremo en los motores más potentes).

Interior

El habitáculo es, en su parte delantera, exactamente igual que el modelo del que deriva. Eso sí, son muy diferentes a lo habitual, con un puesto de conducción que apuesta por el i-Cockpit, con un volante pequeño con dos lados achatados y el cuadro de instrumentos elevado.

Puede resultar algo incómodo en este modelo en función de si te gusta llevar alto el volante o los asientos. También para personas muy grandes, pues el volante de menor tamaño obliga a llevar las manos más cerradas que en otros vehículos.

Salvo esos inconvenientes, los amplios reglaje de asientos y volante hacen que sea sencillo dar con una postura ideal. Las butacas elegidas son bastante cómodas, pero no sujetan el cuerpo como nos gustaría en una conducción dinámica.

La disposición de los elementos hace que la sensación sea la de ir muy arropado, ya que la consola entre los asientos es bastante grande y la superficie acristalada notablemente menor que en otros modelos. Eso afecta también a la visibilidad, sobre todo hacia atrás.

En el salpicadero el protagonismo recae en la pantalla del sistema multimedia, de 10 pulgadas en nuestro nivel de equipamiento. Responde bien a las órdenes, pero quizá la información podría estar mejor estructurada. Integra la mayoría de funciones del coche, incluso la climatización.

Hay unos botones bajo ella, en forma de piano, para acceder a las funciones principales, pero para cambiar la temperatura o el caudal del aire es necesario ir a la pantalla. Eso nos obliga a desviar la vista más que con mandos físicos.

Por lo demás, contamos en estas plazas delanteras con bastantes lugares para dejar los objetos habituales, bien rematados. Además de la guantera y bolsas de las puertas, es destacable el cofre entre los asientos, iluminado y bastante grande.

Hay ante él un par de reposabebidas y otro espacio con tapa. Bajo la consola, un lugar para dejar el móvil con una toma USB y que en nuestro caso cuenta con cargador inalámbrico. No es de fácil acceso y a pesar de que el piso es de goma, el móvil puede caer al suelo al dar una curva.

La apariencia en general de los acabados es buena, pero no nos convencieron algunos materiales. Por un lado el negro piano, que se mancha con demasiada facilidad y no resiste bien el paso del tiempo y que vemos en consola central, salpicadero y volante y otro en las puertas, que ya estaba rayado (parecía que fruto de una limpieza poco cuidadosa).

Las plazas traseras mejoran las de la berlina de la que deriva este 508 SW. Hay una mayor altura al techo. Eso sí, no destacan por espacio para las piernas –es suficiente, no obstante–, y es también más estrecho que otras alternativas.

Tres adultos irán mucho peor que en sus rivales. Claro que, para quien necesite transportar a tres personas, la marca ofrece el 3008 o el Rifter. Además, el acceso a estas plazas, si bien mejora al del 508 sedán, no es tampoco fácil.

Maletero

Una de las razones principales por las que apostar por una carrocería familiar en lugar del sedán es el maletero. El del 508 SW cuenta con 530 litros de capacidad, lo que significa mejorar bastante al del sedán, que se conforma con 487 (43 litros más).

Desde luego, no es el apartado donde más sobresale pues hay opciones en el segmento con mayor capacidad de carga, tales como el Skoda Superb Combi (660 litros) o Volkswagen Passat Variant (650 litros)… e incluso el Peugeot 308 SW, con una carrocería 21 cm más corta, alcanza los 610. Ojo, también los hay que ofrece menos, no es una cifra ridícula, sino que está en la media del segmento.

A su favor, sus formas regulares el borde de carga está más bajo que el sedán, lo que facilita subir los enseres más pesados, si bien hay que agacharse para dejarlos al fondo. Nos han gustado mucho las soluciones para mantener la carga sujeta, como el sistema de raíles metálicos en el piso (opcional), las argollas en las esquinas, cintas elásticas y perchas en los laterales. Cuenta también con luz en ambos laterales (y una toma de 12V en el lado izquierdo).

Es posible aprovechar todo el espacio hasta el techo ya que el estore enrollable incluye una red que separa el maletero del habitáculo. Y si quieres más capacidad, es posible abatir los respaldos de los asientos traseros, mediante unas palancas en las paredes del mismo: Consigues de este modo un espacio de carga completamente plano con 1.780 litros de capacidad, en lugar de los 1.537 litros del cinco puertas.

Es opcional la trampilla en el respaldo del asiento central posterior, que ayuda a transportar objetos largos y estrechos. También el portón del maletero con apertura y cierre eléctrico, que se complementa con la función manos libres, que permite abrirlo pasando el pie por debajo del paragolpes.

Equipamiento

Podemos decir que hay prácticamente un Peugeot 508 SW para cada tipo de usuario, ya que existen nada menos que cinco niveles de equipamiento. Se denominan, de menor a mayor dotación Active, Business Line, Allure, GT Line y GT (este último reservado al motor más potente). También existió una versión de lanzamiento, el First Edition, muy completa.

Cada uno de ellos cuenta con los mismos elementos, de serie y como opción, que el sedán. De serie cuentan todos con elementos como el control de crucero con limitador, ordenador de a bordo, freno de mano eléctrico, climatizador bizona, un sistema multimedia con pantalla de siete pulgadas, sensor de lluvia y encendido automático de luces…

Nuestra unidad de prueba tiene el acabado GT Line. Eso implica detalles deportivos en el exterior, además de una especial atención por la seguridad. Desde el asistente de salida de carril, alerta de colisión con frenado de emergencia, control de crucero adaptativo o el sensor de ángulo muerto.

Tambén algún elemento extra, como el modo de visión nocturna, que conocimos en nuestra prueba del DS 7 Crossback, los asientos calefactados, la recarga inalámbrica del móvil o un sistema de audio firmado por Focal realmente bueno.

¿Precio? Pues parte de los 32.050 euros, un precio superior al de muchas de sus alternativas. Con nuestro nivel de acabado y el motor diésel intermedio se sitúa en 40.800 euros, una cifra respetable. De todos modos, nos referimos a precios recomendados por la marca. Es posible encontrar ofertas del Peugeot 508 SW en nuestra sección de coches nuevos, publicadas por los concesionarios oficiales de la marca.

Como podrás ver, la cifra se rebaja de manera considerable, dependiendo de la disponibilidad de la versión que busques. Te recomendamos también que eches un ojo a nuestro comparador de seguros, donde puedes encontrar el mejor precio de la póliza que mejor se ajuste a tus necesidades y presupuesto, así como a nuestra sección de financiación, para conseguir el préstamo de tu coche en las condiciones más adecuadas.

Motor

La oferta de mecánicas es bastante completa. Entre las de gasolina quizá se eche de menos una versión de acceso, pues tenemos el 1.6 THP, con 180 o 225 CV, de potencia, ligados al cambio automático de ocho relaciones por convertidor de par.

En un vehículo pensado para realizar viajes en carretera puede ser más interesante una mecánica diésel. Aquí contamos con el 1.5 BlueHDI de 130 CV (que conocimos en nuestra prueba del Peugeot Rifter), asociado a la transmisión manual de seis relaciones o a la automática EAT8 y por encima el 2.0 BlueHDI, con 160 o 180 CV, asociados invariablemente al cambio automático.

Nuestra unidad cuenta con el propulsor 2.0 BlueHDI de 150 CV. Con él, este familiar promete una buena cifra de aceleración, ya que alcanza los 100 km/h desde parado en 8,5 segundos y una velocidad punta de 225 km/h. Y todo ello con un gasto bastante comedido, de apenas 5,7 l/100 km en ciclo WLTP combinado (lo que equivale 149 g/km de CO2).

La gama se completó con una versión PHEV, el Peugeot 508 SW Hybrid, que combina el motor de gasolina con 180 CV con otro eléctrico de 109 CV para dar una potencia combinada de 224 CV, asociada cómo no al cambio EAT8. Su batería de iones de litio con 11.8 kWh, anuncia una autonomía de 40 km en modo eléctrico, lo que lo convierte en una opción atractiva dentro de los familiares híbridos enchufables. Esta puede ser una alternativa interesante para quien haga muchos km en ciudad aprovechando ese rango, pero ahora toca conocer el diésel intermedio.

Comportamiento

Fue un compañero el encargado de probar el 508 berlina. Tras leer sus impresiones y ampliarlas comentándolas con él, he de decir que el comportamiento es muy similar entre ambos. Ese se debe a que las suspensiones tienen una puesta a punto diferente, para lograr el mismo objetivo: un coche con bastante agilidad para su tamaño, que permite una conducción precisa.

Hay de todos modos otros coches familiares que apuestan de manera más diretca por el dinamismo, caso del Mazda 6 Wagon (ver prueba), que suma además un motor diésel algo más refinado. Ojo, no es que el 2.0 BlueHDI sea tosco, ya que está razonablemente bien insonorizado y va realmente bien, de hecho lo que más aprecias en el interior es el sonido aerodinámico.

El motor entrega su potencia de 163 CV (120 kW) a 3.750 rpm, con un buen par máximo de 400 Nm. Es más que suficiente para mover con soltura al vehículo, que pesa apenas 50 kg más que la berlina con este propulsor.

En cuanto a consumos, no es su punto más fuerte, si bien los 6,5 l/100 km que gastó en nuestra semana, con un uso bastante intensivo, con cuatro personas y cargado en la mayoría de ocasiones. No nos parece exagerado dado el tamaño del vehículo y la potencia del motor.

El cambio automático es el convertidor de par con ocho relaciones fabricado por el especialista japonés Aisin. Su funcionamiento es bueno, sobre todo a bajas velocidades y maniobras, pues no resulta tan brusco como uno de doble embrague.

Además cuenta con modos de conducción que puedes seleccionar en un mando de la consola central. Con el Sport se priorizan las prestaciones, exprimiendo más cada marcha y en el Eco el consumo, cambiando antes. De todos modos, puedes aprovechar las levas (fijas tras el volante) más para anticiparte (bajando un puerto o en un adelantamiento) que para buscar un comportamiento extremo.

Un pero que se le puede poner a este coche es el de la visibilidad trasera. Se me antoja aquí imprescindible montar, además de los sensores, el sistema de cámaras con el que contaba nuestra unidad.

Opinión coches.com

Bravo por Peugeot. Por no rendirse en el mercado de las berlinas, apostando por ellas con un diseño realmente diferenciado y que, en esta versión familiar incluso parece más deportivo. Tiene una silueta que recibe halagos allá por donde pasa.

En el apartado dinámico, los ingredientes de la receta cumplen: ruedas excelentes con los 235/45 R18 del acabado GT Line-, carrocería baja con el centro de gravedad muy cercano al suelo posible, la rigidez de la plataforma EMP2 y una buena puesta a punto de la suspensión, con tren trasero multibrazo que va realmente bien.

Un diseño que se sale de lo común, tanto por dentro como por fuera, tiene el inconveniente del precio, superior al de otras alternativas. No nos convencieron tampoco los acabados interiores en algunas zonas, muy débiles, si bien la calidad constructiva parece buena. También, quien valore el espacio interior o un maletero más capaz cuentan con opciones mejores. Pero en Peugeot han decidido jugar en otra liga.

¿Mejor alternativa que el sedán? A mi juicio, desde luego. No compromete estilo y por 1.200 euros de sobrecoste cuentas es más práctico y con unas plazas traseras apreciablemente mejores. El propulsor me parece adecuado, pero para quien no necesite un diésel pues no realiza muchos km al año, atención al PureTech 180, que resulta más barato.

Peugeot 508 SW GT Line BlueHDi 160 EAT8
7.6Nota
Lo mejor
  • Diseño exterior e interior diferenciado
  • Buen nivel de equipamiento de partida
  • Puesta a punto notable, dinámica sin perder el confort
Lo peor
  • Consumo por encima de algunos rivales
  • Espacio detrás escaso y de acceso algo difícil
  • Algunos materiales del interior poco acordes con su precio
Diseño9
Habitabilidad7
Acabados7
Maletero7
Equipamiento7
Motor8
Comportamiento8
Calidad Precio7.5

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