Los volantes rectangulares no son una idea nueva. Cuando apareció en 1923 el innovador Voisin C6 Laboratoire (en portada), los coches ya habían abandonado mucho tiempo atrás los timones para dirigir las ruedas. Con unas superficies planas tanto en la parte superior como en la inferior, se parece mucho a los volantes instalados en algunos superdeportivos modernos construidos casi un siglo más tarde.
Los diseñadores automotrices volvieron a experimentar con volantes rectangulares a principios de la década de 1960, tanto en coches conceptuales como el Corvair Testudo (1963), como en los de producción como el Plymouth Fury (1960). Suponemos que el argumento fue que la forma inusual permitía una vista más clara del cuadro de instrumentos. O tal vez, simplemente, se veía convenientemente adecuado para una época de ciencia ficción con una obsesión por los viajes espaciales. Al fin y al cabo, como todas las modas, son tendencias que marcan, van y vienen.
Si nos vamos a los años 70 en suelo europeo, British Leyland le dio a su sedán Allegro un volante “cuartico”, que era básicamente lo mismo, y solo otra excusa para que los críticos se burlaran del difamado rival del Ford Escort. Uno de los argumentos entonces y ahora a favor de una base plana es que ayuda a mejorar el espacio para las piernas, al igual que el buje descentrado en el volante de un Porsche 924. Esto era algo especialmente reseñable en los deportivos, puesto que nunca se han caracterizado por ofrecer un amplio espacio a bordo (y menos para las piernas).
Pero ese argumento pierde su poder cuando se considera que la muy lenta desmultiplicación de la mayoría de los coches antiguos significaba que, con frecuencia, había que girar el volante lo suficiente como para que la sección superior quedara sobre las piernas y, consecuentemente, el aro del volante chocara con ellas. Por tanto, en estos casos, es casi seguro decir que se trataba de una solución más visual que práctica. Y parece que la tendencia se replica de nuevo, ya que son muchos los fabricantes que están apostando por “reinventar” el diseño de los volantes.
Pero fue a mediados del nuevo milenio cuando realmente explotó la moda actual de los volantes no circulares. Coches como el Lamborghini Gallardo y el Audi RS 4 (B7), ambos con componentes compartidos, marcaron una tendencia que se popularizó velozmente y, en estos días, la mayoría de los vehículos, incluso aquellos con una vaga pretensión de ser máquinas de alto rendimiento, tienen volantes con el fondo plano. A medida que la década de 2000 se convirtió en la de 2010, se volvieron completamente planos con modelos como el Ferrari LaFerrari y el Aston Martin DB 11.
Avanza otra década y verás como la sección inferior plana ha dado paso al rectángulo. Inspirados en los monoplazas de Fórmula 1 y los prototipos del Campeonato Mundial de Resistencia (WEC), la última oleada de súper e hiperdeportivos cuentan en su mayoría con volantes rectangulares de un tipo u otro. Los Aston Martin Valhalla y Valkyrie se ven similares en forma, si no en estilo, al visto en el BMW Z22 Concept (2000). Mientras tanto, otros como el Lotus Evija y el Mercedes-AMG One tienen volantes planos en la parte superior y curvado hacia dentro en el borde inferior.
Y algunos, como el Bugatti Bolide y Lamborghini Essenza SCV12 exclusivos para circuito, el Aston Martin Víctor o el último Tesla Model S, no tienen directamente sección superior en el volante. Eso, probablemente esté bien en un coche de carreras en el que casi nunca se cruzan los brazos, pero es menos útil en un vehículo de carretera cuando necesitas moverte a través del tráfico de la ciudad y maniobrar para aparcar. ¿Tú qué prefieres? ¿Los volantes achatados, rectangulares o simplemente con la forma de un círculo? Aquí, por ejemplo, somos chapados a la antigua.
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