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Mercedes EQC 400 prueba – 77.6
Pruebanoticias/
Luis Ramos Penabad

Mercedes EQC, a prueba: el primer paso del futuro de Daimler

“Crear el Mercedes de los coches eléctricos”. Esa frase, para quien conoce lo que supone la marca creada por Karl Benz y Daimler para la historia del automovilismo europeo, es toda una declaración de intenciones. Y ese mismo entusiasmo que se puso en los primeros coches de Mercedes-Benz se refleja en el nuevo Mercedes EQC, cuya edición de lanzamiento, 1886, evoca la fecha en la que Karl Benz patentó su primer automóvil.

Desde la marca nos cuentan que han sido nada menos que 10.000 millones de euros de inversión (que se dice pronto) para desarrollar una gama electrificada en varios niveles. Desde los Mild Hybrid, a los que ellos llaman EQ Boost a los híbridos enchufables, denominados EQ Power (ya cuentan con 10 en el mercado, 20 en 2020). Y, claro está, la gama EQ, los coches eléctricos puros.

Como no, en los tiempos que corren debía ser un SUV el primero en ser lanzado, este EQC, aunque pronto veremos el EQV y ya han trazado las líneas de futuros modelos con prototipos como el EQA Concept y el Vision EQS. La marca pretende que en 2025 toda su gama esté electrificada y, en 2030, entre el 50 y el 100% sean como mínimo híbridos enchufables.

Pero no nos vayamos al futuro, porque la gama EQ es presente. Tanto, que ya lo hemos conducido en España. El modelo que inaugura esta revolución eléctrica, que incluye también que el proceso de producción del coche sea neutral en emisiones en CO2. Veamos de primera mano si detrás de tantas cifras hay un buen vehículo y si su compra es interesante frente a rivales de la talla del Audi e-tron, el Jaguar I-Pace o el Tesla Model X.

Exterior

El Mercedes EQC es un SUV eléctrico que se parece a otros todocaminos de la marca… y al mismo tiempo es radicalmente distinto. Se basa en la plataforma del GLC (no es exclusiva del modelo), pero es bastante más grande, pues se va hasta los 4.761 mm, 10 cm más, por lo que se sitúa entre este SUV medio y el Mercedes GLE.

Visto de frente vemos una anchura considerable, de 1.884 mm y el mayor punto diferencial de la gama EQ respecto a otros modelos de la marca, la parrilla central, tapada casi por completo  al requerir menos refrigeración que un vehículo con un motor de combustión tradicional. La gran estrella hace que no dudemos ni un segundo de que estamos ante un modelo de la marca alemana. Y el los laterales, ópticas LED con unos acentos azules.

En la vista lateral vemos que la apuesta por formas orgánicas, sin casi líneas de expresión en la chapa. Solamente se marcan los pasos de rueda de manera notoria. En la parte baja vemos un protector de plástico negro, que oculta la zona donde se ubican las baterías. Su silueta tiene una línea de techo aerodinámica, caída hacia atrás, pero no tanto como un GLC Coupé.

En esta unidad tenemos una estribera, poco acorde con las posibilidades camperas del vehículo (si bien tiene tracción total) y unas llantas de 20 pulgadas (de serie de 19 y hasta 21 en opción), así como un detalle con el nombre de la versión en la aleta delantera. La toma de carga está en la aleta trasera derecha, con conexiones para corriente alterna o continua.

Visto desde atrás, costaría decir que estamos ante un modelo revolucionario. Los faros LED, muy estrechos, se unen visualmente con una franja con la misma tecnología. Ya hemos visto esta solución en otras ocasiones, no resulta ya demasiado llamativa. Por lo demás, muy poca superficie acristalada en el portón, que es de unas dimensiones bastante generosas y que en el logo central oculta la cámara de visión trasera.

En la parte baja, mucho plástico negro y nos ha llamado la atención poderosamente un detalle, esos listones cromados que parecen simular salidas de escape. ¿Acaso no se trata precisamente de demostrar que es un coche eléctrico y que no los necesita?

Interior

En el interior observamos claramente que estamos ante un coche premium… y tecnológico. Lo primero donde se detendrán nuestros ojos es en la doble pantalla del sistema de instrumentación e infoentretenimiento ya vistas en otras pruebas de la marca y que en este modelo es de serie. La sensación es la de ir en un Mercedes. Y eso no es malo.

Detalles que no verás en otros modelos son los colores en molduras o costuras o la forma de los aireadores horizontales bajo la pantalla, cuando en otros modelos se apuesta por salidas de aire circulares.

Tocando aquí y allá parece que hay algún plástico duro, pero resulta que hay algo más. Los materiales que recubren ciertas zonas, desde el salpicadero a paneles de las puertas procede de productos reciclados, de ahí que su tacto no sea el habitual (que no desagradable).

Por lo demás, la postura de conducción es la habitual en un SUV, dominante y con las diferentes cámaras y sensores uno no tiene demasiados problemas para moverse incluso en zonas angostas.

Todo el arsenal de información de las pantallas se controla mediante un mando táctil en la consola central (hay en esa zonas algunas teclas de acceso rápido a las funciones principales), los mandos del volante (se controla una pantalla desde los botones de su lado correspondiente) o mediante la voz. Nada nuevo bajo el Sol, más allá de algunos menús exclusivos debido a la naturaleza del sistema de propulsión. Hasta la palanca del selector en la columna de dirección, es la habitual en los vehículos de la gama.

Las plazas traseras tienen una de cal y una de arena. Lo bueno, que es un coche amplio, con espacio para dos, más que de sobra en las plazas laterales, tanto para las piernas como para la cabeza. Lo malo, que sólo para dos. Una de las ventajas de los coches eléctricos es que pueden prescindir del túnel de transmisión. Como el EQC emplea la misma plataforma del GLC, este elemento que roba espacio para los pies se mantiene. Lo que tiene aprovechar elementos.

Maletero

El maletero cubica 500 litros. No es una mala cifra, ya que es prácticamente la misma del GLC (550 litros), pero en un coche de este tamaño esperábamos algo más. Está perfectamente rematado, que para eso cuesta el coche lo que cuesta, con luz a ambos lados, toma de 12V, perchas para colgar bolsas o ganchos para sujetar la carga.

En un lateral contamos con un hueco separado del volumen principal mediante una red y bajo el piso, que está a una altura considerable, encontramos un espacio compartimentado donde guardar los cables de carga, algunas herramientas o lo que uno guste.

Empleando unos tiradores en los laterales podemos abatir los respaldos de la segunda fila de asientos, divididos en proporción 40:20:40. De este modo logramos hasta 1.460 litros de capacidad.

Equipamiento

Hasta los topes. El nivel de dotación es muy elevado. EL Mercedes EQC cuenta con un arsenal de sistemas de asistencia a la conducción y también han pensado en qué pasaría con el sistema eléctrico en caso de que fallasen y se chocase. Lo veíamos, concretamente, en el subchasis que protege toda la parte delantera, ubicado donde suele estar la caja de cambios (aquí inexistente). En caso de choque se desconectaría todo el sistema de alto voltaje de manera automática, además.

También se ha protegido con mimo la batería. Ubicada bajo el piso, se ha rodeado de un bastidor que puede absorber la energía en caso de impacto. Y, entre ambos, elementos de deformación para contener la fuerza en caso de un impacto lateral grave.

Dicho esto (es fácil encontrarse aún con gente que señala a los eléctricos como poco seguros), indicarte que el Mercedes EQC 400 4Matic se vende con una única versión. En ella encontrarás desde navegador 3D con servicios online, entrada sin llave, plataforma de servicios conectado Mercedes Connect Me gratis 3 años, conectividad avanzada con comando por voz con inteligencia artificial MBUX, faros LED adaptativos, cristales traseros oscurecidos, portón trasero automático, cámara trasera o el equipo de audio con 9 altavoces.

Luego puedes completarlo con diferentes paquetes de opciones… o apostar por las primeras unidades que han llegado a España y que hemos probado. Corresponden Al acabado Edition 1886, una edición especial de lanzamiento con una tapicería especial en dos colores, asientos delanteros con memoria, diversos adornos exteriores e interiores, las llantas de aleación de 20 pulgadas con diseño de 10 radios, el paquete de asistencia a la conducción, equipo de sonido Burmester…

El precio de esta versión (algún extra más tenía nuestra unidad, como el techo solar o el Head-Up Display), supone pagar 12.076 euros más que el precio inicial de 77.425 euros. Sí, ya nos movemos en el entorno de los 90.000 euros…

Sí, puedes echar un ojo en nuestra sección de coches nuevos, donde los concesionarios oficiales de la marca publican sus descuentos, para dar con ofertas del Mercedes EQC. El precio de partida baja de manera notoria, pero recuerda que no incluye opcionales y que puede requerir financiar el coche con la marca. Del mismo modo, te recomendamos echar un ojo a nuestro comparador de seguros para dar con la póliza que mejor se ajusta a tus necesidades y presupuesto.

Motor

Los ingenieros de Daimler han optado porque sean dos motores eléctricos los encargados de mover al Mercedes EQC 400. En cada eje contamos con un motor eléctrico asíncrono de 150 KW cada uno, por lo que tenemos un SUV de tracción total de 300 kW (408 CV) y capaz de entregar hasta 760 Nm de par desde 0 rpm.

Comencemos con las prestaciones. Es capaz de lanzar esta mole de casi dos toneladas y media (2.495 kg en vacío) hasta 100 km/h desde parado en apenas 5,1 segundos. La velocidad punta se ha limitado a 180 km/h.

Un apartado crucial en los eléctricos es la eficiencia, al menos hasta que no haya una red de carga decente, es crucial el bajo consumo. Por eso, para ser eficiente, la mayor parte del tiempo es el motor delantero el que mueve al EQC, a bajas cargas. Solamente si demandamos mucha potencia o hay poca adherencia entra en juego el eje trasero.

La batería que se encarga de nutrir de electricidad al todo el sistema consta de seis módulos de diferente tamaño en función de la zona del piso donde se ubican, con un total de 384 celdas y una tensión máxima de 405 V. Pesan nada menos que 652 kilogramos, casi un cuarto de peso del coche. Su capacidad (el dato clave) es de 80 kWh. Ojo, hablamos de capacidad neta, ya que siempre se reserva un poco para alargar su vida útil. Estaríamos entonces ante una batería de unos 87 kWh.

Con un coche tan grande, si bien aerodinámicamente se ha trabajado mucho (tiene un Cd de 0,28, que puede ser de 0,27 con las llantas adecuadas) no podíamos esperar un consumo de energía bajo. Homologa, según el ciclo WLTP, entre 22,4 y 25 kWh/100 km (depende del equipamiento), una cifra alta. Eso nos daría para circular, antes de tener que recargar de nuevo, entre 374 y 416 km de autonomía.

Para recargar esta batería tan grande necesitarías prácticamente un día entero en tu enchufe convencional. Siempre puedes adquirir un Wallbox de de 7,4 kW, con lo que tardarías 11 horas. En un cargador rápido de 110 kW, costaría unos 40 minutos en pasar del 10 al 80%. Ojo, que estos cargadores son casi imposibles de ver en España, donde los más habituales son los de 50 kW, lo que dejaría la carga del Mercedes EQC en algo más de hora y media. Eso retrasaría un viaje largo (restando el tiempo de una parada habitual en un coche de combustión).

Comportamiento

Sensaciones contrapuestas. Obviamente, Mercedes, con más de un siglo de historia detrás, no va a lanzar al mercado un coche tan caro y que vaya mal. Destaca, como todos los eléctricos, por el confort de marcha. Motores eléctricos silenciosos, que no trasladan vibración alguna al habitáculo ya que no hay transmisión y además se han aislado con un sistema de silentblocks fabuloso. Y el ruido que pudiese llegar de las ruedas o aerodinámico (y ese día hacía bastante viento) se ha aislado muy bien.

Notas que se trata de un coche pesado. En vías rápidas no se mueve y tienes un aplomo soberbio, a lo que ayuda que el enorme peso de las baterías se encuentre concentrado abajo, con lo que el centro de gravedad desciende. Pese a ello, gana velocidad de manera sorprendente. El 0 a 100 km/h se lo ventila en un santiamén (es 0,6 segundos más rápido que el Audi e-tron).

Otro cantar son las carreteras con curvas lentas y cambios de apoyo continuos. Me gusta que las marcas te lleven a probar sus coches en terrenos poco propicios para ellos y en la ruta que hicimos había bastantes zonas de este tipo. Hay que lidiar con ese peso tan elevado cuando va de un lado a otro. Al estar ubicado abajo, no tienes esa sensación de SUV que balancea, pero sí notas el peso. Los frenos se mostraron competentes… pero no seré yo quien baje “a fuego” un puerto de montaña con un SUV eléctrico.

La suspensión tiene que ver mucho en que la carrocería no se mueva demasiado. El eje delantero es independiente, mientras que el trasero se beneficia de un sistema neumático, lo que garantiza confort y suavidad en todos los movimientos.

Destacar las medidas para optimizar la gestión de la energía. Hay hasta cinco niveles de regeneración de energía, que controlas mediante las levas. Desde el D–, el que más retiene, pulsando la leva izquierda llegas a él y con el que el coche se detiene por completo al poco de soltar el acelerador al D + (ideal para ir “a vela”, casi sin retención). Además existe el D Auto, que tiene en cuenta el tráfico y varía el nivel de retención en función de lo cerca o lejos que te encuentres de otros vehículos.

Y no debemos olvidar el sistema de modos de conducción Dynamic Select, controlables desde la consola central. Hay algunos exclusivos del Mercedes EQC. Uno, el modo ECO se tienen en cuenta tráfico, orografía y la navegación. Y si precisamos la mayor cantidad de energía posible  el modo Max Range sumará retención a mitad del pedal del acelerador para optimizarla,

Tras cerca de 200 km recorridos, por autovía y carreteras secundarias, con algún repecho y zonas de curvas, el consumo marcado en el ordenador de a bordo fue de 24,5 kWh/100 km. La conducción no fue en absoluto comedida, sino más bien lo contrario. Esos 374 km de autonomía prometidos (en el peor de los casos, en una unidad tan equipada como esta) son factibles, tras esta primera toma de contacto.

Opinión coches.com

Sí, Mercedes había tenido ya dos eléctricos a la venta hace años Un superdeportivo, el espectacular Mercedes SLS AMG Coupé Electric Drive y por otro una variante eléctrica de su monovolumen compacto, el Clase B Electric Drive. No dejaron de ser pruebas (hace casi una década, ya ha llovido) que ahora se han concretado en una apuesta seria por la electrificación en sus diferentes grados, cuyo culmen es este Mercedes EQC.

No, todavía no se trata de un coche de venta masiva pero demuestra que ya están aquí. Con la base de un SUV mediano (estas carrocerías facilitan ubicar las baterías y contar con un habitáculo espacioso), pero con, nada menos que un 85% de piezas diferentes al GLC. Y nos gusta que Mercedes apueste ofreciendo nada menos que 8 años de garantía o 160.000 km para la batería, lo que da bastante tranquilidad.

Haber empleado un modelo existente hace que sea más pesado que otros rivales (Jaguar I-Pace, Audi e-Tron, y Tesla Model X), pero la autonomía no está mal, si tenemos en cuenta el dato anterior. Como ellos, ofrece mucha potencia de manera serena y tranquila. Ideal para el día a día… y esperando la red de Ioniy de carga rápida para poder llegar mucho más lejos.

¿Es caro? Sí. Pero no descabellado. Porque resulta hasta más económico que el Audi e-tron (contando con más equipamiento) y está a la par (en precio) de un GLE 350 d con 272 CV que tiene más espacio interior, maletero… y gasolineras por doquier donde repostar. Con el EQC ganas refinamiento de marcha, una capacidad de aceleración brutal, más dotación de serie… y sabes que estás subido ya al futuro… hoy.

Mercedes EQC 400 4Matic Edition 1886
7.6Nota
Lo mejor
  • Confort de marcha
  • Tecnológicamente avanzado
  • Empuje del motor y aceleración
Lo peor
  • Precio alto
  • Peso elevado que implica consumos altos de energía
  • Plaza central trasera condicionada por túnel de trasnmisión
Diseño7
Habitabilidad7
Acabados8
Maletero6.5
Equipamiento9
Motor9
Comportamiento7
Calidad Precio7

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