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Pruebanoticias/
Gonzalo Yllera

BMW X5 xDrive30d: prueba a fondo

El BMW X5 nació en el año 1999 y fue el primer todocamino de la marca bávara, tras varios años (desde 1985) experimentando con los sistemas de tracción total en sus berlinas de gama media y alta. Con él se creó un nuevo concepto, denominado SAV (acrónimo de Sports Activity Vehicle), para definir a este tipo de vehículos que personificaban una filosofía totalmente insólita y desconocida para la época.

Por primera vez se combinaba en un mismo modelo la capacidad de representación y el ambiente Premium de las mejores berlinas fabricadas por la marca de Múnich con unas líneas imponentes, potentes propulsores gasolina y diésel y, por supuesto, un elaborado sistema de tracción total con el que poder acceder a casi cualquier lugar.

Desde un principio resultó patente la clara orientación de este modelo hacia el valiosísimo mercado norteamericano y, consecuentemente, su fabricación se radicó en la factoría estadounidense de Spartanburg (Carolina del Norte), a cuyas líneas de producción también se han ido sumando las de sus “hermanos” los BMW X3, X4 y X6, todos ellos modelos que se exportan desde allí al resto del mundo.

Con el paso del tiempo se han sucedido distintas generaciones del BMW X5, hasta llegar a la actual, la tercera (lanzada al mercado a finales del año 2013), llevándose a cabo una paulatina y constante evolución del concepto original, más que un cambio radical, de forma que cada una de ellas ha ido encaminando sus pasos hacia un uso cada vez más asfáltico que la que le precedía. Esto puede suponer un hándicap para aquellos usuarios que gusten de circular por el campo o realizar actividades al aire libre pero, indudablemente, la mejoría obtenida en su comportamiento deportivo en carretera (donde va a pasar la mayor parte del tiempo) es más que notable y muy apreciada por una amplísima legión de seguidores de la marca bávara.

Cerramos con esta prueba a fondo un completísimo análisis de algunos de los mejores representantes del segmento de los grandes SUV Premium, que han ido pasando por aquí durante las últimas semanas: modelos tan emblemáticos como los Mercedes-Benz GL, Porsche Cayenne, Volvo XC90 y Audi Q7. Pero ¿será suficiente esta evolución para que todo un “veterano” como el BMW X5 se muestre a la altura de una competencia que cada día se lo pone más difícil? Vamos a analizarlo en profundidad para ver cuáles son sus opciones:

Exterior

En su exterior no se observa un gran cambio radical frente a anteriores generaciones del modelo (como si hemos visto, por ejemplo, en el caso del Audi Q7, o más aún en el del innovadorVolvo XC90), sino más bien una evolución constante que ahora da sus frutos en un modelo que no por conocido deja de provocar admiración y halagos entre quienes lo observan de cerca.

A pesar de su contundente aspecto exterior, en realidad, sus dimensiones no son de las más amplias de la categoría, conformándose con una longitud de 4,886 metros (frente a los casi 5 metros de sus rivales). Otro tanto ocurre con la cota de anchura, con sus 1,938 metros (2,184 metros si contamos los espejos exteriores). En cambio en altura sí que está con el resto del grupo, con sus 1,762 metros. También cuenta con una considerable distancia entre ejes, aunque se queda algo por debajo de los 3 metros (2,933 metros) que es el estándar de las últimas generaciones de los grandes SUV.

En el frontal no pueden faltar los característicos faros dobles que, en esta ocasión, se prolongan hacia el centro hasta alcanzar la representativa parrilla frontal, marca de la casa, con los dos típicos “riñones” BMW de reborde cromado.

Los grupos ópticos delanteros son de xenón en la dotación de serie pero, opcionalmente (como era el caso de los que podéis ver en las fotos), pueden elegirse de tipo LED con orientación automática del haz de luz, en función del recorrido de la carretera o de la proximidad de los vehículos que nos precedan o que circulen en sentido contrario, garantizando una fantástica iluminación nocturna y en condiciones meteorológicas adversas.

El sobredimensionado paragolpes delantero incluye nuevas entradas de aire en su parte central (tanto encima como debajo de la placa de matrícula), para mejorar la refrigeración del propulsor y el intercooler. En los laterales, otras tomas más pequeñas garantizan aire fresco a los frenos además de generar una “cortina de aire” que minimiza las turbulencias en las ruedas delanteras. Por su parte los focos antiniebla redondos, también de tipo LED, se sitúan en una ubicación más alta de la que suele ser habitual en estos casos. En su parte inferior unas protecciones plásticas en color negro se encargan de recubrir esta zona más expuesta a rozaduras y pequeños golpes, aunque su función es más decorativa que otra cosa.

En la vista lateral reconoceremos rápidamente a este modelo como uno de los SAV de la firma bávara, pues guarda innegables similitudes con el X3 y el más recientemente renovado X1 aunque, obviamente, a mayor escala. Detalles como el frontal recto, el abombado capot-motor con curvatura ascendente, o un techo de grandes dimensiones que se prolonga hacia atrás en suave caída hasta culminar en un discreto alerón posterior, para dejar paso a una trasera con una luneta fuertemente inclinada y una zona inferior, de nuevo, totalmente vertical.

Pero tampoco podemos pasar por alto una considerable superficie acristalada o un marcado pliegue de la carrocería que recorre todo el lateral desde la aleta delantera hasta los grupos ópticos posteriores, además de otro, menos pronunciado, en la parte inferior.

Los abombados pasos de rueda (sin caer en la exageración de otros modelos) están terminados en protecciones plásticas de color negro, a juego con las ya vistas en la zona más baja del paragolpes anterior (y también del posterior). Dan cabida a unas llantas de aleación ligera de 19 pulgadas y radios en W (modelo 447) sobre las que se montan neumáticos Good Year Eagle F1 RunFlat SUV 4×4 con dimensiones diferenciadas para cada eje, siendo de 255/50 R19 107W en el tren delantero y 285/45 R19 111W en el trasero.

Si nos llamó la atención en el paragolpes delantero la presencia de los “air curtains” que generaban una “cortina de aire” para minimizar las turbulencias en la zona de las ruedas, aquí hacen lo propio los “air breather”, las equivalentes salidas de aire tras los pasos de rueda delanteros, o los “aeroblades”, unos deflectores verticales en los laterales de la luneta posterior, que tratan de mejorar una aerodinámica no excesivamente benévola (como por otra parte sucede en la mayoría de todocamino de grandes dimensiones), con un Cx de 0,31.

La corpulentazona trasera está marcada por la presencia del portón con doble sistema de apertura, lo que se concreta en un cristal posterior de no muy amplias dimensiones (y su consecuente visibilidad reducida). Los grandes grupos ópticos traseros adoptan un diseño muy horizontal, divididos en dos partes, con forma de “L” tumbada típica de la marca, y están compuestos en su totalidad por elementos LED.

El envolvente paragolpes trasero muestra su zona inferior recubierta en una más resistente terminación en plástico negro donde, además, se han colocado las dos salidas redondas de escape, una a cada lado.

Interior

Una vez nos introducimos en el interior de este BMW X5 de 3ª generación encontraremos un ambiente “demasiado conocido” y común a muchos de los modelos de la firma germana. Evidentemente la calidad de realización, los materiales empleados y el funcionamiento de todos sus elementos están a un nivel altísimo, pero echamos de menos algo más de diferenciación entre unos modelos y otros (aunque ya se comienza a ver algunos atisbos de cambio en sus productos más recientes). Suponemos que tendremos que esperar hasta una próxima generación de este X5 para que se produzca una evolución más notable.

Por tanto nos enfrentaremos a un salpicadero escalonado que mejora la sensación de amplitud general, revestido en cuero y con molduras en madera estratificada (tratamientos que se extienden también a los paneles de las puertas), de magnífico aspecto. La zona central está claramente orientada hacia el conductor, para facilitar el manejo de los diferentes elementos, estando presidida por una gran pantalla LCD multifunción de 10,2 pulgadas, en la que se centraliza la visualización del sistema de navegación, audio, telefonía o configuración del vehículo. Mientras que, bajo los aireadores centrales, se han colocado los controles del conjunto de climatización y los mandos físicos del sistema multimedia que, en nuestra unidad de pruebas, estaba constituido por un extraordinario equipo de audio firmado por el especialista Harman/Kardon (compuesto por un amplificador digital de 600 watios de potencia, subwofer y 16 altavoces repartidos por el habitáculo, con una configuración especialmente adaptada a este modelo).

La consola central va ascendiendo progresivamente, para que el conductor tenga a mano los principales mandos de control. Los posavasos se sitúan en la parte delantera para dejar paso a la palanca de la caja de cambios automática Steptronic de 8 velocidades. A su alrededor se disponen los pulsadores que nos permiten elegir los diversos modos de conducción (Driving Experience Control), y activar/desactivar los sensores de aparcamiento, la cámara trasera o el control de descensos, además del freno de estacionamiento automático.

En la parte derecha de la consola nos encontraremos el mando circular del iDrive Touch que cuenta con un panel táctil integrado, desde el que introducir datos en el sistema de navegación Professional o buscar un nombre en la agenda telefónica.

Por último un gran reposabrazos doble facilita el acceso a una guantera central de grandes proporciones en la que dar cabida a la pequeña impedimenta que siempre puebla nuestros bolsillos, además de habilitar de una ubicación específica y todo tipo de conexiones para conectar nuestro Smartphone o dispositivos portátiles.

El volante multifunción de 3 radios presenta un aro de suficiente grosor y forrado en cuero de excelente calidad. En los brazos horizontales se sitúan los botones que regulan el control de crucero, así como el sistema de audio, el de telefonía o los que permiten movernos por los diferentes menús. Detrás de él aparecen las levas que nos facilitan insertar manualmente las marchas de la caja de cambios automática sin apartar las manos del volante.

El cuadro de instrumentos también es de tipo multifunción y combina una apariencia tradicional de las esferas con una pantalla multifunción que, haciendo uso de la tecnología Black Panel, varía sus grafías en función del modo de conducción elegido (Confort, Eco Pro y Sport). Asimismo también representa toda la información relativa al sistema de navegación, multimedia y telefonía, o los datos de kilometraje, consumos, etc. Puede completarse incluyendo, de manera opcional, un sistema Head-Up Display que proyecta la información más relevante para el conductor sobre el parabrisas para que no tenga que apartar la vista de la carretera.

La postura de conducción es elevada, como por otra parte es habitual en este tipo de vehículos, de forma que no tendremos problemas para otear todo lo que ocurra a nuestro alrededor desde la perfecta atalaya que proporcionan los magníficos asientos Confort, forrados en cuero Nappa con un original color Mokka. Dan acomodo a pasajeros de las más diversas tallas y todos ellos recibirán un excelente trato. Se regulan eléctricamente con múltiples ajustes, y memorias para las más habituales, además de estar calefactados.

El trato dispensado por BMW a los ocupantes de las plazas traseras no debe comportar ninguna queja por su parte, pues cuentan con suficiente espacio en anchura para que viajen 3 ocupantes aunque, como ocurre también en la mayoría de sus contrincantes, mejor si lo hacen solo 2 pasajeros, pues la plaza central no proporciona la misma comodidad que las laterales. En cualquier caso el túnel central de transmisión es de los menos “intrusivos” de todos los modelos que hemos podido comparar en estas últimas semanas.

La altura disponible también proporciona suficiente espacio vital incluso a las tallas más altas. Lo que no está tan logrado es el espacio utilizable para las piernas en estas plazas (y es que los milagros no existen…) y, aunque no toquemos con nuestras rodillas en el respaldo de los asientos delanteros, no sobrará excesivo sitio.

Afortunadamente y, con la opción de la 3ª fila de asientos, se incluyen los asientos Confort de la 2ª fila, con lo que su banqueta puede deslizarse longitudinalmente hasta en 8 centímetros, aparte de variar la inclinación de los respaldos para hacer el viaje más cómodo.

Y ya que mencionamos dichos respaldos no se nos debe olvidar resaltar que pueden abatirse individualmente en una proporción 40/20/40, con lo que podremos bien maximizar la superficie de carga o el espacio útil para los pasajeros.

Los asientos laterales de esta 2ª fila pueden plegarse hacia adelante (de forma mecánica) para dejar paso a los ocupantes de la 3ª fila (sistema Easy-Entry) que, por fuerza serán niños o personas de pequeña estatura, pues la propia marca recomienda que no superen los 1,50 metros.

Los asientos de esta 3ª fila son, con mucho, los menos indicados para viajar de los modelos que hemos comparado, tanto por la escasa altura libre hasta el techo, como por lo reducido de su acolchado, o las dificultades que supone acceder a ellos para las personas menos ágiles.

Si se han de utilizar habitualmente 7 plazas mejor decantarse por otros modelos como el Volvo XC90 (el mejor) o el Audi Q7. Aunque si se van a utilizar muy “de tarde en tarde”, siempre nos podrán sacar de más de un apuro.

Maletero

Este BMW X5 cuenta con un curioso sistema de acceso al maletero con un portón dividido en 2 partes. La sección superior se abre hacia arriba automáticamente, pulsando un botón situado cerca de la placa de matrícula (también desde el interior del vehículo o desde el mando a distancia), mientras que la inferior ha de abatirse manualmente, de forma que cuando alcanza la horizontalidad conforma una superficie totalmente plana en prolongación del piso del maletero.

Esto, a nuestro entender, presenta ventajas e inconvenientes. Entre los primeros supone que contaremos con un portón superior de menores dimensiones, menos susceptible de recibir golpes y que costará menos trabajo elevar al sistema electro-hidraulico. Además podremos colocar la carga en el maletero por el hueco superior sin miedo a que esta se nos caiga encima, retenida por el panel inferior. Pero el principal problema de esta configuración radica en que resulta extremadamente complicado (y en algunos casos imposible) alcanzar los objetos más pequeños que se hayan deslizado al fondo del maletero y por lo tanto nos tocará o bien “tirarnos en plancha” al interior del mismo o “apresarlos” desde las plazas traseras, plegando sus respaldos, con el engorro que ello supone.

La capacidad del maletero varía desde los 650 litros con 5 plazas ocupadas hasta los 1.870 litros si sólo se utilizan las 2 delanteras y se pliegan todos los asientos de la segunda fila. En el caso de incluir una 3ª fila de asientos, como era nuestro caso, esta cifra disminuye notablemente (aunque la marca no ha facilitado cuál es su capacidad con esta configuración)

La operación de desplegado/plegado de la tercera fila de asientos se lleva a cabo de manera mecánica y mucho mejor desde el interior, una vez hemos basculado hacia adelante los asientos de la segunda fila, que desde el propio maletero (por la tapa divisible antes mencionada…)

Además los voluminosos pasos de rueda, restan bastantes litros de capacidad al maletero, aunque el hueco restante resulta muy aprovechable por sus formas cúbicas, mientras que en los laterales se ha conseguido utilizar el espacio disponible para situar pequeños huecos o trampillas que resultan muy prácticos.

Bajo la bandeja abatible del piso del maletero encontraremos otra cavidad en el que colocar el extintor contraincendios, los triángulos de emergencia o los chalecos de seguridad, aparte de la pequeña dotación de herramientas de serie. Ni rastro de una rueda de repuesto, ni siquiera de emergencia. La marca alemana ha optado por no incluirla aprovechando la posibilidad de rodar “pinchados” durante unos cuantos kilómetros de los neumáticos tipo Run Flat, por lo que tendremos que recurrir al sempiterno kit de reparación si esto no fuera suficiente. Una razón más para no aventurarse por recorridos complicados en el campo con este modelo.

Tampoco pueden faltar las útiles tomas de corriente de 12 voltios (tipo mechero), dos carriles longitudinales sobre los que se deslizan las argollas de amarre del equipaje, correas y redes elásticas en los laterales, o una práctica  red de separación de carga.

Equipamiento

Pese a las últimas tendencias en la marca bávara, donde se han “puesto las pilas” y se incluye un mayor equipamiento de serie en sus modelos, como ya vimos, por ejemplo, en el caso del BMW X1, el BMW X5, todavía se muestra “impermeable” a esta tendencia, con un equipamiento básico que, aunque destacable, no llega a incluir ciertas opciones imprescindibles, por las que hay que pasar por caja indefectiblemente.

Entre el equipamiento de serie, se incluye:

  • Sensor de aparcamiento delantero y trasero
  • Llamada de emergencia inteligente
  • Control de crucero con función de freno
  • Apertura eléctrica del portón trasero
  • Asientos traseros divisibles en proporción 40/20/40
  • Espejos exteriores e interior con anti-deslumbramiento y abatibles eléctricamente
  • Desactivación del airbag del acompañante
  • Sistema Bluetooth con USB
  • Volante deportivo de cuero
  • Sensor de lluvia y accionamiento automático de las luces
  • Climatizador automático

Este equipamiento básico puede complementarse con diferentes líneas de acabado:

  • Pure Experience: Encaminada a resaltar sus características como vehículo “recreacional”, con elementos como el tratamiento dado a la parrilla delantera, los protectores de bajos en acero pulido o las molduras específicas. También en el interior con el tapizado en piel de los asientos, el recubrimiento de este mismo material del salpicadero o los paneles de las puertas.

  • Pure Excellence: Haciendo hincapié en los tratamientos más modernos y lujosos con protecciones acabadas en el color de la carrocería o la proliferación de elementos y molduras cromadas. En el interior del habitáculo se crea un ambiente aun más elegante y exclusivo gracias a los recubrimientos y materiales disponibles.
  • Paquete Deportivo M: Como su propio nombre indica enfatiza el aspecto deportivo del BMW X5, gracias al atractivo paquete aerodinámico, suspensiones rebajadas o llantas específicas. En el interior no puede faltar el volante deportivo M, asientos deportivos o molduras propias.

Todas estas líneas de acabado pueden combinarse entre ellas, tanto en el exterior como en el interior, a gusto del cliente. Aunque si ello no fuera suficiente siempre se puede recurrir a la línea BMW Individual o a la gama de accesorios BMW M Performance, con una variedad casi ilimitada de posibilidades de personalización.

También cabe resaltar el especial énfasis de la marca alemana en la seguridad, con la posibilidad de disponer de:

  • Driving Assistant: aviso de salida de trayectoria, avisos de colisión y de peatones con función de frenado en ciudad.
  • Driving Assistant Plus: control de crucero activo con Stop & Go (función de frenado hasta la detención completa del coche), asistente de retenciones con regulación automática de la velocidad y de la dirección
  • BMW Night Vision con Dynamic Light Spot
  • Head-Up Display
  • Speed Limit Info: muestra los límites de velocidad vigentes en cada momento y las prohibiciones de adelantar

Asimismo BMW ConnectedDrive aporta la posibilidad de acceder a gran variedad de información, entretenimiento y servicios en línea, como el tráfico en tiempo real, o contar con aplicaciones “remotas”, que desde nuestro Smartphone permiten regular la calefacción auxiliar o transferir destinos al navegador del vehículo. Y, por supuesto, acceso a Internet.

Es posible adquirir este SUV desde los 59.652,40 € (del BMW X5 sDrive25d). Aunque el modelo probado (BMW X5 xDrive30d) parte desde los 69.098,82 €. En el caso de la unidad cedida por la marca para esta prueba, contaba con el siguiente equipamiento adicional:

  • Llantas de aleación ligera de 19” (modelo 447) —– 1.661,86 €
  • Paquete Comfort —– 1.913,89 €
  • Paquete de servicios ConnectedDrive —– 726,84 €
  • Paquete Familia —– 3.269,98 €
  • Paquete Première Exclusive —– 7.730,24 €
  • Paquete Innovación —– 3.999,99 €
  • Paquete de Visibilidad —– 1.057,93 €
  • Advertencia de cambio de carril —– 734,35 €
  • Asistente de aparcamiento —– 652,13 €

  • Surround View —– 877,79 €
  • Sistema de sonido Surround Harman/Kardon —– 1.292,77 €
  • BMW Individual Exterieur Line Aluminium satinado —– 734,35 €
  • Carriles longitudinales para la baca Aluminium satinado —– 414,99 €
  • Confort climático para el parabrisas —– 332,76 €
  • Estribos de aluminio —– 581,37 €
  • Techo de cristal panorámico —– 2.015,65 €
  • Diseño exterior Pure Excellence —– 1.661,86 €
  • Cambio automático deportivo —– 296,42 €

Por lo que la tarifa final ascendía hasta unos más que respetables 99.053,99 €

Llegado este punto, y como siempre os recomendamos, en el caso de querer adquirir un BMW X5 resulta imprescindible acudir al buscador de Coches.com, donde encontrareis el mejor precio del mercado para éste y otros modelos, sí como el seguro que mejor se adapte a vuestras necesidades.

Motorización

BMW ofrece para el X5 un completo elenco de motorizaciones donde elegir, con opciones de gasolina, híbrida-enchufable (para estar “al día” con la demanda de vehículos cada vez más ecológicos) y, por supuesto, no podían faltar las más solicitadas, alimentadas mediante gasóleo.

Los primeros cuentan con 3 posibilidades que van desde los 306 CV del 6 cilindros en línea empleado en el BMW X5 xDrive35i (235 km/h y 6,5 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h), pasando por los 450 CV del V8 usado en el BMW X5 xDrive50i (250 km/h y aceleración de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos), hasta alcanzar los 575 CV del “anabolizado” V8 que adopta el BMW X5 M (250 km/h y 4,2 segundos en pasar de 0 a 100 km/h).

El modelo híbrido-enchufable, el BMW X5 xDrive40e, es capaz de aunar, bajo su corpulenta carrocería, conceptos tales como deportividad y sostenibilidad. Para ello hace uso de un propulsor de gasolina de 4 cilindros en línea y 2 litros de cubicaje (1.997 centímetros cúbicos) que entrega una potencia de 245 CV y un par máximo de 350 Nm. Adicionalmente incorpora un motor eléctrico refrigerado por agua que alimenta un conjunto de baterías de ión-litio, proporcionando una potencia de 113 CV y un par máximo de 250 Nm. Recurriendo a un modo de propulsión exclusivamente eléctrico puede alcanzar una velocidad máxima de 120 km/h con una autonomía de 31 kilómetros. Si actúa conjuntamente con el propulsor térmico, entonces se obtiene una potencia de 313 CV y un par máximo de 450 Nm, suficientes para que el BMW X5 xDrive40e alcance una velocidad máxima de 210 km/h y acelere de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos.

Por lo que a las motorizaciones diésel respecta, se ofertan hasta 4 diferentes variantes, todas ellas turboalimentadas (tecnología BMW TwinPower Turbo): desde un «sencillo” 4 cilindros en línea, de 1.995 centímetros cúbicos de cilindrada, asociado a la única variante disponible con tracción trasera como es el BMW X5 sDrive25d, aunque también se emplea en el BMW X5 xDrive25d con tracción total, proporcionando un potencia de 231 CV (220 km/h de velocidad máxima y 7,7 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h); el resto de motorizaciones utilizan el mismo bloque de 6 cilindros en línea y 2.993 centímetros cúbicos con diferentes sistemas de sobrealimentación, para entregar una potencia máxima que va desde los 258 CV de la unidad de pruebas, el BMW X5 xDrive30d (aceleración de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos y velocidad punta de 230 km/h), pasando por los 313 CV del BMW X5 xDrive 40d (velocidad máxima de 236 km/h y aceleración de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos) hasta culminar en los 381 CV del BMW X5 M50d (capaz de alcanzar una velocidad punta de 250 km/h y acelerar en apenas 5,3 segundos de 0 a 100 km/h).

Pero vamos a explayarnos un poco más en la motorización que monta el ejemplar analizado esta semana que, por cierto, es exactamente la misma que tanto nos gustó el año pasado en la prueba del BMW X4 xDrive30d

En concreto “nuestro” BMW X5 xDrive30d utiliza, como ya hemos mencionado, un bloque de 6 cilindros en línea y 3 litros de cubicaje que recurre a un sistema de inyección directa tipo Common-Rail (con una presión máxima de 1.800 bares), inyectores de electroválvulas (no piezoeléctricos) y un turbocompresor de geometría variable.

Con estos mimbres se obtiene una potencia de 258 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 560 Nm entre 1.500 y 3.000 rpm, que se muestran suficientes para que alcance una velocidad máxima de 230 km/h, acelere de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos o recorra el primer kilómetro, partiendo desde parado, en 27,5 segundos. Todo ello con unas emisiones de CO2 de 156 g/km, cumpliendo la normativa EU6.

Las cifras homologadas nos indican un consumo medio de 5,9 l/100 km, con un máximo de 6,7 l/100 km en el ciclo urbano, que se rebaja hasta los 5,5 l/100 km en el interurbano. Según nuestros datos, obtenidos a lo largo de la semana de pruebas en condiciones “reales” de tráfico y uso, estas cifras aumentan hasta los 9,2 l/100 km en ciudad; 6,6 l/100 km en carretera y 7,6 l/100 km de gasto medio de combustible.

Y, pese a todo, no pueden considerarse malas, ni muchísimo menos, si tenemos en cuenta la gran masa en movimiento, la desfavorable aerodinámica o las grandes dimensiones de sus neumáticos. Aunque para lograr tan destacables cifras también tienen mucho que ver el sistema Auto Start&Stop, el modo ECO-PRO de conducción o la función de “planeo” con asistente, todas ellas agrupadas bajo la tecnología BMW EfficientDynamics.

Si tenemos en cuenta que la capacidad del depósito de combustible de este BMW X5 es de 85 litros, obtendremos, mediante un sencillo cálculo, una autonomía media real ligeramente superior a los 1.100 kilómetros.

Comportamiento

En esta 3ª generación del BMW X5 se ha pretendido dar una preponderancia total a su uso en asfalto“olvidando” o dejándose por el camino las pocas habilidades camperas que tenía ya en las anteriores generaciones. De hecho es el único entre sus grandes rivales (como hemos podido ver en esta sección) que no ofrece la posibilidad de montar suspensión neumática adaptativa (sólo incluye unos “balones” neumáticos en el tren posterior, y exclusivamente para compensar la disminución de altura cuando va cargado).

Dentro de su categoría es de los que se muestra menos adaptado a un uso intensivo en campo. Sí, de acuerdo, no es que sus rivales sean unos grandes “trepadores” o que destaquen especialmente en recorridos off-road, pero sí se permiten mayores “alegrías”. Así que si quieres aventurarte con este BMW X5, más vale que el recorrido no sea muy complicado (sencillas pistas forestales o caminos), si no quieres verte en apuros pues, además, los neumáticos montados no serán precisamente nuestros mejores aliados.

Abundan en este aspecto negativo unos ángulos característicos que tampoco son ninguna maravilla, con un ángulo de ataque de 25º, el de salida de 20º y el de cresta de 20º. Si a ello le sumamos que la máxima distancia libre al suelo es de apenas 20,9 centímetros, tendremos todos los ingredientes para tomarnos las cosas con calma si el terreno se complica (como podemos ver en el siguiente vídeo)

Cambia totalmente el panorama cuando hablamos de circular, incluso a buen ritmo, por caminos y pistas en buen estado o por aquellas carreteras donde las condiciones meteorológicas sean habitualmente muy adversas. Y podemos dar fe de ello durante nuestra semana de pruebas con el modelo bávaro.

Aquí la tracción total xDrive, idéntica a la ya analizada en la prueba a fondo del BMW X3, sí que resulta tremendamente efectiva, gracias al sistema de embrague multidisco que reparte la “fuerza” entre ambos ejes (aunque sin posibilidad de bloqueo por parte del conductor) siendo el encargado de mejorar la capacidad de tracción.

En carreteras de montaña, nos ofrece un rodar impecable y muy seguro, al nivel de las mejores berlinas de la propia marca y con ese «toque deportivo” del que siempre han hecho gala sus modelos, sea cual fuere el segmento analizado.

Y eso que el propulsor y los trenes rodantes han de hacer frente a un vehículo no precisamente ligero, que se va, en orden de marcha, a los 2.070 kilogramos con 5 plazas (o más de 2.145 kilogramos con 7 plazas), que se convertirán en muchos más con ocupantes y su correspondiente equipaje a bordo.

El motor y el cambio forman un conjunto fantástico, “entendiéndose” y complementándose a la perfección. El primero de ellos ofreciendo una ingente cantidad de par motor desde bajas vueltas, lo que garantiza aceleraciones fulgurantes e instantáneas, mientras que el segundo facilita unos cambios de marcha suaves, sin sobresaltos y, lo que es más importante, sin pérdidas apreciables de potencia entre ellas. Además el escalonamiento está perfectamente elegido, con desarrollos más cortos en las primeras marchas y mucho más largas en las últimas, con lo que poder circular a cruceros legales muy poco por encima del régimen de ralentí…

Pese a sus notables dimensiones el BMW X5 nos sorprende con una inusitada agilidad en los tramos más revirados. Basta con insinuar con la dirección por dónde queremos ir y el X5 lo hará de inmediato, sin rechistar. No es un deportivo, pero lo “disimula” muy bien. En las zonas de curvas más cerradas esa agilidad le permite ganar muchos enteros, aunque si el firme no está en las mejores condiciones echaremos en falta el filtrado de una buena suspensión neumática, con la que si cuentan algunos de sus rivales.

Si elegimos el modo más deportivo (Sport +) de los modos de conducción disponibles, las reacciones se vuelven más inmediatas, hasta el punto de hacernos olvidar que estamos subidos a bordo de un modelo de casi 5 metros de largo y más de 2 toneladas de peso pero, contrariamente, a lo que pudiera parecer no repercute negativamente en los pasajeros, por el excelente tarado de las suspensiones “tradicionales”, conteniendo adecuadamente la carrocería.

Los frenos están debidamente sobredimensionados para la ingente labor que tienen que realizar, deteniendo tan imponente masa, incluso en los descensos más pronunciados o prolongados. Para ello cuenta con discos ventilados internamente, de 332 mm de diámetro en el tren anterior y de 320 mm en el posterior y, a pesar de que sólo disponen de pinzas de un único pistón, las distancias de frenado resultantes son muy buenas.

En autovías y autopistas es donde más a gusto se encuentra, revelándose como un incansable rodador, con el que los viajes más largos se convierten en una experiencia muy gratificante. El propulsor no necesita ir a muy altas vueltas para mantener las máximas velocidades permitidas, apoyado en el impecable funcionamiento de la caja de cambios automática Steptronic de 8 relaciones y si, en un momento dado, se necesita realizar un adelantamiento, bastará con pisar a fondo el pedal del acelerador para salir catapultados hacia adelante en un santiamén.

El inmejorable trabajo llevado a cabo por los ingenieros alemanes y la gran calidad de los materiales empleados garantizan un absoluto silencio de marcha en su interior, sin que se filtren molestas perturbaciones aerodinámicas o los ruidos del motor o de rodadura de los neumáticos, lo que nos permitirá disfrutar plenamente de los excelentes equipos de audio disponibles o del sistema multimedia en las plazas traseras.

En ciudad, el reino de los de los urbanos y compactos, al igual que les ocurre a sus hermanos de segmento, se sienten casi como si metiéramos a «un elefante en una cacharrería”. Sus dimensiones se muestran a todas luces excesivas y están “en el punto de mira” de las administraciones locales, sobre todo en las grandes ciudades.

Pero también hay que saber apreciar las ventajas de un vehículo de este tipo, por su mayor altura, que permite vislumbrar con más anticipación que el resto de conductores lo que ocurre a nuestro alrededor. Además su corpulencia es un “seguro” ante esos conductores que creen que “la calle es suya” y se muestran mucho más respetuosos a las normas de tráfico ante nuestra “presencia”.

De todas formas el magnífico funcionamiento del propulsor desde bajas revoluciones junto con el adecuado escalonamiento del cambio facilitan mucho circular dentro de la urbe o sus vías de acceso. A la hora de estacionar es donde mayores dificultades podremos apreciar, sobre todo cuando de encontrar un sitio de las medidas adecuadas se trate, porque una vez localizado y gracias a los sensores de proximidad, a las cámaras perimétricas (Surround View), y a los sistemas de ayuda (Park Assistant), esta labor resulta incluso hasta “divertida”.

Veredicto de Coches.com

Como se deduce por el inmenso tamaño de sus carrocerías y por su estética “abrumadora” los grandes SUV Premium no son (salvo honrosas excepciones) modelos adaptados al campo o a circular por terrenos difíciles. Antes al contrario, han sido específicamente diseñados para ofrecer lo mejor de sí sobre el asfalto, y ese es también el caso del modelo que hoy probamos.

Este BMW X5 ha conseguido trasladar al segmento SUV Premium, perdón SAV (Sports Activity Vehicle) como le gusta llamarlo a la marca germana, el porte y comportamiento deportivo en carretera tan apreciado en sus reputadas berlinas.

En esta 3ª generación ha mejorado aún más su comportamiento en asfalto derrochando un dinamismo al nivel del mostrado por el Audi Q7 y sólo ligeramente por detrás del más deportivo del segmento: el Porsche Cayenne.

Quizá sea el modelo más veterano de cuantos hemos analizado en estas últimas semanas (junto al Mercedes-Benz GL, del que ya está disponible una nueva generación), pero también es justo reconocer que cuenta con el honor de haber sido el “primero” en hacer aparecer en el mercado una nueva categoría, hace ya más de 15 años, a la que el resto de los fabricantes Premium se han ido sumando paulatinamente.

De todas formas se muestra como uno de los modelos más equilibrados y “asentados” del segmento, pues conjuga a la perfección el aspecto más dinámico con el confort de marcha, equipamiento y una extraordinaria calidad percibida que todos sus posibles clientes sabrán apreciar. Sólo desmerece algo en sus posibilidades off-road aunque, en la inmensa mayoría de los casos, estas serán mucho mayores de las que necesitan la mayoría de usuarios. Brinda, a la vez, ese “plus” de representatividad que sólo las marcas Premium alemanas o británicas pueden proporcionar. Y es que lo mismo vale para ir a la ópera que para llevar a los niños al colegio o transportar las bicis de montaña con las que recorreremos esa ruta que tanto nos gusta.

El precio base de adquisición está en la “parte alta” del segmento, al nivel del Audi Q7, aunque por debajo del Porsche Cayenne. Todos ellos a mucha distancia del recién llegado Volvo XC90. A ello hay que sumar un coste de las opciones excesivamente elevado, que hace que la tarifa final alcance niveles casi  exorbitados hasta superar, en muchos casos, los cien mil euros, y eso sin referirnos necesariamente a las versiones tope de gama precisamente…

Esperamos que este completo repaso a la categoría de los grandes SUV Premium, por el que han pasado los Mercedes-Benz GL 350 BlueTEC 4MATIC, Porsche Cayenne Diésel, Volvo XC90 D5 AWD, Audi Q7 3.0 TDI quattro y, esta semana, el BMW X5 xDrive30d, haya sido de vuestro agrado, y os sirva de “guía” a la hora de elegir uno de ellos… si tenéis la suerte de que os toque un buen “pellizco” en la lotería. Seguramente en no mucho tiempo abordaremos otra comparativa de este tipo con los rivales de otra categoría menos exclusiva, pero igualmente interesante.

BMW X5 xDrive30d
7.6Nota
Lo mejor
  • Comportamiento en el asfalto con talante deportivo
  • Consumos contenidos
  • Calidad percibida
Lo peor
  • Diseño exterior e interior demasiado continuista
  • Número y coste de las opciones
  • Capacidades off-road
Diseño7
Habitabilidad8
Acabados8
Maletero7.5
Equipamiento7.5
Motor8
Comportamiento8
Calidad Precio6.5

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