¿Recuerdas la sempiterna frase: “¿qué coche me compro, un diésel o un gasolina?”? Plantearse una mecánica para convivir durante varios años ya no es una decisión entre dos opciones. Jamás habíamos tenido tanta oferta como hasta ahora, donde además de los combustibles clásicos, tenemos otras opciones que se pueden ajustar a nuestras necesidades.
Entonces, ¿diésel?, ¿gasolina? ¿a gas? ¿GNC o GLP? ¿Un híbrido? ¿Y qué tipo de híbrido? ¿Mejor un eléctrico? Es difícil escoger entre uno y otro si no somos unos eruditos del tema y no tenemos las cosas muy claras. Cada método de propulsión ofrece claras ventajas y desventajas, dependiendo en gran medida de para qué utilicemos el coche y qué buscamos en él. Si buscas una nueva montura y te sientes dubitativo, este consejo puede ayudarte a la toma de decisión.
En qué fijarse al elegir el tipo de combustible
Desplazamientos. Es importante tener en cuenta qué tipo de viajes vas a hacer, tanto de aquellos que hacemos una vez al año como los que efectuas frecuentemente durante el día a día. Por ejemplo, ¿viajas principalmente al trabajo o tienes pasatiempos que implican muchos viajes de larga distancia? Esto puede ayudar a reducir tu elección. Si haces mucha autovía, optar por el diésel sigue siendo sensato, aunque también lo es el GLP y GNC.
Presupuesto. El costo de cada tipo de vehículo puede variar ampliamente. Actualmente, los precios de los coches híbridos y eléctricos comienzan son más elevados frente a modelos de gasolina o diésel, debido a su mayor complejidad de fabricación y los materiales utilizados (sobre todo las baterías). Sin embargo, el mantenimiento puede ser considerablemente más bajo al disponer de menos componentes mecánicos.
Niveles de ruido. Los vehículos eléctricos, generalmente, son mucho más silenciosos que los de gasolina o diésel, incluso tras la adición de ruido artificial para avisar a los peatones de su presencia. El traqueteo típico de estos últimos no aparece en un eléctrico, lo que lo hace significativamente menos ruidoso. En un híbrido, el nivel de ruido depende de si está siendo alimentado por el motor de combustión o la batería.
Sensaciones. Este apartado es completamente subjetivo, pues cada uno busca sensaciones distintas a la hora de conducir. En un coche eléctrico o híbrido, prima la suavidad y la eficiencia. A diferencia de estos últimos, donde la entrega de par máxima se consigue desde cero, un motor térmico no puede alcanzarlo de forma instantánea. En cambio, se acumula a medida que aumentan las revoluciones y se reduce cuando se alcanzan velocidades más altas.
Diésel
Los motores diésel se volvieron enormemente populares en Europa a finales de los 90, y han mantenido su reinado hasta hace bien poco. No solo son más eficientes que los motores de gasolina, sino que también ofrecen más par motor. El diésel también es más barato que la gasolina (de momento), lo que significa más ahorro en tu bolsillo. Para los conductores que buscan hacer pocos repostajes, los motores de gasóleo son una excelente opción a considerar, como te contamos en este vídeo:
Pero, ¿qué hay de su refinamiento? Un bloque diésel no suena igual que los de gasolina, pero los días del traqueteo tractoril han pasado a mejores tiempos. ¿Y el sucio y apestoso humo negro que sale del escape asociado a los motores diésel? También es algo de otra época. Los avances tecnológicos en aditivos de combustible (AdBlue) y sistemas anticontaminación se han ocupado de todo eso. Eso sí, usarlos sólo por ciudad acaba derivando en más visitas al taller.
Pros
- Más eficiente en el consumo de combustible que un vehículo de gasolina equivalente.
- Menos emisiones de CO2 expulsadas por el escape.
- Ideal para conducir por autopista/autovía y largas distancias.
Contras
- Más perjudicial para la calidad del aire: producen más partículas (PM10, PM5) y dióxido de nitrógeno (NO2) que los vehículos de gasolina.
- Los sistemas anticontaminación de las mecánicas diésel pueden volverse ineficientes si solo se conducen en ámbito urbano.
- Mayor costo de componentes mecánicos por su propia constitución.
Gasolina
Si lo tuyo no es hacer unas pocas decenas de miles de kilómetros anuales, quedarse con un motor de gasolina puede ser una gran opción, ya que el ahorro en el costo del combustible no superaría la cantidad que supone el sobrecoste de un modelo diésel o híbrido, más caros por lo general.
Otra ventaja de los motores de gasolina es su capacidad de conseguir una elevada potencia específica. Los propulsores turbodiésel generan más par motor (Nm), mientras que los de gasolina más caballos de vapor (CV). Y si bien tienden a consumir más que sus equivalentes de gasóleo, los coches movidos por gasolina han mejorado enormemente su eficiencia en los últimos años, además de que son más baratos de adquirir.
Pros
- Mejor que los vehículos diésel para ser conducidos en la ciudad.
- Menos dañino para la calidad del aire: emiten menos partículas contaminantes y dióxido de nitrógeno que los vehículos diésel.
- Conducción más refinada, tanto en vibraciones como en sonido.
Contras
- Son menos eficientes en el consumo de combustible frente a un vehículo diésel.
- Los motores de gasolina, generalmente, emiten más CO2 en el mismo recorrido que uno diésel.
- En España, repostar gasolina es propenso a ser más costoso.
Gas licuado de petróleo (GLP)
La gran ventaja de los coches movidos por gas licuado de petróleo (GLP) es que a ojos de la Dirección General de Tráfico (DGT), son híbridos. Es decir, funcionan con un solo motor de combustión, pero pueden quemar tanto gasolina como gas, más limpio y económico y, por tanto, beneficiado de la etiqueta ECO del Gobierno. Además, tiene casi las mismas propiedades que un propulsor de gasolina y apenas se nota la diferencia a la hora de conducir.
Es importante tener en cuenta la autonomía que uno tiene solo con gas, porque en viajes de largas distancias deberás asegurarte de tener una gasolinera donde repostar GLP. Si te quedas sin gas a menudo, la realidad es que estarás tirando dinero. Cada depósito de gas dura menos que uno de gasolina, pero si no eres de apurar hasta el último momento, apenas necesitarás repostar gasolina más que unas pocas veces al año.
Pros
- Fácil instalación y relativamente asequible de hacer y amortizar.
- Precio de adquisición muy por debajo de la gasolina, aunque en equivalencia el consumo pueda llegar a ser mayor.
- La diferencia de conducir un coche movido por GLP o por gasolina es apenas imperceptible.
Contras
- El depósito de GLP ocupa un espacio que bien supone la pérdida de amplitud en el maletero o la pérdida de la rueda de repuesto.
- Únicamente disponible para mecánicas de gasolina a partir del año 2000.
- El consumo de gas puede llegar a ser un 30% superior que usando gasolina.
Gas natutal comprimido (GNC)
En el caso del gas natural comprimido (GNC), los argumentos del GLP son igualmente válidos. Necesitan de un depósito adicional, bien en el maletero o en el lugar de la rueda de repuesto (generalmente), y al igual que el GLP, hay varias compañías automotrices que ofrecen esta opción directamente desde fábrica. La única diferencia notoria frente al GLP tiene que ver con los puntos de recarga, notablemente más escasos para el gas natural.
Pros
- Fácil instalación y relativamente asequible de hacer y amortizar.
- Precio de adquisición muy por debajo de la gasolina.
- La diferencia de conducir un coche movido por GNC o por gasolina es apenas imperceptible.
Contras
- El depósito de GNC ocupa un espacio que bien supone la pérdida de amplitud en el maletero o la pérdida de la rueda de repuesto.
- Únicamente disponible para mecánicas de gasolina a partir del año 2000.
- Frente a las 600 estaciones (aprox.) que existen de GLP en España, tan solo hay 50 (aprox.) de GNC.
Microhíbrido y Mild Hybrid (MHEV)
Los sistemas microhíbridos y mild hybrid o híbridos suaves (MHEV) están destinados a todos aquellos conductores que buscan los beneficios de un coche movido por combustible alternativo sin ninguna de sus complicaciones. Ofrecido por fabricantes tan diversos como Suzuki y Mercedes, un híbrido suave está conformado por un motor de arranque reforzado (BAS). Este recupera energía que de otro modo se perdería durante el frenado, y la alimenta a la batería.
Esto, a su vez, ayuda a impulsar las ruedas junto con el motor térmico, aunque debida a la escasa potencia del motor eléctrico (entre 12 y 160 V), no puede impulsar al coche por sí solo. Sin embargo, un coche microhíbrido puede reducir sensiblemente las emisiones de gases de escape (entorno a un 15-25% en el caso del CO2) y el consumo de combustible. Además, pueden proporcionar un aporte de energía extra ante la demanda instantánea de par motor.
Pros
- Ayuda a mejorar sensiblemente consumo de combustible, especialmente en condiciones de tráfico urbano.
- El extra de energía eléctrica que aporta el sistema mild hybrid mejora la respuesta inicial de aceleración.
- Los sistemas electrónicos del coche, como el sistema de infoentretenimiento o el climatizador, dependen menos de la batería.
Contras
- Añade un componente mecánico más al conjunto motriz, y por tanto una posible avería más.
- En la práctica, las cifras de consumo pueden continuar siendo igual de elevadas que su homólogo sin hibridar.
- Carecen de autonomía eléctrica.
Híbrido combinado (HEV)
La elección de un coche híbrido combinado (HEV) es ideal si pasas mucho tiempo en el tráfico intermitente, como en la urbe o en el tráfico de hora punta. El frenado regenerativo recarga la batería, por lo que no te quedarás sin energía a pesar de tener que frenar y arrancar todo el rato. Un híbrido también es una excelente opción para los conductores que desean reducir su huella de carbono, pero no quieren las desventajas de un híbrido enchufable o eléctrico puro:
Los híbridos pueden ser más caros en el momento de comprarlos, pero definitivamente ahorran dinero en combustible a largo plazo. También son mucho más ecológicos que los motores de combustión interna, y ofrecen una conducción mucho más silenciosa. Lo suyo no son las prestaciones puras como aquellos que funcionan con gasolina, pero está en uno mismo decidir si el aumento en la eficiencia y la disminución de las emisiones valen esa caída en el rendimiento.
Pros
- Contamina menos que un automóvil de gasolina o diésel a igualdad de kilómetros.
- Especialmente en ciudad, reducen el consumo de combustible frente a sus equivalentes térmicos.
- Incentivos potenciales para su compra, impuestos más bajos y más ventajas en los grandes núcleos urbanos.
Contras
- En autopista/autovía, a velocidades de crucero superiores a 100 km/h, pueden consumir igual o más que un coche de combustión.
- Están asociados exclusivamente a cajas de cambio automáticas, en su mayoría de tipo CVT (transmisión continuamente variable).
- El peso del conjunto es mayor.
Híbrido enchufable (PHEV)
Un híbrido enchufable (PHEV) tiene la misma filosofía que un híbrido combinado (HEV), pero integra una batería mucho más grande que se puede cargar a través de un enchufe. Al igual que con los híbridos convencionales, las baterías y el motor pueden impulsar las ruedas motrices conjuntamente o de forma independiente, pero la autonomía eléctrica de un PHEV no lo hace apto como vehículo idílico para cubrir largas distancias.
Como resultado, muchos conductores pueden ir y venir del trabajo, o emplear el coche para los trayectos diarios sin gasolina. Al mismo tiempo, las emisiones son mucho más bajas, pero si no se carga regularmente la batería, no se acercará a la eficiencia que marca sobre el papel. El mayor tamaño de las baterías implica un peso mayor y, consecuentemente, la energía necesaria para conseguir las mismas prestaciones deriva en un mayor consumo de combustible.
Pros
- Tienen autonomía eléctrica gracias a un paquete de baterías hasta 10 veces más grandes que en un híbrido combinado.
- El motor de gasolina solo entra en funcionamiento cuando se exige una elevada demanda de potencia o no queda electricidad en la batería.
- Son más rápidos de recargar que un vehículo completamente eléctrico.
Contras
- Su elevado coste de adquisición los hace difíciles de amortizar.
- El peso añadido de una batería hace que el coche sea muy ineficiente cuando esta no dispone de energía eléctrica.
- Necesitan ser cargados diariamente y pueden necesitar hasta cinco horas, según el vehículo y la infraestructura eléctrica.
Eléctrico (EV)
Los vehículos eléctricos (EV) no usan un motor de combustión: están impulsados únicamente por uno o más motores eléctricos. La limitada autonomía suele ser el gran inconveniente de este tipo de coches, pero estas han aumentado en los últimos años. Otra ventaja de estos vehículos es que un propulsor eléctrico es mucho más eficiente que un motor de combustión interna y su par está disponible tan pronto como se presiona el acelerador.
Un eléctrico obtiene toda su potencia de una batería integrada que debe cargarse. Lo lejos que puede viajar con una carga depende de cuánto pesa, el tamaño de la misma, cómo conduces, las velocidades a las que se circula, las carreteras en las que viaja y el clima, pues las bajas temperaturas afectan negativamente en la autonomía. Además, para aquellos que hacen regularmente viajes largos, la red de carga pública es una consideración clave.
Pros.
- No emiten ningún tipo de elemento contaminante al exterior.
- Incentivos por parte del Estado para su adquisición y uso por las grandes ciudades.
- Costos de mantenimiento significativamente más reducidos que un coche con motor de combustión interna.
Contras.
- Las baterías de los coches eléctricos pierden más prestaciones en proporción al kilometraje y al tiempo que su equivalente térmico.
- La autonomía es, por norma general, más limitada que un vehículo de combustión interna.
- Los tiempos de recarga pueden llegar a tomar mucho tiempo.
Celda de combustible (FCEV)
Las celdas de combustible de hidrógeno aún no han sido ampliamente desarrolladas, pero poco a poco irán ganando fuerza. Este método de propulsión carga constantemente una batería usando la energía que proporciona la “pila” de la celda de combustible. Los vehículos FCEV tienen un escape, pero la única emisión que expulsan al exterior es el agua, gracias al proceso de hidrólisis invertida con el que el hidrógeno es transformado en H2O.
En teoría, el beneficio más claro de esta mecánica es que no tienes que tener en cuenta el tiempo de recarga. Conduces, y luego, cuando te quedas sin hidrógeno, simplemente ingresas a una estación de servicio y recargas, tan rápido como lo harías con un automóvil movido por gasolina o diésel. Pero hay algunos problemas importantes. El primero es cuán “limpio” es, porque se necesita una buena cantidad de energía para producir el hidrógeno, y es tan probable que provenga de una central eléctrica a carbón como el viento o las mareas.
Pros.
- Lo único que es expulsado por el tubo de escape es agua.
- El repostaje es prácticamente idéntico al de un vehículo diésel y gasolina.
- Ofrece la misma suavidad de conducción que un coche eléctrico.
Contras.
- El proceso químico que convierte el hidrógeno en electricidad para acabar expulsando agua (hidrólisis inversa) no resulta demasiado eficiente.
- Pocas hidrogeneras en el país (Puertollano, Albacete, Huesca, Zaragoza, Sevilla, Madrid y Barbastro).
- Son vehículos más caros de desarrollar y de producir, y consecuentemente de adquirir.
Conclusión
Los coches eléctricos se están convirtiendo rápidamente en una alternativa atractiva a los vehículos tradicionales que funcionan con combustibles fósiles. Los fabricantes tienen que reducir las emisiones contaminantes de sus productos en, al menos, un 40% en 2030 respecto a los valores de 1990, de acuerdo con lo establecido en el Acuerdo de París. Y la forma más rápida de conseguirlo es apostando fuertemente por la electrificación.
Pero, ¿cómo se acumulan los costos? Si deseas una respuesta simple, en la batalla de la electricidad contra la gasolina y el diésel, los primeros son mucho más baratos de conducir según los costos del combustible. Y cuando tienes en cuenta los gastos de mantenimiento, la electricidad comienza a verse como una opción aún más atractiva: los frenos tienden a durar más, tienen menos fluidos para cambiar y menos piezas móviles.
Sin embargo, también es imperante no olvidar que los puestos de recarga de cualquier combustible alternativo continúan siendo muy escasos frente a las gasolineras tradicionales. Además, también se ha de tener en cuenta los tiempos de recarga en híbridos enchufables y eléctricos puros. Dada su limitada autonomía sin hacer uso de un combustible fósil, según la infraestructura eléctrica y el propio coche, recargar las baterías puede tomar demasiadas horas.
Al final, quien decidirá cuál será el próximo coche que tengas entre tus propiedades, serás tú. No hay que tener una mente cortoplacista. Si tu intención es tener coche para más de una década, piensa bien cómo van a ser la mayoría de sus kilómetros. Con esos baremos en mente, solo es cuestión de sentido común elegir qué tipo de sistema de propulsión es el más recomendado para ti.