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Gonzalo Yllera

Probamos toda la gama BMW y MINI en el Jarama (2/2)

Si interesantes fueron las anteriores pruebas de esta jornada tan especial, que os mostramos en la primera parte de este reportaje, no menos lo serían las que nos esperaban aún por realizar.

Tras haber cogido de nuevo el “feeling” al Circuito del Jarama a bordo de los MINI pasamos a ocupar el asiento del conductor de los vehículos dispuestos en la segunda caravana, en esta ocasión compuesta por auténticos “pesos pesados” de la firma de Baviera: encabezada por el vehículo que “manejaba” diestramente nuestra instructora, un BMW 530d, seguido de un BMW 730d, un BMW M550d xDrive, un BMW Z4 sDrive 35i y, por último, un BMW 330d Touring.

En este caso nos centraremos en los dos modelos probados: el impresionante BMW M550d xDrive que obtiene nada menos que 381 CV de potencia y 740 Nm de par máximo del propulsor de 6 cilindros en línea de 2.993 centímetros cúbicos, gracias a la utilización de la tecnología de triple turbo de geometría variable; de tal forma que consigue alcanzar con pasmosa facilidad la velocidad máxima (autolimitada) de 250 km/h o acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 4,7 segundos, ayudado por el sistema de tracción a las cuatro ruedas xDrive de la marca germana. Y ello a pesar de sus más de 2.475 kilogramos de peso en orden de marcha. ¿Cómo se siente en el circuito? Evidentemente no se trata de una berlina de competición, y las inercias tienen su coste en segundos del crono, pero gracias a su tremendo potencial motriz y a la tracción total permite acelerar muy pronto recuperando en las rectas lo que pierde en velocidad de paso por curva. Una excelente berlina para realizar viajes a cruceros de infarto (por los puntos que te pueden quitar) independientemente de las condiciones climatológicas existentes.

A continuación y para variar totalmente de registro optamos por probar el BMW Z4 sDrive 35i, que podríamos definir casi como el polo opuesto al modelo anterior. Este roadster descapotable de techo rígido es un vehículo diseñado para el disfrute de la conducción (ahora podríamos decir aquello de: ¿Te gusta conducir?) gracias a su contenido peso de apenas 1.580 kilogramos, su bajo centro de gravedad, la posición de conducción retrasada (casi sobre el eje trasero) y su potente motor de gasolina de seis cilindros en línea, sobrealimentado por doble turbocompresor, que ofrece nada menos que 306 CV de potencia y un par máximo de 400 Nm que, ayudado por un cambio automático deportivo de siete velocidades con doble embrague, le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos o alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h (autolimitada). A sus mandos las sensaciones en la pista madrileña son muy intensas y divertidas. Cerca del límite hay que estar muy pendiente de las reacciones de la zaga, aunque la electrónica se ocupa de mitigarlas. Un vehículo que se convierte en un auténtico deleite para los sentidos, tanto para el que lo ve desde afuera como para el que lo disfruta a sus mandos.

¿Sería posible mejorar aún estas sensaciones? Es difícil, pero hemos de contestar afirmativamente, gracias a la adecuada escalada de modelos propuesta en estas pruebas. La respuesta estaba en la tercera y última caravana de la serie, allí se encontraba “lo más granado” de la firma germana (salvo alguna ausencia, como el BMW M5). Si no me creéis, leed de corrido los siguientes modelos: BMW M135i (que conducía el monitor), BMW M3 (tres unidades), BMW M6 y BMW X6 M… ¡casi nada para el cuerpo! ¿Estaría soñando y no me había dado cuenta?

Con “gran pesar” decidí “sacrificarme” por vosotros y comencé esta nueva serie de pruebas abordando al último de la fila (no era el grupo musical…): el BMW X6 M, una “bestia” de 2.380 kg de peso movida por un propulsor de 8 cilindros en V y 4.395 centímetros cúbicos, capaz de entregar nada menos que 555 CV de potencia y un descomunal par motor de 680 Nm a través de sus cuatro inmensos neumáticos, gracias a la tracción total xDrive. La velocidad máxima está autolimitada a 250 km/h (opcionalmente 275 km/h), valor que se alcanza casi sin proponérselo, y acelera de 0 a 100 km/h en tan sólo 4,7 segundos. ¿Las sensaciones en el Jarama? Indescriptibles. Puede parecer que ese no es su hábitat natural, pero lo cierto es que sentado ahí “arriba” se observa y se siente todo de forma diferente. La velocidad de paso por curva es fantástica, las inercias se disimulan perfectamente y el motor es un auténtico prodigio, tanto es así que me permitía “achuchar” sin problemas al M6 que me precedía. En las frenadas me lo tomaba con cierto margen, no tanto por el poder de deceleración, que era fantástico, sino por la posibilidad de “pasar por encima” a alguno de mis compañeros, por ejemplo, en la bajada de Bugatti. Eso sí, al finalizar las tandas los neumáticos despedían un olor sospechoso y los frenos parecían inmensos braseros…

La siguiente etapa la constituía el novedoso BMW M6 Coupé. Una estética fantástica que te hace recrearte con detenimiento en cada detalle de su musculosa presencia. El color mostrado (Sakhir Orange) refulgía bajo el sol con mil tonalidades que las fotografías no reflejan. ¿Estaría a la altura de las circunstancias en la pista? He de decir que me sorprendió gratamente por su facilidad de uso y porque la electrónica era capaz de “poner las cosas en su sitio” cuando el trabajo se acumulaba a final de recta. Sus 560 CV de potencia máxima y sus 680 Nm de par, provenientes del propulsor V8 de 4,4 litros de cilindrada, equipado con tecnología M TwinPower Turbo, apoyado en una caja de cambios de doble embrague con 7 velocidades, son capaces de eso y mucho más como, por ejemplo, acelerar de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos, de 0 a 200 km/h en 12,6 segundos o alcanzar una velocidad máxima autolimitada de 250 km/h (305 km/h con el M Driver’s Package).

Si te gustan los deportivos clásicos de altas prestaciones, es casi seguro que tienes en tu mente un lugar preferente reservado para el BMW M3 Coupé, y ese iba a ser precisamente el colofón de nuestra prueba en circuito. Lo mires por donde lo mires destila deportividad en dosis superlativas, sabes de sobra que no va a defraudar tus expectativas. Quizá no sea el más potente, o el más rápido, o el que mejor frene respecto a la competencia, pero os podemos asegurar que lo hace todo realmente bien. No en vano era, con mucha diferencia, el que más a gusto se sentía en el trazado madrileño. Montado en él te sentías imbuido en el ambiente de una carrera de turismos, cosa que refrendaba el maravilloso sonido proveniente de sus cuatro escapes. Incluso te hacía creer que eras mejor “piloto” de lo que siquiera pudieras soñar. Llevarlo al límite sin ayudas electrónicas ya es otra cosa, y hay que ser un auténtico “profesional” para obtener su quintaesencia. Su propulsor es el conocido V8 de 3.999 centímetros cúbicos que entrega 420 CV de potencia a 8.300 rpm y un par máximo de 400 Nm a 3.900 rpm para un peso de 1.655 Kg. Su nivel prestacional es increíble, más de lo que las frías cifras dan a entender, con una velocidad máxima autolimitada a 250 km/h, una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos o ser capaz de realizar el kilómetro con salida parada en apenas 23,3 segundos. Os podemos asegurar que casi nos tuvieron que arrancar el volante de las manos y obligarnos a salir de este BMW M3 (tal es el nivel de adicción que genera…)

Pero no acabaron ahí las pruebas de esta intensa jornada. Ahora tocaba cambiar el “chip” para dirigirnos a una zona más apartada dentro de las instalaciones del circuito madrileño, concretamente a dos pistas especiales de suelo deslizante, donde pondríamos a prueba diferentes modelos y sus sistemas electrónicos de ayuda.

La experiencia se componía de dos ejercicios: el primero un slalom entre conos, sobre suelo húmedo, con una de las mitades sobre una superficie más deslizante, para a continuación realizar un círculo de adherencia y volver a efectuar el mismo slalom en sentido inverso. En esta primera prueba se utilizaban diversos modelos con diferentes sistemas de tracción, desde el BMW 118i (propulsión) con 170 CV de potencia y un par máximo de 250 Nm, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 225 km/h; pasando por un sencillo MINI One (tracción delantera) de tan solo 75 CV de potencia máxima, con el que se puede alcanzar una velocidad máxima de 175 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 13,2 segundos y, por último, un BMW X1 xDrive 20i (tracción total) que entregaba 184 CV de potencia y un par máximo de 270 Nm para lograr una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 205 km/h.

El segundo ejercicio consistía en abordar una curva de derechas que se iba cerrando, sobre una superficie de baja adherencia, para a continuación realizar una chicane (zig-zag), dar media vuelta y afrontar el recorrido en sentido contrario. Para su realización se contaba también con una variada gama de vehículos y diferentes sistemas de tracción: un MINI One D Countryman (tracción delantera) con 90 CV de potencia, una velocidad máxima de 170 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h de 12,9 segundos; además de un BMW 118d (propulsión) con una potencia máxima de 143 CV y un par de 320 Nm para lograr una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos y una velocidad máxima de 212 km/h. Por último también se contaba con un BMW X1 xDrive 20d (tracción total) que ofrecía una potencia máxima de 184 CV y un par motor de 380 Nm para alcanzar una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos y lograr una velocidad máxima de 205 km/h.

Concluía esta apasionante jornada en las instalaciones del Circuito del Jarama con una amplia sonrisa en nuestras caras, deseosos de ir a comer para comentar las incidencias del día con nuestros compañeros, entre otras cosas porque los estómagos de los presentes “rugían” más que alguno de los V8 de los probados, pero esa ya es otra historia…

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